jueves, 14 de enero de 2016


Conversaciones con el clítoris

Cuándo, cómo, a qué ritmo, a qué temperatura. Todos estos temas y más en un diálogo profundísimo con el único órgano de la naturaleza humana destinado exclusivamente al placer. 




Parece realmente una ironía, pero todas deberíamos tener una conversación íntima con nuestro clítoris. No solo porque particularmente cada mujer tiene sensibilidad en diferentes lugares, sino porque todas necesitamos, a la hora de ir a la cama, el conocimiento para dirigir a nuestro compañero.

Disociadas
Muchas mujeres se disocian de su genitalidad y creen que no importa la experiencia de la caricia o de la estimulación. Falsamente deducen que la vibración puede causarles daño o utilizar un juguete es pecaminoso y sucio. Pero el juego erótico es fundamental para entender por dónde es que esas zonas son las más sensibles o vulnerables a la excitación.


Otras mujeres, sienten que la penetración es la única forma de tener buen  sexo y olvidan las artes mágicas del sexo oral que, bien realizado, suele ser una de las formas de disfrute más estimulantes.
Imaginar de qué manera podemos sentir, participando con nuestros genitales y aprendiendo a integrarlos sin vergüenza, es la meta. Tocarnos despacito, conocernos, mirarnos, es poder reconocer cada punto placentero que nos provoque una sensación diferente para preparar todo el cuerpo para la culminación sexual satisfactoria, la llegada al espléndido orgasmo.


Frustraciones afuera de la cama
Claro que tenés razón, que las mujeres pueden tener múltiples orgasmos conectándose como corresponde con su clítoris, utilizando la imaginación y la fantasía ampliamente sin pudores. Así, se empiezan a evitar los pensamientos que perjudican y ponen distancia entre lo sensorial y el estímulo. Realizado ese juego en el contexto apropiado, relajada y buscando todo lo que te lleve a un punto de entrega de tu cuerpo, te preparás para una carrera en logros y objetivos de mayor a menor intensidad. 
A veces sucede que ciertos pensamientos distraen para evitar la situación de clímax (y muchas mujeres lo hacen de alguna manera para herir inconscientemente el ego masculino). Si el varón se siente frustrado, impotente y poco viril como para satisfacer a su compañera, en estos casos es muy factible que el vínculo este deteriorado en otras áreas y esto se manifieste en la sexual también. La única salida es la terapia de pareja.


Ritmos
Las mujeres estamos preparada físicamente para volver a empezar inmediatamente. No necesitamos descansar, ni tampoco un tiempo refractario como los varones, para reponer energía y volver a tener una erección posterior a la eyaculación. Esta es una gran ventaja que tenemos las mujeres y que (en algunos casos) no sabemos aprovechar. Hay que dejarlo en claro: podemos tener tantas satisfacciones como ganas y deseos tengamos aun cuando no quedemos totalmente satisfechas en el primer intento o nuestro compañero se anticipe (lo que sucede muchas veces).

Primero, a solas
Esa conversación intima con nuestro clítoris, implica que nos conectemos a solas con nuestro cuerpo. Podemos reconocer con un espejo cómo está formado, tocar las zonas de los labios internos, labio mayor, monte de venus… e ir experimentando las diversas sensaciones bañándonos, duchándonos, o en la cama, concentradas en esa experiencia. Toda inclusión de objetos ya sea juguetes, vibradores, alimentos, cremas, sedas, y todo aquello que permita ir preparándose para el juego en pareja, vale. 

En este diálogo es fundamental incluir también la imaginación: poder construir situaciones ideales, disfraces, personajes. Imaginar maneras de acariciarse, roces, y también (porqué no) imaginar sonidos que acompañen cada mecánica y que comprometa al cuerpo entero en lo que respecta a los cinco sentidos.

Esta propuesta es sumamente efectiva para las mujeres anorgásmicas que no encuentran la manera de sentir, y que llegan difícilmente o siempre con otras alternativas. 

Formas de llegar
Algunas comentan que la única forma es con la ducha del vidette. A la alegría orgásmica le sigue una intensa angustia (si es que no pueden hacerlo con su pareja de una manera satisfactoria). Provocan, también, una carga de responsabilidad al varón que lo hace sentir poco deseado o atractivo.
Lamentablemente, las parejas adultas no hablan con sus hijas de lo importante que es disfrutar el orgasmo. El temor real aparece frente a la dificultad para tocar un tema que genera una gran dificultad con la propia sexualidad. Desconocen cómo hacerlo, no tienen las herramientas y esto sigue fabricando mujeres anorgásmicas que creen que una pastillasolucionará esa dificultad. O piensan que un cambio de pareja lo resolverá y van de una a otra relación con la misma experiencia a cuestas. Falta de educación sexual: primer causal del problema.
Pero como me decía una paciente. "Hablando con tu vulva, la convencés de que puede hacerlo, de que camine tranquila y logrará el premio", resulta simpático así dicho. Y no solo hablando sino tocando, mirando, oliendo, descubriendo, nos conocemos más a nosotras mismas y aumentamos el placer. 

Por la Lic. Sandra Lustgarten, psicóloga y sexóloga
Twitter: @sandralust

PARECE QUE LOS HUMANOS SOMO CADA VEZ MAS ANIMALES


Los chimpancés confían en sus amigos

La amistad se consolida por medio de la confianza como en las relaciones humanas

Dos de los chimpancés amigos del estudio.
Dos de los chimpancés amigos del estudio. / ESTHER HERRMANN
Nikita y Jayson son dos chimpancés que llevan más de 20 años juntos en el zoo de Lucknow (India). Los dueños del lugar pretendían separarlos enviando a Nikita a otro zoológico. Pero la presión social, que argumentaba que romper un apego de esa forma podría ser letal para ellos, evitó hace pocos meses ese triste desenlace.

La pregunta que se plantea a continuación es sobre los pilares en los que se instala esa amistad. Unos antropólogos alemanes creen que es la confianza la que da solidez a esas relaciones entre chimpancés. Los investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva han realizado una serie de pruebas con chimpancés en Kenia. Primero, les observaron en libertad varios meses, hasta descubrir cuáles eran las parejas de amigos. Y luego, como si fuera un concurso televisivo, pusieron a prueba esa amistad.Porque la amistad entre chimpancés es algo muy serio y conocido desde hace tiempo. Estudios como los del primatólogo John Mitani nos han ofrecido algunas claves interesantes sobre este aprecio mutuo. Por ejemplo, que los lazos suelen mantenerse unos siete años de media: comen juntos, se acicalan, se protegen. Y que cuanto más equilibrado es el reparto de mimos que se realizan recíprocamente más duradera es la amistad.
Esquema de la prueba realizada durante el estudio.
Esquema de la prueba realizada durante el estudio. / CURRENT BIOLOGY
El test es muy sencillo (ver esquema): los chimpancés, colocados a cada lado de la jaula, tienen la opción de tirar de una cuerda que les acercará un cajón con dos plátanos. Pero también pueden tirar de otra, que llevará un premio mayor (tres plátanos y tres manzanas) al chimpancé opuesto, que a su vez puede devolver el favor al primero. O no. Ahí radica la prueba de confianza: la expectativa de que el otro no se aprovechará después del gesto de generosidad.
Hicieron la prueba múltiples veces con chimpancés amigos y no amigos, y los resultados son concluyentes para el equipo del Max Planck: los amigos confían más entre ellos, porque optaron muchas más veces por la cuerda del premio mayor que cuando se realizaba la prueba entre chimpancés que no habían dado muestras previas de llevarse bien. "Confían en sus congéneres en un contexto en el que los tramposos podrían aprovecharse", resume Jan Engelmann, coautor del estudio, que publica Current Biology.
"Estos hallazgos sugieren que la confianza podría ser la base de gran parte de la conducta cooperativa observada en chimpancés. Y que la confianza dentro de parejas estrechamente unidas no es exclusiva de los seres humanos, sino que más bien son acciones que comparten raíces evolutivas con las relaciones sociales de nuestros parientes primates más cercanos", asegura Engelmann.

"Desde una perspectiva evolutiva, las amistades humanas no representan una anomalía en el reino animal, como es el caso de los chimpancés", explica el antropólogo. Y añade: "Una característica común es la tendencia a confiar selectivamente en amigos incluso en situaciones costosas". Los chimpancés, como los humanos, tienen una naturaleza violenta y también una inclinación a consolidar amistades duraderas.Engelmann, que asegura que se quedaron "muy sorprendidos" con los resultados, considera que la amistad es una estrategia evolutiva de los primates, como la velocidad del guepardo o la capacidad de camuflarse de los camaleones. Fiarse del otro, aunque pudiera aprovecharse, le ha funcionado a chimpancés, bonobos y humanos, ya que a la larga se benefician mutuamente y por regla general la confianza no se quebranta.
Sin embargo, estas amistades (como las humanas) no son esencialmente utilitaristas. Hay un componente emocional que no debe olvidarse, según los antropólogos. "En lugar de basar su decisión de confiar en cálculos estratégicos a corto plazo sobre la reciprocidad, los chimpancés pueden experimentar la confianza en un socio al que se siente estrechamente unido como emocionalmente gratificante. En ese caso, la confianza sirve como mecanismo para mantener y reforzar las relaciones que más valoran", aseguran.
A partir de estas hipótesis, los antropólogos del Max Planck pretenden seguir investigando más a fondo las similitudes entre las amistades de humanos y de chimpancés. "Por ejemplo", adelanta Engelmann, "¿los chimpancés también prefieren ayudar a sus amigos y compartir con ellos?".

TODOS CAGAMOS...

M&D-13-Enero2016