miércoles, 4 de noviembre de 2015

Una nueva herramienta informática predice los efectos adversos de fármacos

 
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El descubrimiento de nuevos fármacos se enfoca cada vez más hacia la predicción de posibles efectos adversos en las fases más iniciales del desarrollo de estos compuestos. / Fotolia
Un nuevo método computacional integrado permite predecir los efectos adversos de fármacos, a menudo letales, de forma mucho más fiable que con los métodos computacionales tradicionales. Esta mejora en la capacidad de anticiparse a los posibles efectos adversos de los fármacos puede salvar en un futuro muchas vidas.
El trabajo ha sido realizado dentro del marco del proyecto europeo eTOX por investigadores del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM), la Universidad Pompeu Fabra y la empresa Chemotargets, y ha sido elegido como portada de la revista Chemical Research in Toxicology.
La mayoría de herramientas informáticas utilizadas hoy para detectar efectos adversos se basan en la detección de fragmentos
La mayoría de herramientas informáticas que se utilizan hoy en día para detectar posibles efectos adversos de compuestos candidatos a nuevos fármacos se basan únicamente en la detección de fragmentos –en la estructura del fármaco– que son potencialmente susceptibles de transformarse para formar metabolitos reactivos que pueden tener propiedades tóxicas.
 Es lo que se conoce como toxicidad idiosincrásica y es complejo para la industria farmacéutica ya que tiende a detectarse en etapas tardías de desarrollo del medicamento o incluso cuando ya está en el mercado, causando su retirada.
Según Jordi Mestres, coordinador del grupo de investigación en Farmacología de Sistemas del Programa de Informática Biomédica (GRIB) del IMIM y la UPF, "con este trabajo hemos contribuido a complementar la detección de estos fragmentos poco estables, con información sobre el mecanismo de acción de los fármacos, basada en tres aspectos: semejanza con otros fármacos, predicción de su perfil farmacológico e interferencia con determinadas rutas biológicas".
"La integración óptima de estos cuatro métodos permite mejorar nuestra capacidad de anticiparnos a estos efectos adversos y, por lo tanto, hacer más fiables las predicciones, lo que supone un impacto muy positivo en la sociedad", explica el investigador. 
Efectos adversos de los medicamentos
En Europa casi 200.000 personas mueren cada año por los efectos adversos de los medicamentos, siete veces más que en accidentes de tráfico. Se estima que el 5% de las hospitalizaciones son debidas a efectos adversos y que son la quinta causa más común de muerte hospitalaria.
En Europa casi 200.000 personas mueren cada año por los efectos adversos de los medicamentos, siete veces más que en accidentes de tráfico
Hay que tener en cuenta además que las personas de edad avanzada suelen tomar más de un fármaco a la vez, lo que multiplica las posibilidades de sufrir efectos adversos, no solo debido a cada uno de los fármacos individualmente sino también debido a las interacciones potenciales entre ellos. En una sociedad cada vez más envejecida, este problema se agrava.
Los costes humanos y económicos de los efectos adversos son muy elevados. Es por ello que el descubrimiento de nuevos fármacos se enfoca cada vez más hacia la predicción de los posibles efectos adversos en las fases más iniciales del desarrollo de estos compuestos.
Para los autores, este trabajo quiere marcar el camino de una nueva generación de herramientas computacionales más fiables en cuanto a la predicción de los efectos adversos de pequeñas moléculas, de modo que se puedan aplicar durante la fase preclínica de optimización del fármaco y pueda llegar con más garantías de seguridad en la fase clínica y en definitiva a un uso más seguro para la población.
Referencia bibliográfica:
Ricard Garcia-Serna, David Vidal, Nikita Remez, and Jordi Mestres. Chemical Research in Toxicoloy 28 (2015) 1875. http://pubs.acs.org/doi/abs/10.1021/acs.chemrestox.5b00260
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Zona geográfica: Cataluña
Fuente: Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM)

NI EL DIESEL,NI LOS FERTILIZANTES NI LA RADIOACTIVIDAD,LOS CHORIZOS

LOS NANOROBOTS POR NUESTRAS VENAS

..Samuel Sánchez
Premio MIT 2014 al 'Innovador menor de 35 años'
Es posible que en algún reducto de la memoria de Samuel Sánchez exista el recuerdo de haber visto en televisión una película dirigida por Richad Fleischer en 1966 titulada “Viaje alucinante”. En ella un grupo de científicos reducían un submarino nuclear a tamaño microscópico para introducirse en el torrente sanguíneo de un ser humano y salvar su vida. O, tal vez, su idea de pequeños seres viajando a través de venas, arterias y músculos provenga de la serie de animación francesa llamada “Érase una vez… la vida” emitida por Televisión Española en el año 1987. Hayan servido (o no) estas ficciones como inspiración para el químico español, lo cierto es que actualmente Sánchez es una referencia mundial en las investigaciones con minúsculos robots que serán utilizados en un futuro cercano para curar enfermedades como el cáncer.
Obviamente los nanorobots diseñados por Sánchez no tienen cabinas de mando repletas de lucecitas ni necesitan tripulantes de tamaño microscópico. Se trata de esferas o cilindros tan pequeños como las bacterias y capaces de autopropulsarse para llegar a las células enfermas y liberar las dosis de medicamento necesarias para curar enfermedades. Aunque en laboratorio ya han conseguido que funcionen, la investigación todavía debe afrontar retos enormes como conseguir un combustible absolutamente inocuo para nuestro organismo.
A pesar de su juventud, Samuel Sánchez está acostumbrado a que sus investigaciones sean centro de atención dentro de la comunidad científica: la MIT Technology Review le nombró innovador menor de 35 del año en 2014 y ha trabajado en algunos de los centros más prestigiosos del mundo como el instituto Max Planck for Intelligent Sistems de Alemania. Sus nanorobots han demostrado ser eficaces en otros campos como la limpieza de aguas contaminadas, pero el objetivo de Sánchez es claro: conseguir introducirlos muy cerca de las células cancerígenas para combatir con una de las enfermedades que más muertes causa anualmente en el mundo. Y se atreve, además, a pronosticar que lo conseguiremos dentro de diez años.