miércoles, 9 de mayo de 2018

ZIZEK ENTRA EN ESCENA PARA TIRAR LOS CORNERS


Slavoj Žižek (Liubliana, 1949)  llegó el lunes al Círculo de Bellas Artes para recibir una medalla de oro de la institución y pronunciar la conferencia Ernst Lubistch: cinismo, humor y compromiso. Lo primero lo hizo, aunque fantaseó con que una camarera de piso se encontrase su medallón dorado tirado en el suelo, pero lo segundo ya fue otro cantar.
"Dije eso en uno de mis libros, no sé cuál, tengo demasiados", espetó en un momento el filósofo esloveno. Eso es precisamente lo que le ocurre con las ideas. Las remueve de un lado para otro, mezcla pornografía con Jacques Lacan, pedofilia con el me too, morbo informativo con Santo Tomás de Aquino. Tiene demasiada información en su cabeza como para limitarse a hablar de la filmografía de un cineasta, aunque ese sea el objeto principal de su charla: el próximo ciclo de películas de Lubistch.
Han pasado diez meses desde su última aparición en Madrid y siete desde que elme too comenzase a remover los cimientos del patriarcado conocido. El feminismo es un tema que le gusta abordar a Žižek y esta ocasión era tan propicia como cualquier otra. Estableciendo un breve nexo de unión con el cine del homenajeado, el pensador aclaró que quería centrarse "en temas actuales, como el dominio particular en la lucha por la emancipación en el feminismo".
Antes de meterse sin protección en terreno pantanoso, Žižek indicó varias veces que él se considera feminista. "Cuando las mujeres se visten de forma provocativa para atraer la mirada masculina, se cosifican a sí mismas para seducir al hombre. No lo hacen ofreciéndose como objetos pasivos, sino que son agentes activos de su propia cosificación: manipulando a los hombres, iniciando juegos ambiguos e incluyendo el pleno derecho, por supuesto, a detenerlo en todo momento", afirmó.
"Las mujeres se visten de forma provocativa para atraer la mirada masculina y se cosifican a sí mismas para seducir al hombre. No se ofrecen como objetos pasivos, sino que son agentes activos de su propia cosificación".
Justo antes había hecho mención al cambio de mentalidad respecto al feminismo del mayo del 68, "que tanto se celebra en esos días". Recordó que los periódicos liberales de la época publicaron unas firmas que exigían descriminilización de la pedofilia. "No eran solo unos lunáticos marginados, entre ellos estaban Simone de Beauvoir, Sartre o Foucault", enumeró.
"Reivindicaban la abolición de la frontera cultural y represiva que separaba la vida sexual de los niños de la de los adultos y que el derecho a disponer libremente del cuerpo debía extenderse a los menores. Hablaban específicamente de niños de 4-5 años", explicó con cierta sorna. Toda esta introducción le sirvió para establecer las diferencias entre  el feminismo encabezado por Germaine Greer en los sesentay las feministas del me too, que "rechazan su tesis principal de que las mujeres deberían liberarse sexualmente de la dominación masculina y asumir una vida sexual activa sin entrar en el juego de las víctimas".
"En Occidente somos muy conscientes de cuándo hay coacción y explotación en las relaciones sexuales. Pero tenemos que recordar que millones de mujeres, de forma cotidiana, flirtean y entran en un juego de seducción para obtener un compañero con el que hacer el amor", puntualizó antes de proyectar la famosa escena del tonteo entre Ewan McGregor y Tara Fitzgerald en Tocando el viento (1996). 
'Tocando el viento' (1996)
'Tocando el viento' (1996)
Aunque se manifiesta crítico con el legado del 68, "lo que sí que rechazo es esta idea que utilizan las feministas ahora de que la mirada masculina cosifica. Estoy a favor de la cosificación mutua. No debería ser una humillación, y esto es quizá uno de los mayores logros de la liberación sexual. Que las mujeres tengan el derecho, no a ser cosificadas por los hombres, sino a cosificarse a sí mismas. El problema es que deberían tener el control sobre el juego de la seducción", afirmó.
En su opinión, ese "papel activo" de las mujeres es la libertad que molesta a los fundamentalistas de todo tipo. "Desde esos musulmanes que han prohibido que las mujeres toquen plátanos y otras frutas en televisión porque se relaciona con deseo, hasta nuestro chovinismo masculino que se indigna con una mujer que primero les provoca y luego rechaza el contacto sexual", dijo haciendo referencia a los alegatos actuales sobre el consentimiento y la violencia de ciertos hombres ante el rechazo.
"Estoy a favor de la cosificación mutua. Es quizá uno de los mayores logros de la liberación sexual. Que las mujeres tengan el derecho, no solo a no ser cosificadas por los hombres, sino a cosificarse a sí mismas".
Sin embargo, para equilibrar un poco la balanza, Žižek quiso citar también a Arthur Koestler y "recordar que la dominación patriarcal corrompe a sus dos polos. Incluso a las víctimas. Por consiguiente, debemos hablar de la manipulación femenina y la brutalidad emocional como una respuesta desesperada a la dominación masculina. Por supuesto, deben responder luchando como pueden, pero no estoy de acuerdo en imponer normas explícitas para controlar la sexualidad", precisó.
Y terminó ofreciendo un consejo sobre lo que él haría "si fuese feminista, bueno, feminista mujer": "Recordaría cómo muchas formas de la violencia masculina en la actualidad son reacciones desesperadas de impotencia social y económica. El caso más claro es Sudáfrica, que está batiendo todos los récords de violaciones. Esto no se puede entender sin atender a la situación desesperada, a la decepción de la mayoría negra y a la pobreza. Yo, si fuese una feminista radical, apuntaría esta cuestión".
"Si fuese feminista mujer recordaría que muchas formas de violencia masculina son reacciones desesperadas de impotencia social y económica".

La lección "feminista" de la pornografía

Saltando de debate en debate, y cada cual más polémico, Slavoj Žižek se introdujo de lleno en otra gran controversia del feminismo actual: la cosificación del cuerpo de la mujer en la pornografía.
"No tengáis miedo de recibir de mí una lección feminista. ¿Cuál sería el arquetipo fundamental de la pornografía  hardcore? Para el chovinismo masculino, sería una mujer en la cama con las piernas hacia arriba y un hombre penetrándola. En casi todas las películas porno, el hombre esta instrumentalizado, no se le ve la cara. Pero la mujer siempre está mirando hacia la cámara y haciendo gemidos", abordó con su peculiar estilo provocador.
"¿Cuál es la lección feminista de esto? El hombre es solo un instrumento, nadie se preocupa por él. Pero la mujer debe reafirmar su placer con gemidos y sonidos. Es erróneo decir que yo, como chovinista masculino viendo porno, me identifico con el penetrador. No, soy el observador que busca una prueba del placer de las mujeres. Es una una humillación aún peor para ellas: es peor ser subjetivada forzosamente y opresivamente que ser cosificada", dijo incluyendo pinceladas sobre la perversión de Freud. 
"Este es el chovinismo machista en su peor expresión: no solo explotamos a las mujeres, sino que queremos que nos pidan, que nos rueguen darles placer".

El nuevo opio del pueblo: droga y populismo

En sus dos horas de discurso, el filósofo, escritor y filólogo esloveno abordó varios temas en profundidad y pasó por el márgen de otros que sería imposible enumerar al completo. Pero una de sus reflexiones más aplaudidas fue con la que comenzó la charla: "Me gustaría empezar con la conocida fórmula marxista de la religión es el opio del pueblo. En cierta parte es verdad, pero en el mundo occidental hay otras dos versiones del opio del pueblo que son mucho más actuales: el opio y el pueblo".
La primera se referiría al uso común de las drogas, desde los antidepresivos hasta los narcóticos duros. "Estas intervenciones químicas son contradictorias: usamos las medicinas para mantener la excitación externa bajo control ydesensibilizarnos. Pero luego también usamos drogas para generar una excitación artificial", diferenció.
"En el mundo desarrollado, a nuestras vidas públicas le falta cada vez más excitación colectiva ofrecida por un compromiso político verdadero. De vez en cuando sucede: Podemos, Syriza, o Bernie Sanders en EEUU. Pero la política no es emocionante. Así que las drogas generan una eutanasia de la vida pública y una excitación artificial de la vida privada".
"La política no es emocionante. Así que las drogas generan una eutanasia de la vida pública y una excitación artificial de la vida privada".
La segunda y, según el propio pensador "menos celebrada", sería el populismo. "El pueblo como un gran fetiche donde los antagonismos desaparecen. Pero ahora viene el problema: lo último de esta serie de opios es el antifascismo", dijo para regodearse en su propio fanfarroneo. Sin embargo, como buen líder de izquierdas, pronto pulió esa afirmación: "El antifascismo de la nueva derecha es peligroso [dijo poniendo de ejemplo a Macron] porque provoca ceguera ante el hecho de que los lemas que antes eran de la izquierda están siendo adoptados por la derecha populista".
Slavoj Žižek había advertido desde el primer minuto que intentaría dejar de lado esa imagen de provocador (que es gasolina para sus detractores) y "reservarla a la nueva derecha, la de Trump, ya que hoy la mayor provocación es ser amable y educado".
Pero esto apenas llegó a ser un espejismo de corrección política. Le duró hasta que encadenó dos ideas seguidas bañadas de drogas, pornorafía y el deseo sexual de ser cosificados para volver a hablar como el Žižek de siempre. El único filósofo actual que, por odiado o por idolatrado, mueve masas.

LAS PRIORIDADES DE LOS BLANCOS EUROPEOS DE CLASE MEDIA A LOS QUE EL PALUDISMO O EL SARAMPIÓN NO LES TOCA


Número especial publicado en ‘The Lancet’

Nuevas prioridades para la salud global: sexualidad, fertilidad y violencia de género


Una comisión internacional de expertos ha trabajado en los elementos clave de una nueva agenda de salud global. La educación sobre la sexualidad, los servicios de fertilidad y el asesoramiento para la violencia de género son parte esencial del documento, presentado hoy en Johannesburgo, Sudáfrica. El informe muestra que estas medidas salvan vidas, promueven la igualdad de género y aumentan los ingresos familiares.

<p>El acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva tiene beneficios multigeneracionales al mejorar la salud y el bienestar de los niños. / <a href="https://pixabay.com/es/ni%C3%B1o-africano-alegr%C3%ADa-tristeza-1381553/" target="_blank">Pixabay</a></p>
El acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva tiene beneficios multigeneracionales al mejorar la salud y el bienestar de los niños. / Pixabay
Los países de todo el mundo deben adoptar una definición más amplia de salud y derechos tanto sexuales como reproductivos que vaya más allá de la prevención de enfermedades y la anticoncepción, englobando educación sexual, servicios de fertilidad y asesoramiento para la violencia de género.
Así concluye la nueva Comisión de la revista Lancet sobre Salud y Derechos Sexuales y Reproductivos, dirigida por el Instituto Guttmacher (Nueva York, EE UU), que durante dos años ha elaborado un paquete esencial de intervenciones para una nueva agenda de salud global.
La Comisión Guttmacher-Lancet está compuesta por 16 expertos de África, Asia, Europa, Medio Oriente, América del Norte y América Latina. El derecho a controlar el propio cuerpo, definir la propia sexualidad, elegir a la pareja y recibir servicios confidenciales y de calidad son elementos fundamentales de su informe, hecho público hoy en Johannesburgo, Sudáfrica.

“Es hora de eliminar estas inequidades con un enfoque integral que no pase por alto componentes críticos como el acceso al aborto legal y seguro, la prevención del cáncer reproductivo o el tratamiento de la infertilidad”, añade Ezeh.
“Las brechas en la salud y los derechos sexuales y reproductivos en todo el mundo afectan enormemente a las comunidades y las economías. No debemos seguir tolerando este problema”, señala Alex Ezeh, copresidente de la Comisión y exdirector ejecutivo del Centro de Investigación de la Población y Salud de África.
Los comisionados han hecho un llamamiento a los gobiernos para que aborden las barreras implícitas en las leyes, las políticas, la economía y en las normas y valores sociales que perpetúan la desigualdad de género y evitan que la gente alcance sus derechos en salud sexual y reproductiva.
Hasta la fecha, las iniciativas se habían centrado típicamente en la anticoncepción, la salud materna y neonatal y el VIH/sida. Muchos países han logrado avances notables en estas áreas, pero los progresos han sido desiguales y los servicios a menudo han quedado cortos en cuanto a cobertura y calidad.
“Los cuerpos de las mujeres continúan siendo los campos de batalla en los que se libran batallas ideológicas, con resultados devastadores”, han comentado por su parte Richard Horton y Elizabeth Zuccala, editores de The Lancet.
La Comisión propone la adopción de una definición nueva, ampliada e integral de la salud y los derechos sexuales y reproductivos con un paquete esencial de servicios de salud. “Dado el contexto global, esta recomendación no es solo audaz, sino que es necesaria”, continúan los editores.
Mujeres sin anticoncepción adecuada
Cada año, en el mundo ocurren 25 millones de abortos inseguros; entre 49 y 180 millones de parejas se ven afectadas por la infertilidad; casi dos millones de personas se infectan con el VIH y aproximadamente 266.000 mujeres mueren de cáncer de cuello uterino.

Es más, en los países empobrecidos, más de 200 millones de mujeres al año quieren evitar quedarse embarazadas pero no usan anticoncepción moderna, más de 45 millones reciben atención prenatal inadecuada –o ninguna– y más de 30 millones dan a luz a sus bebés fuera de una instalación habilitada.
Además, aproximadamente una de cada tres mujeres en todo el mundo experimentará violencia de género en algún momento de sus vidas, la mayoría de las veces por parte de una pareja.
“Durante demasiado tiempo se han aceptado estas realidades como inevitables. Nuestro informe muestra cómo se pueden superar, estableciendo una hoja de ruta que los países pueden seguir para poner estos servicios esenciales en su lugar”, explica Ann M. Starrs, copresidenta de la Comisión y presidenta del Instituto Guttmacher.
"Tenemos los medios y el conocimiento para alcanzar la salud y los derechos sexuales y reproductivos universales. Es posible un progreso significativo; es asequible y vital", añade Starrs.
La Comisión propone un nuevo paquete básico de intervenciones que aborda áreas desatendidas como los servicios de infertilidad, prevención, detección y asesoramiento sobre violencia de género, tratamiento y prevención del cáncer cervicouterino, atención segura del aborto, tratamiento y prevención de infecciones de transmisión sexual distintas del VIH y educación sexual integral.
Salvar vidas por 9 dólares por persona al año
Casi 4.300 millones de personas en edad reproductiva tienen servicios de salud sexual y reproductiva inadecuados a lo largo de sus vidas. El análisis realizado por la Comisión muestra que satisfacer todas las necesidades de servicios de anticoncepción, aborto, salud materna y neonatal, incluida información, educación y asesoramiento en países de bajos y medianos ingresos requeriría una inversión mundial mínima de 54.000 millones de dólares, equivalente a solo 9 dólares por persona al año.

Estos beneficios rinden dividendos durante muchos años y facilitan el logro de otros objetivos de desarrollo, lo que sugiere que las inversiones en servicios de salud sexual y reproductiva representan una buena relación calidad-precio.
La evidencia muestra que el acceso a todos estos servicios salva vidas, mejora la salud y el bienestar, promueve la igualdad de género, aumenta la productividad y el ingreso familiar, y tiene beneficios multigeneracionales al mejorar la salud y el bienestar de los niños.
Apoyo a los colectivos más marginados
Junto a las mejoras en la atención médica, la Comisión llama a los países a abordar normas, leyes y políticas sociales restrictivas, incluida la liberalización de las leyes de aborto cuando sea necesario, proporcionando información y educación sexual, asegurando que los adolescentes tengan acceso a servicios de salud sexual y reproductiva e información sin discriminación que acabe con la desigualdad de género y el poder desigual en las relaciones.
“Durante demasiado tiempo, los temas relacionados con la sexualidad humana han sido omitidos de la política pública, excluidos de los planes de estudios y evitados en el discurso público. La salud y los derechos sexuales y reproductivos abarcan más que la prevención de enfermedades, incluye el derecho a tomar decisiones sobre el propio cuerpo y una vida sexual satisfactoria, segura y placentera”, escriben los autores de la Comisión.
Por último, la Comisión también subraya la importancia de reunir más pruebas sobre las necesidades de salud sexual y reproductiva de poblaciones distintas que a menudo son marginadas y vulnerables, incluidos adolescentes, personas con diversas orientaciones sexuales e identidades de género, personas desplazadas y refugiadas, y personas que viven con discapacidad.
Referencia bibliográfica:
Ann M Starrs et al.: Accelerate progress—sexual and reproductive health and rights for all: report of the Guttmacher–Lancet Commission. The Lancet 09 May 2018 DOI: https://doi.org/10.1016/S0140-6736(18)30293-9