miércoles, 11 de septiembre de 2013

¿El tamaño de la vagina también importa?

Si las medidas son algo a tener en cuenta en los genitales masculinos, también los femeninos deben cubrir ciertos estándares para asegurar el sexo placentero.

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Más que la longitud, lo importante en el órgano genital femenino es su firmeza.
Foto: Everett Collection
Ser la estrella, el rey de la noche, tiene también sus inconvenientes, y cuando la calidad del sexo se relaciona con las medidas, el pene carga siempre con toda la responsabilidad, al ser considerado el instrumento proporcionador de placer por excelencia. Su homólogo femenino, la vagina, mucho más modesto, ha quedado siempre en la sombra, como un mero receptáculo o garaje donde aparcar el jaguar, y ya sabemos que a los garajes no se les exige demasiado. Sin embargo, las condiciones de esa parte de la anatomía de la mujer son bastante determinantes a la hora de tener unas relaciones sexuales satisfactorias, tanto para él como para ella.

En la India no desconocen este dato y el pasado año saltó a la luz la polémica en torno a un anuncio que publicitaba una crema milagrosa, 18 Again, que prometía rejuvenecer la vagina y volver a sentir como la primera vez. Al ritmo y estilo de Bollywood y con la banda sonora del tema de Madonna, Like a Virgin, una pareja expresaba su contento tras haber probado el producto, mientras una abuelita se las prometía muy felices mientras compraban, vía online, la crema que cambiaría su vida. Annie Raja, de la Federación Nacional de Mujeres de la India, declaró a la BBC que el anuncio reafirmaban la visión patriarcal de que la mujer debe llegar virgen al matrimonio; mientras los fabricantes del producto se defendían diciendo que su formula daría más poder a la mujer en el terreno sexual y además le ayudaría a evitar infecciones.

Si en torno al pene hay multitud de leyendas y falsos mitos, la vagina no se queda atrás, ya que el estar escondida, fuera del alcance de la vista, fomenta todavía más las fantasías animadas de ayer y hoy. Una de esas falsas ideas es que su tamaño varia tanto como el del pene y que las hay grandes y pequeñas. Sin embargo no es así, y sus medidas son bastante estándar. Los barómetros que todavía se utilizan hoy son los de los famosos estudios llevados a cabo en los años 60 por Masters y Johnson, que midieron 100 vaginas de mujeres que nunca habían estado embarazadas. El tamaño medio oscilaba entre 6 y 8 centímetros sin excitación, mientras que en las de las que habían sido estimuladas sexualmente, las medidas aumentaba de 10 a 11,5 centímetros, porque la vagina, como el pene, se crecen cuando la situación así lo requiere.

Los profesionales y entendidos en la materia gustan de describir este órgano sexual femenino como un espacio virtual que puede dilatarse y encogerse a voluntad para abrazar al pene, lo que explica que la longitud de éste último no sea –excepto en casos muy extremos– tan determinante como se cree para disfrutar del sexo, ya que la vagina tiene la “amabilidad” de adaptarse a las necesidades de sus huéspedes. La ginecóloga Paloma Andrés, con consulta en Madrid, señala como la creencia de los diversos tamaños es totalmente errónea. “Algunas mujeres vienen a la consulta porque experimentan dolor durante el coito y piensan que tal vez el problema es que deberían tenerla más grande. Lo más habitual es que se trate de una mala o insuficiente estimulación sexual o incluso problemas de vaginismo –los músculos de la vagina se cierran involuntariamente impidiendo o haciendo dolorosa la penetración-. Existe también la posibilidad de que haya un tabique, una membrana que impide la elasticidad, pero esto no es muy frecuente y obedece a malformaciones congénitas”.

Más que la longitud, lo importante en el órgano genital femenino es su firmeza y que los músculos estén suficientemente tonificados, ya que así la pared vaginal estimulará más al pene y, al mismo tiempo, la mujer sentirá más la penetración. Una vagina distendida es uno de los mayores enemigos del buen sexo, pero contrariamente a lo que se piensa, esta excesiva relajación no proviene de haber tenido el garaje al completo, con coches entrando y saliendo. De hecho, como comenta Paloma Andrés, “mantener relaciones sexuales satisfactorias es una de las mejores maneras de conservar a tono el área, –las contracciones del orgasmo son un entrenamiento excelente– junto con los ejercicios que trabajan el suelo pélvico, los que popularmente se conocen como de Kegel”.

La elasticidad es una de las grandes características del área que nos ocupa, si pensamos que este órgano puede albergar tanto un tampón como servir de pasillo por el que salga un bebé. “Es un tejido muy agradecido y que se recupera con bastante facilidad”, apunta esta ginecóloga, “sin embargo los partos difíciles o algunas episiotomías –cuando se abre el canal vaginal con una incisión para facilitar el parto– pueden dañarlo, por lo que hará falta la fisioterapia del suelo pélvico”.

Las mujeres europeas tienen la sana costumbre de cuidar su suelo pélvico y revisarlo de vez en cuando, especialmente tras dar a luz o cuando les llega la menopausia, pues la edad hace que la fuerza de gravedad sea cada día más evidente y palpable y que los tejidos, incluidos los del área genital, vayan adelgazando y perdiendo firmeza. Pero también hay otro tipo de clientas: las que nunca han experimentado orgasmos, quieren controlarlos mejor, o las que se inician en la vida sexual, ya que el placer se ejercita con la practica y la fisioterapia del suelo pélvico puede hacer que este proceso de descubrimiento del propio cuerpo y las sensaciones sea mucho más corto.

Según Antonio Meldaña, especialista en fisioterapia uroginecológica –el término preciso para denominar esta especialidad– y con consulta en el Servicio de Urología del hospital San Rafael, en Madrid, “la fisioterapia del suelo pélvico es la practica que ayuda a tonificar la pared vaginal y para ello hay toda una serie de técnicas que incluyen ejercicios para fortalecer los músculos, fisioterapia, electroestimulación, dilatadores vaginales… Muchas mujeres no son ni siquiera conscientes de esta parte de su cuerpo, otras la saben contraer –como cuando cortamos la salida de orina cuando estamos meando, lo que no es aconsejable porque puede producir infecciones urinarias– pero no pueden mantener la contracción mucho tiempo, lo que nos dice que los músculos no están muy tonificados”. Otra herramienta muy popular para trabajar esta parte de la anatomía femenina son las famosas bolas chinas, pero con matices, como explica Meldaña,“tienen sus indicaciones y no son para todo el mundo. Muchas mujeres se las ponen mal o a menudo simplemente no son el tratamiento adecuado y luego las destierran porque les resultan ineficaces. Siempre es mejor consultar antes a un experto”.

La mala conservación de estos músculos no siempre obedece a los partos o la edad. “Tenemos casos de mujeres relativamente jóvenes que no han tenido muchas relaciones sexuales y que llevan una vida sedentaria. Es otro grupo de riesgo que puede necesitar de este tipo de rehabilitación”, comenta Meldaña, que ha tenido clientas de 81 años, “siempre hay una cierta capacidad de recuperación, incluso cuando la paciente es bastante mayor, aunque no todos los casos se recuperan con fisioterapia, a veces es necesario recurrir a la cirugía”.

Javier del Pozo, ginecólogo y cirujano ginecológico y de suelo pélvico, del Centro Teknon, en Barcelona, es experto en vaginoplastia o cirugía de rejuvenecimiento vaginal, la última opción para las mujeres a las que la fisioterapia no les ha funcionado. “La operación consiste en abrir la vagina posterior y reducir los músculos elevadores y transversales del perineo y las fascias”, comenta del Pozo, “en una palabra rejuvenecerla. Nuestras clientas suelen ser mujeres de 45 a 50 años que han tenido varios partos tras los cuales su vagina ha quedado ampliada y sin tono, no han obtenido la respuesta deseada con la fisioterapia y además son mujeres con una buena respuesta orgásmica, personas que disfrutan del sexo y que no quieren renunciar a él. Antiguamente cuando la mujer llegaba a esta edad y se encontraba con este problema se resignaba a que su vida sexual estaba llegando ya al ocaso, ahora las mujeres no se conforman y buscan una solución. Es más, la mayoría aprovecha para hacerse, al mismo tiempo, una reconstrucción estética de su pubis, cortar los labios menores si sobresalen y dejarlo como el de una mujer 20 años más joven”.Culo

Unos músculos pélvicos en condiciones favorecen también la lubricación genital, otro de los problemas a los que enfrentarse con el paso del tiempo. Por una vez, y sin que sirva de precedente, la naturaleza ha sido más benefactora con el género femenino y el proceso de envejecimiento, a nivel sexual, es más sostenible que en el hombre. Ellos tiene que mantener erguido su estandarte, nosotras tan solo debemos ejercitar nuestros músculos y mantener limpio el garaje. En el peor de los casos, solo necesitaremos un buen lubricante.

¿DONDE TE GUSTA MAS?

Un nuevo estudio identifica el grado de erotismo de distintas partes del cuerpo

Orejas y manos son más erógenas en hombres que en mujeres.
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The Guardian. Especial -.

¿Por qué una caricia en el cuello resulta sexy y en la nariz no provoca nada? ¿Y por qué los hombres parecen tener menos zonas erógenas que las mujeres? El cerebro, y la forma en que allí se organizan las zonas erógenas, intrigan a los científicos desde hace décadas. Ahora, un nuevo estudio evaluó el grado de erotismo de distintas áreas del cuerpo. Para hacerlo, se les pidió a hombres y mujeres que clasificaran zonas del cuerpo en términos de placer y algunos de los resultados sorprendieron a los neurocientíficos.
La investigación, un proyecto conjunto entre dos universidades británicas y una de Sudáfrica, está catalogado como el “primer estudio sistemático sobre la magnitud de las sensaciones eróticas provenientes de distintas partes del cuerpo”. La mayor sorpresa fue probablemente que las 800 personas que participaron del estudio no consideraron sexualmente atractivos a sus pies. Tres cuartas partes les pusieron la calificación cero, la más baja –junto con las rodillas– algo que podría decepcionar a quienes invirtieron e invierten tiempo y energía en desarrollar técnicas para masajear los pies y succionar los dedos.
El hecho de que las personas posicionaran tan bajo a los pies parece echar completamente por tierra las explicaciones anteriores sobre la distribución de las zonas erógenas. En ellas se sugería que los receptores de nuestro cerebro que se ocupan de los pies estaban justo al lado de los receptores a cargo de los genitales.
Otra sorpresa fue la constancia de las respuestas. “Muchos suponen que los cuerpos de las mujeres están repletos de zonas erógenas y que los hombres tienen solamente una, la obvia”, dijo el profesor Oliver Turnbull de la Facultad de Psicología de la Universidad de Bangor, que encabezó el estudio y trabajó junto con científicos de la Universidad de Witwatersrand en Johannesburgo.
“Pero claramente no es así”, dijo Turnbull. “Es parejo, con apenas una modesta ventaja quizá para las mujeres –pero ciertamente no en la medida en que han llegado a exagerarse las diferencias entre los sexos”. Los científicos también se sorprendieron al ver que hubo un “nivel notable de correlación” entre las calificaciones de todas las personas que respondieron, sin importar edad, género, orientación sexual o nacionalidad. Hombres y mujeres enumeraron las 41 partes del cuerpo que se les pidió que calificaran en un orden notablemente similar.
Las partes obvias de los genitales ocuparon el primer puesto en la clasificación, al igual que los labios, las orejas y la parte interior de los muslos, seguidos de cerca por los omóplatos.
Hubo algunas diferencias importantes entre los sexos: la parte posterior de la pierna prácticamente no fue reconocida por las mujeres, por ejemplo, mientras que los hombres la consideraron tan importante como sus orejas. Las manos también fueron más eróticas para los hombres que para las mujeres.
“A partir de esto, hemos descubierto que todos compartimos las mismas zonas erógenas, ya se trate de una mujer blanca de cuarenta años sentada en una oficina de Londres como de un hombre gay que vive en una aldea de Africa. Es algo que tenemos incorporado, que no se basa en la experiencia cultural o de vida”, dijo Turnbull.
Traducción: Cristina Sardoy

JAMAS ME OCUPE DE MIS HIJOS...

Los hombres con testículos pequeños cuidan más a sus hijos

Los volúmenes testiculares más pequeños están relacionados con más actividad del cerebro relacionada con la crianza

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Los hombres con testículos pequeños cuidan más a sus hijos
Un padre y su hijo pasean por un playa en Australia.

 


 

Washington. (EFE).- Los hombres con testículos más pequeños son más propensos a involucrarse en el cuidado cotidiano de sus hijos, según un estudio de la Universidad Emory que publica hoy Proceedings of the National Academy of Sciences.
Los volúmenes testiculares más pequeños también están relacionados con más actividad del cerebro relacionada con la crianza en los padres cuando ven fotos de sus propios hijos, añadió el estudio.
"Nuestros datos indican que la biología del humano masculino refleja una transacción entre lo que es más importante para el apareamiento y lo que inclina más hacia la crianza", señaló el antropólogo de Emory, James Rilling, quien condujo la investigación.
El estudio se propuso determinar por qué algunos padres invierten más tiempo, esfuerzo y atención que otros en la crianza de los hijos.
"Es una cuestión importante porque otros estudios han demostrado que los niños y niñas cuyos padres están más involucrados en la crianza tienen mejor desempeño social, psicológico y educativo", agregó Rilling.
La teoría evolucionista de la vida sostiene que la evolución mejora la asignación de los recursos, ya sea al apareamiento o a la crianza de manera que la aptitud alcance valores máximos.
Si bien puede haber factores sociales, económicos y culturales que afectan el grado de atención de los padres dan a la crianza, los investigadores buscaron factores biológicos.
Se sabe que los niveles más bajos de testosterona están correlacionados con una mayor participación en la crianza, y que los niveles más altos de esa hormona pronostican más divorcio y poligamia.
Además de la producción de testosterona, los testículos producen esperma y el tamaño de los testículos está más vinculado con la cantidad y calidad del esperma que con los niveles de la hormona.
Los investigadores entrevistaron a setenta hombres que eran padres biológicos de hijos o hijas con edades entre uno y dos años, y que vivían con la criatura y su madre biológica.
Los científicos entrevistaron por separado a las madres y a los padres para determinar el grado de participación del hombre en el cuidado de los hijos en tareas como el cambio de pañales, la alimentación, el baño, o el quedarse en casa para cuidarlos cuando están enfermos.
A los hombres se les midió su nivel de testosterona, y mediante una imagen funcional por resonancia magnética (MRI) se les midió la actividad cerebral cuando observaban fotos de sus hijos con expresiones de alegría, tristeza y neutrales.
Mediante MRI estructural se midió el volumen de los testículos de los participantes.
Las conclusiones mostraron que tanto los niveles de testosterona como el tamaño de los testículos están inversamente relacionados con el grado de cuidado paternal directo del cual habían dado cuenta los hombres y las mujeres en las entrevistas.
El artículo señala que, si bien los niveles de testosterona pueden estar más relacionados con la competencia entre los machos previa a la copulación, el volumen testicular puede reflejar una inversión de apareamiento postcopulatoria.
Asimismo, los autores señalaron que en los últimos cincuenta años el número de mujeres que crían a sus hijos por su cuenta ha crecido sustancialmente en Estados Unidos y que, aunque hay muchos más hogares sin padre presente, en aquellos en los cuales el padre está presente éste tiende a estar mucho más involucrado en la crianza que los padres del pasado.

PONETE ENCIMA,FLAQUITA...

Elogio de la mujer arriba

Por: .

Ella-arriba es la postura de Kali. En Kali se concentra la energía del dios masculino Shivá. En el hinduismo, Kali destruye la maldad y los demonios del mundo (y en el sexo, acaba con los misioneros de aburridas costumbres).
Kali es la benévola diosa madre que, en el Tantra, da nombre a la asana (postura) que las mujeres mayoritariamente elegimos en la cama: nosotras, encima de ellos. O eso dicen las encuestas.
Ilustracion del Kamasutra
Ella arriba. Ilustración del Kama Sutra. 
El Oriente milenario se ocupa de nuestro placer, ilustra nuestros deseos y los perfuma con olores exóticos, como el de la flor dulce del loto o la canela y las cortezas de abeto maceradas en filamentos de loto, pétalos de la flor de tamarindo o en hojas de jazmín. El Kama Sutra y el Ananga Ranga, otro manual sexual hindú escrito entre los siglos XV y XVI (más de diez siglos después que su antecesor), tienen recetas para el amor y clasifican todas las maneras de abordar el erotismo y los asuntos asociados: estrechar el yoni (la vagina), estimular el lingam (el pene), depilar el vello, normalizar el flujo menstrual, acelerar el orgasmo o retrasar la eyaculación.
A mí me ha resultado fascinante leer el Ananga Ranga, así es que lo recomiendo fervientemente. Las 32 posturas o asanas sexuales que enumera y describe en detalle el Ananga Ranga permiten al hombre, a decir de su autor, vivir y gozar con una sola mujer como si fueran 32. Pero va más allá: Kalyana Malla -el autor- nos da la razón a las damas contemporáneas cuando nos quejamos del excesivo (y aplastante) misionerismo del hombre arriba: "Esta forma de hacer el amor no favorece el orgasmo femenino, pues ella queda atrapada, sin posibilidad de movimiento. Y en ocasiones incómoda y hasta asfixiada".
En otro pasaje explica algo tan simple como pocas veces repetido: "las piernas (de ella) bien manejadas pueden ser las llaves del coito". Claro, porque usar bien nuestras piernas, incluso manteniendo la penetración, moverlas a ambas a un lado del cuerpo, volver a separarlas y llevarlas juntas al otro puede ser una fuente de placer infinito para nosotras (y para ellos).
Contagiosa y estimulante es la prosa del Ananga Ranga, un libro escrito más o menos en la misma época en que Colón llegaba a América como avanzadilla de las cruces de la evangelización que se trasladaron a las "Indias".
ElanillodeKali
El Tantra y Kali en piedra, vía kalirising.org.
Quiero transcribir, a continuación, la sección dedicada a la postura Purushayita-bandha ("ella arriba").
"Esta posición es contraria a aquella que los hombres practican habitualmente. El hombre se recuesta sobre su espalda, coloca a su mujer encima y así la goza. Resulta especialmente útil cuando él está cansado y no es capaz de esfuerzo muscular, mientras que ella no se ha satisfecho y está todavía llena de ansias de amor. La mujer lleva a su hombre a la posición boca arriba sobre el lecho, se monta sobre él y satisface sus deseos. De esta clase de unión surgen otras tres subdivisiones:
"Viparita-bandha. 'Brazo opuesto'. la mujer se recuesta sobre el hombre, que permanece totalmente extendido y relajado. El contacto es total: los pechos femeninos cumplen un papel inicial de excitación, preparando el momento en que ella tome la linga y la lleve a su yoni. Al mismo tiempo, él acaricia el cabello femenino, la abraza y besa su boca. En el Ananga Ranga se recomienda: la mujer debe recordar que el placer de la relación siempre puede mejorar sin que eso implique ningún esfuerzo especial. Por ello, debe cerrar su yoni para apresar la linga, asegurarla dentro de sí y manejarla a voluntad, sin impedir sus movimientos. Para ayudar a estos movimientos, abre o cierra la gruta del paraíso a voluntad; al tiempo que maneja la mano como la pastora que ordeña la vaca. Esto se aprende con mucha práctica y, sobre todo, concentrándose en las zonas que se verán más beneficiadas, de una forma similar a como los hombres se esmeran en mejorar sus otros sentidos.
"Puruchavita-bhamara-bandha. La 'posición de la gran abeja': la mujer se sienta en cuclillas sobre el hombre, cierra los muslos con firmeza y, en el momento que se introduce la linga, empieza a controlar todas las acciones. Mueve sus caderas circularmente hasta obtener la mayor satisfacción. El hombre no debe mostrarse pasivo, ya que tiene a su disposición los senos, que puede tocar, besar, morder o succionar. También se halla a su alcance la boca, la cual toma con sus labios a la vez que se sujeta los brazos u hombros femeninos. Esta posición posibilita que ambos conserven una gran amplitud de movimientos, que no deben desaprovechar. La mujer puede controlar la velocidad, ángulo y cantidad de movimientos de su pelvis.
"Uthita-uttana-bandha. La 'posición elevada': la mujer, insatisfecha por la unión sexual anterior, pone a su hombre de espaldas y se sienta con las piernas cruzadas sobre sus muslos, aprisiona su linga, la conduce a la inserción y comienza a moverse de arriba hacia abajo y de atrás hacia adelante. Al igual que el Kama Sutra, el Ananga Ranga aconseja estas posiciones donde la mujer aparece como la 'dominadora'; esta es una de las maneras de reactivar la sexualidad del hombre que ya ha liberado el néctar de su linga una o dos veces. Esa es la razón para que ella se siente con las piernas entrecruzadas sobre los muslos del amado, tome con una mano la linga y la lleva a su yoni. Comienza a moverse nuevamente de arriba aabajo, con la intención de que recupere la erección.
"Relajado (él). La primera fase de estas posiciones le permite al hombre mantenerse bien relajado, deja que sea ella quien lleve la iniciativa hasta que sea el momento de manejar la linga y llevarla a su destino. Todo está permitido (ella). Si lo desea, ella puede intentar acariciar su clítoris, aun cuando esté realizando un coito muy apretado. Nada está prohibido, lo que se busca es excitar todavía más al amante".

En 'La novena puerta' de Roman Polanski. ¡Cómo disfruta Johnny Depp de la 'postura de Kali'!
El Ananga Ranga da más tips para seguir abriendo o cerrando "la gruta del paraíso" y, de paso, comenta a la mujer que practique el Purushayita que "su hombre la valora entonces por encima del resto de las mujeres, y no la cambia por la más bella rani (reina) de los tres mundos. La mujer que aprieta tiene la virtud de ser agradable y placentera."
Los expertos en sexo tántrico refuerzan la idea, diciendo que cuando una mujer logra llegar al orgasmo en la postura de Kali y que el hombre llegue al orgasmo, también, "habrá dejado atrás muchos bloqueos o karmas".
Tengo un amigo que asegura que se ha cansado del sexo. Sí, es probable que el sexo bonobo nos aburra... y quizá no hay nada nuevo y sí algo milenario por donde comenzar a innovar.
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