martes, 12 de abril de 2011

¿SON VULVAS O ALMEJAS ?

REPORTAJE | AUMENTAN LAS CIRUGÍAS DE REJUVENECIMIENTO GENITAL EN MUJERES, UNA PRÁCTICA PROCEDENTE DE EE UU Y BRASIL

Una nueva preocupación, la estética genital

‘Vagina’, ’vulva’, ‘concha’, ‘almeja’, ‘coño’. Muchos nombres para una sola realidad si no innombrable, sí bastante desconocida. La presión de la eterna juventud llega a la zona más oculta del cuerpo de las mujeres.

Adelina P. Cañedo .

La noticia aparecía en la versión digital de un diario nacional: 400 mujeres de entre 18 y 76 años se habían ‘abierto de piernas’ para que un artista inglés, Jaime McCartney, realizara moldes de su anatomía genital. Un total de 400 vulvas, una tras otra, que se expondrán a los ojos del público de Brighton, en paneles de 40 imágenes, a partir de mayo, y de la que los berlineses ya han podido ver un avance. The great wall of vagina (el propio autor reconoce que el nombre correcto sería vulva) quiere ser, además de una exposición chocante, una reflexión sobre la relación de las mujeres con su anatomía.

La apariencia de sus genitales provoca ansiedad en muchas mujeres. Mi impresión es que la sociedad ha creado para ellas un nuevo motivo de preocupación. Como artista, estaba en una posición única para hacer algo al respecto”, comenta el escultor en su página web, donde, por cierto, también está a la venta un kit para hacer tu propio molde ‘vulvil’.

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Operaciones ’estrella’.
’The great wall of vagina’. La obra de Jaime McCartney expone 400 moldes de la natomía genital de las mujeres; 400 vulvas.

Tras la idea está la alarma por las informaciones sobre el aumento de lo que en español se conoce como cirugía íntima o genital, una práctica que viene de Estados Unidos y Brasil y sobre la que es difícil tener datos exactos. El presidente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE), Jaume Masia, reconoce que en los últimos dos años su demanda ha supuesto “un aumento importante”, aunque sigue siendo minoritaria y “supone tan sólo entre un 5 y un 8% de todas las intervenciones realizadas”. Teniendo en cuenta que en 2009 se realizaron en España 105.000 operaciones estéticas, entre 5.250 y 8.400 mujeres se sometieron a una intervención de este tipo en la sanidad privada, lo que en principio descarta una patología grave.

Juventud vs seguridad

“Existe una preocupación creciente por este tema y cada vez más mujeres demandan estas operaciones”, asegura L. G., una joven ginecóloga que trabaja desde hace siete años en la seguridad social canaria. Hay dos tipos de pacientes para estas intervenciones, comenta Masia: “la chica joven, con una asimetría o molestia manifiesta y la mujer de entre 50 y 55 años, preocupada por los cambios debidos a la edad y los embarazos y que desea un aspecto más joven que le permita disfrutar de su sexualidad durante más tiempo”.

En la web de Clínica Mediterránea de Barcelona puede encontrarse información sobre todos los procedimientos de la cirugía íntima. Aunque la descripción de las operaciones, muy completa, trata de ser estrictamente profesional, el campo semántico de la juventud aparece hasta seis veces al explicar las intervenciones femeninas, y sólo una vez en las masculinas, en las que se hace referencia a la confianza y la autoestima. Seguridad para ellos y juventud para ellas. ¿La tiranía del ‘eternamente joven’ llevada hasta sus últimos extremos?

Las cirugías estrella son el estrechamiento vaginal y el rejuvenecimiento. Muchas mujeres demandan un aspecto al estilo de una veinteañera o adolescente: labios mayores simétricos, labios menores por dentro y clítoris escondido; olvidando quizá que los cambios por la edad son normales en esta zona al igual que en el resto del cuerpo, y desconociendo el hecho de que, en la mayoría de las mujeres, los labios internos sobresalen de los externos. Es decir, que lo que se conoce como hipertrofia de los labios menores, algo que ha provocado sustos en más de una al escuchárselo al médico, es habitual y sólo debería tratarse en el caso de que cause molestias.

Y, sin embargo, algunas mujeres insisten en recortarse los labios o disminuir el tamaño del clítoris para encajar en un molde que los propios cirujanos rechazan. “No existe una normalidad, al igual que no la hay en ninguna parte del cuerpo”, asegura Masia de forma tajante. “No existe la vulva normal al igual que no existe la nariz o las orejas normales, aunque algunas puedan llamar más la atención”, corrobora L.G., la ginecóloga canaria.

Pero, ¿cuántas oportunidades tienen las mujeres de ver otras vulvas de modo detallado? No muchas, la verdad. La sexualidad femenina ha sido siempre algo privado, de lo que no se habla y que mucho menos se enseña o se compara. La periodista Sylvia de Béjar llega a sugerir en uno de sus libros que, alrededor de los 12 años, se debería regalar a las niñas un ‘kit de exploradora’, con espejo y linterna, para descubrir su propia anatomía y, a ser posible, la de alguna amiga, ya que es más fácil examinar los genitales ajenos que los propios.

Así las cosas, no es de extrañar que la única referencia que tengan muchas mujeres sea el porno, un mercado en el que suponen ya una de cada tres visitantes a páginas de contenido erótico, aunque el 70% de ellas lo oculte, y que en su mayor parte muestra mujeres jóvenes, con labios menores escondidos. Como comenta una de las voluntarias de la escultura a la que hacíamos referencia al inicio, “sólo tras ver mi molde junto al de las otras mujeres, caí en la cuenta de que no hay ‘normal’”.

¿QUE IBA A HACER YO?

¿Por qué los mayores no pueden hacer dos cosas a la vez?

Abren el frigorífico y olvidan qué estaban buscando. La capacidad del cerebro para ignorar las distracciones disminuye con la edad y esto influye en la memoria a corto plazo


Pongamos el caso de un universitario que repasa sus apuntes, mira su programa favorito de televisión y envía varios mensajes de móvil, todo al mismo tiempo. Un adulto, ya maduro, que contempla la escena, no duda en reprender al joven por no prestar la debida atención a sus estudios, a lo que el aludido responderá que es perfectamente capaz de hacer varias cosas a la vez sin perder comba. Al mayor, que acaba de olvidar porqué ha dejado la lectura del periódico para ir a la cocina, le parece imposible. Probablemente, los dos tienen razón.

Los mayores que peinan canas, especialmente aquellos que ya han entrado en la edad de jubilarse, tienen más dificultades que los jóvenes para realizar múltiples tareas a la vez, una habilidad que, sin embargo, parece cada vez más necesaria en una época en la que todo ocurre tan rápido y se imponen las nuevas tecnologías. Un grupo de científicos de la Universidad de California en San Francisco (EE.UU.) ha identificado la razón de esta diferencia entre generaciones. La capacidad del cerebro para ignorar las distracciones o la información irrelevante disminuye con la edad y esto influye en la memoria a corto plazo. La investigación aparece publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

Realizar varias tareas a la vez requiere una memoria a corto plazo, la capacidad de conservar y manipular la información en la mente durante un período de tiempo. Esta memoria activa es la base de todas las operaciones mentales, desde el aprendizaje del número de teléfono de un amigo para guardarlo después en la memoria del móvil o el seguimiento del hilo de una conversación hasta la realización de tareas complejas como el razonamiento, la comprensión y el aprendizaje.

«Nuestros trabajos sugieren que el impacto negativo de la multitarea en la memoria a corto plazo no es necesariamente un problema de memoria en sí, sino el resultado de una interacción entre la atención y la memoria», explica el autor principal del estudio, Adam Gazzaley. Los investigadores saben que la multitarea repercute negativamente en la memoria de trabajo o a corto plazo, tanto en adultos jóvenes como en los mayores. Sin embargo, las anécdotas de los segundos -como el olvidar qué se quería coger de la nevera después de levantarse de la cama- indican que el impacto es mayor entre los que tienen más años.

Un rostro inesperado

En su estudio, los científicos compararon la memoria a corto plazo de jóvenes sanos de ambos sexo con una edad media de 24,5 años con la de mayores de unos 69,1 años de media, en una prueba de memoria visual que implicaba múltiples tareas. A los voluntarios se les pidió ver una escena que debían mantener en la mente durante unos 14 segundos. Pero mientras la recordaban se produjo una interrupción y apareció la imagen de un rostro. A los participantes se les pidió entonces determinar su sexo y edad. Luego, se les pidió recordar la escena original.

Como era de esperar, los mayores tuvieron menos éxito en el reconocimiento de esa escena. El análisis de las imágenes de resonancia magnética obtenidas determinaron por qué. Los autores se basan en los patrones de conectividad en dos áreas del cerebro de los participantes, la corteza visual y la corteza prefrontal, para sugerir que los mayores tienen menos éxito en la realización de múltiples tareas. Son menos capaces de desconectar de la tarea intermedia y reactivar la red neural subyacente a la tarea original.

Según los investigadores, los descubrimientos poseen importantes implicaciones en el estudio de los efectos de la edad sobre el rendimiento cognitivo, en particular a medida que las personas tienden a mantenerse durante más tiempo en activo en el ámbito laboral. Además, la tecnología moderna crea cada vez más ambientes de alta interferencia, en los que contestar el móvil varias veces o responder a un puñado de correos electrónicos mientras se trabaja es, nos guste o no, lo más normal del mundo.