domingo, 17 de abril de 2016


La penalización en Francia del cliente «prostituidor»

La nueva ley francesa que penaliza a los clientes de la prostitución supuestamente debe luchar contra esta última. En realidad, no hará otra cosa que desplazar ese comercio de la calle hacia otros lugares. Por consiguiente, el objetivo del Partido Socialista no es imponer una moral pública, moral tan alejada de la vida diaria que incluso se ve obligada a imponer un doble lenguaje sobre ese fenómeno. ¿Será que lo que realmente molesta en la prostitución no es el sexo sino el poder de las mujeres?

 | BRUSELAS (BÉLGICA)  
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No cabe duda de que, hoy en día, muchas de las personas que se prostituyen lo hacen porque no tienen otra opción. Sin embargo, ¿justifica eso que se prohíba de plano esa actividad? ¿No será que ese debate sirve para esconder otro?
Este 6 de abril de 2016 terminó la larga trayectoria legislativa del proyecto de ley que busca «reforzar la lucha contra el sistema prostitucional» [1]. Presentado en octubre de 2013, ese proyecto fue objeto de 3 debates y de 3 votaciones en cada una de las dos cámaras del parlamento francés. Y finalmente acaba siendo adoptado por la Asamblea Nacional [2], que tiene la última palabra en caso de desacuerdo con el Senado. La nueva ley implanta, por consiguiente, una voluntad política expresada desde 2011 por el Partido Socialista francés [3]. El desacuerdo entre diputados y senadores tenía que ver con la cuestión de la penalización contra los clientes: la mayoría de los diputados estaban a favor de esa medida mientras que la mayoría de los senadores estaban en contra. En virtud de la nueva ley, «La compra del acto sexual» [4] se castiga con una multa máxima de 1 500 euros. Para los reincidentes, la multa podrá elevarse a 3 750 euros.

Introducir el doble pensar en el derecho

Al eliminar el delito de solicitación, y no sólo el de «solicitación pasiva», instaurado por Nicolas Sarkozy en 2003, la ley reconoce que las prostitutas ejercen una actividad totalmente legal. Pero al mismo tiempo convierte la compra de actos sexuales en una infracción penal, o sea en un acto sistemáticamente ilegal. Resumiendo, el hecho de prostituirse, actividad que ahora se convierte en algo enteramente legal, genera un acto que se reprime en el ámbito penal: el acto de recurrir a los servicios de una prostituta.
Al no querer ver la oposición que existe entre esos dos factores se instala una ambigüedad en la ley, haciendo coexistir dos afirmaciones contradictorias que se yuxtaponen de manera que cada una de esas dos afirmaciones ignora la otra. Este procedimiento fue presentado por el escritor británico George Orwell en su definición del «doblepensar». El «doblepensar» consiste en «retener simultáneamente dos opiniones que se anulan, a pesar de saber que son contradictorias, y creer las dos al mismo tiempo» [5]. Lo absurdo de la ausencia de relación entre dos enunciados que se anulan entre sí violenta el basamento lógico del lenguaje. Esto pone al sujeto en situación de fractura, lo incapacita para reaccionar ante la falta de sentido de lo que se dice y lo que se muestra.
La ley provoca así, de forma paralela, dos proposiciones incompatibles, dos enunciados que lógicamente se excluyen entre sí pero que son mantenidos juntos, en nombre de la voluntad del gobierno de considerar que una persona que se prostituye es por definición una víctima. Esta persona se convierte en alguien que no puede hablar y a quien el poder «presta» su propia voz. Se convierte en objeto de su moral.
El procedimiento del doblepensar aniquila la función de la ley, que consiste en fijar reglas claras y aplicables para poner límites a la arbitrariedad del poder. El doblepensar otorga por tanto al gobierno un saber absoluto e instala una ley moral, una ley expresión del superyó, basada no en la razón sino más bien en valores, el del debido amor por la víctima.
De esa manera, el estatus de víctima natural, «de infans» [6], que se atribuye a la prostituta se pone al servicio del gobierno. Permite que el gobierno hable en lugar de la “víctima”, afirmando conocer mejor que ella cuáles son sus verdaderos intereses. El estatus de víctima pone a esas mujeres fuera del lenguaje. No les permite oponer sus propios intereses a la universalidad de la imagen de la mujer, cuyo representante es el poder.
Todo ello permite al gobierno promover, pretendiendo defender a las prostitutas, una legislación rechazada por aquellas a quienes supuestamente debe proteger. Pero la oposición a la penalización del cliente proviene también de las organizaciones de personas que practican la prostitución, como el colectivo Droits et Prostitution (Derechos y Prostitución), la principal organización francesa creada por las trabajadoras y trabajadores del sexo.

Una ley «para educar en materia de amor y relaciones de género»

El texto, inspirado en la experiencia sueca, que penaliza a los clientes desde 1999, establece también una pena complementaria bajo la forma de un «curso de sensibilización sobre las condiciones de la prostitución».
Este último punto está en correspondencia directa con las motivaciones ya expresadas anteriormente, cuando se presentó, a finales de 2011, un primer proyecto de ley sobre el tema. Los parlamentarios insistían entonces en el carácter educativo del texto y acompañaban la multa impuesta con una estancia obligatoria en «una escuela de clientes», para educar a los sancionados en materia de «salud y relaciones de género». De esa manera, los diputados, a pedido de todos los presidentes de grupos parlamentarios, tanto de izquierda como de derecha, enunciaban oficialmente «la posición abolicionista de Francia». Consideraban «que la prostitución se ejerce esencialmente por parte de mujeres y que los clientes son en su cuasi totalidad hombres, que violan así el principio de igualdad entre los sexos».
Esa es también la posición de base de la ley actual. Esta hace referencia al «modelo sueco», convirtiendo así la prostitución en una cuestión de género al afirmar que «no será posible la igualdad entre hombres y mujeres mientras sea posible alquilar o comprar el cuerpo de las mujeres». Inger Segestrom, diputada sueca y presidenta de la Federación de Mujeres Socialdemócratas de su país, declaraba entonces en el sitio webMyEurope.info: «Para nosotros se trata de resaltar que la sociedad no acepta que un hombre pueda comprar una mujer para su placer. Eso no tiene mucho que ver con la sexualidad. Es una cuestión de poder y de igualdad.»

Una maniobra desplazamiento

Formulada como una denegación, la declaración de Inger Segestrom es particularmente interesante, ya que al negar el problema lo resalta. Se trata, en efecto, de una voluntad de los gobiernos de controlar la sexualidad y de producir formas de gozo, bajo el pretexto de promover la igualdad entre los sexos.
¿Cuál puede ser el sentido de una ley que arremete contra la prostitución en la calle y acepta que se mantengan, e incluso que se desarrollen, otras formas de prostitución menos visibles, como la proliferación de las escort girls o la prostitución a través de internet? Si se arremete contra la prostitución que se ejerce en la calle es porque hace visible una realidad que contradice la imagen de la mujer, imagen de la que el poder político se erige en representante y promotor. Esta ley también se inscribe perfectamente en la postmodernidad, en un proceso que busca borrar el cuerpo para garantizar el reino del ícono, de la desmaterialización de lo real.
Al tratar de erradicar la prostitución castigando al cliente, esta ley pretende ser abolicionista. Pero dado el hecho que apunta sólo contra la parte más visible de la prostitución, o sea contra la prostitución en la calle, esta ley resulta ser, en la práctica, prohibicionista. Al contrario de la abolición, la prohibición no suprime lo que se prohíbe, solamente lo niega. Desplaza la prostitución de la visibilidad hacia la invisibilidad. De esa manera, esta ley eliminará todo límite a la explotación de las prostitutas, que se verán rechazadas hacia espacios donde la violencia podrá, al abrigo de las miradas, desarrollarse sin obstáculos.

Una ley moral

Para la ciudadanía, el resultado de esta legislación será permitir una suspensión de lo real. Si se decide no verla, la prostitución dejará de existir.
El texto tiene como objetivo suprimir «un lugar», en vez de suprimir la prostitución. Esto tendrá una doble consecuencia.
- Primeramente, la ley ya no funcionará como organización de la exterioridad sino como instrumento para modelar la interioridad. La ley no estará hecha para ser respetada sino para ser constantemente violada en medio del temor y la culpabilidad. A la regulación del gozo del cuerpo, esta ley opone la obligación de gozar de la imagen de la dignidad humana. Es, ante todo, la imposición de un superyó productor de valores.
- En segundo lugar, al no disponer ya de un espacio delimitado, la prostitución se generalizará en el conjunto del espacio societal. El modelo sueco, en el que se apoyan los diputados «abolicionistas» para justificar su proposición de penalización contra los clientes, así lo demuestra. En Suecia, la prostitución en la calle se ha reducido, en efecto, a la mitad; pero siguen activos los espacios disimulados de sexo tarifado, como los salones de masajes y clubs de diferentes tipos.
Lo más importante es que una gran parte del mercado de la prostitución ahora se desarrolla en internet. Este espacio permite una extensión de la prostitución al conjunto de la sociedad, ya no limitada a una parte del cuerpo mismo sino a su imagen. A través de los foros de discusión, los clientes potenciales entran así en contacto con jóvenes.
Esta ley con pretensiones feministas, pero que en realidad ahoga la voz de mujeres verdaderas, está de hecho al servicio de la forma postmoderna del poder. Está por consiguiente al servicio de una máquina de gozo representada por la figura de la «Madre simbólica», que no es hombre ni mujer sino el todo totalitario que no tiene necesidades. Esta figura de la madrasta, transmitida a través de los cuentos de la tradición oral, compite especialmente con la figura femenina, en la medida en que la figura masculina ya se ha visto deshecha por la primera modernidad. En su relación con el cliente, la prostituta independiente ocupa, por el contrario, una posición que le permite no verse sometida a esta orden y controlar su propia realidad. Esta subversión femenina es lo que realmente se quiere liquidar.
[2] En el sistema parlamentario bicameral de Francia, la Asamblea Nacional es equivalente a una cámara baja. Nota de la Red Voltaire.
[3] «La prostitution et l’image de la Femme», por Tülay Umay, Réseau Voltaire, 29 de julio de 2011.
[4] «El hecho de solicitar, aceptar u obtener relaciones de naturaleza sexual de una persona que practica la prostitución, aunque sea de manera ocasional, a cambio de una remuneración, de una promesa de remuneración, de la obtención de alguna ventaja material o de la promesa de obtener esa ventaja se castiga con la multa prevista para las contravenciones de la quinta categoría» (futuro artículo 611-1 del Código Penal).
[5] Traducido al español a partir de 1984, de George Orwell, première partie, chapitre III, Gallimard Folio 1980, p.55.
[6] En sicoanálisis, el término «infans» designa al niño que aún no ha adquirido la capacidad de expresarse a través del lenguaje. En derecho, el término «infans» designa al niño que, debido a su temprana edad (menos de 6 o 7 años) no puede ser juzgado ni condenado. Nota de laRed Voltaire.

Confieso que he rajado

Confieso que un día te vi en el metro y tu niño de tres años no paraba de gritar y llorar, y te miré con cara de odio porque me estaba molestando. Que sólo podía pensar en lo mal que lo estabas educando, en por qué no hacías aparentemente nada por callarlo, en que así no podía uno leer en paz, en que le dieras lo que fuera pero que se callase, que no había derecho, que yo no tenía por qué tragarme las rabietas de tu hijo. Que a mí eso no me pasaría.
Confieso que he cenado con tu hijo y contigo y que he pensado que qué mal se portaba el pequeño. Que no se estaba quieto, que ya no se educa a los niños como antes. Que vaya cuajo tenías, que qué mal lo estabas haciendo, que si no tienes a los niños más derechos que una vela se te suben a la chepa. Que hay que ver lo mal que comía y que vaya drama que tuvieras tú que estar encima para que cenara algo, que eso era que no habías sido firme, que era culpa tuya. Que a mí eso no me pasaría.
Confieso que pensaba que los hijos eran el reflejo 100% de lo bien o mal que lo hicieran sus padres, que no tenían más personalidad que la que tú les inculcaras, que cómo se te podía descontrolar un enano de dos años. Que hay que ser vago para darles una tablet y ponerles a ver Pocoyó una hora, que los niños se atontan,que qué te costaba estar con él en vez de empaquetarlo, que qué poco afán por cuidarlo. Que a mí eso no me pasaría.
Confieso que me he reído de ti cuando decías lo mucho que querías a tu hijo, que te he llamado pesado, que he pensado que los padres os volvíais gilipollas, que cómo era posible que se os acabaran tanto los temas de conversación en cuanto teníais un hijo. Que yo al mío no le iba ni a cantar canciones infantiles: iba a ser un padre guay y mi niño cantaría Extremoduro. Que en mi casa no entrarían los mamarrachos del Cantajuegos. Que a mí eso no me pasaría.
Confieso que, cuando te oía quejarte, pensaba que eras un blando, que para eso no tengas hijos, que tan malo no será si quieres tener otro. Que te criticaba cuando decías lo muy bueno y también cuando expresabas lo muy cansado y desconcertante que es ser padre. Que te criticaba siempre. Yo, que no soy de criticar.
Te pido perdón, padre o madre. Os pido perdón a todos. Ahora sé lo que es y sé lo que rajan de mí los que no tienen críos. Los entiendo porque yo era así. Es lo lógico. Pero una cosa os advierto: me ha ocurrido casi todo lo que critiqué. Y a vosotros os pasará.

¿Por qué ya no acostumbramos tener sexo con más de una persona al mismo tiempo?

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Image captionAunque no lo crean, ahora tenemos menos sexo con distintas personas que nuestros antepasados.
En el pasado, los humanos éramos mucho más libres con nuestros afectos, pero cuando nuestros ancestros se establecieron para trabajar la tierra, tener relaciones sexuales con varias personas dejó de estar de moda.
A primera vista, tener una sola pareja durante toda la vida parece una idea bastante mala, al menos desde el punto de vista evolutivo.
El esperma es abundante y no se tarda mucho en producirlo, así que a un macho no lo beneficia mucho invertir en una sola hembra, a la que le llevará un largo tiempo reproducirse.
Pero si la monogamia no es tan útil, ¿por qué se convirtió en una forma de vida favorecida por tantas culturas?
Una hembra también puede beneficiarse de tener una variedad de parejas. Si sus hijos tienen distintos padres, algunos pueden estar mejor protegidos si se presenta una enfermedad.
Por estas razones, la monogamia es extremadamente rara entre los mamíferosy muchos otros grupos animales.
Lo mismo ocurre con las sociedades humanas, muchas de las cuales permiten tener varias esposas, lo que se conoce como "poligamia".
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Image captionEl esperma es abundante y fácil de producir.
Una estimación sugiere que el 83% de culturas la permiten, aunque se podría decir que incluso en estas culturas supuestamente polígamas, la mayoría de la gente vive en parejas monógamas, aunque sea solo porque no pueden permitirse tener más de una esposa.
Un nuevo análisis aporta una posible razón.

El sexo y las enfermedades

Un equipo de investigadores, en su artículo en la revista Nature Communications, mantienen que las enfermedades de transmisión sexual (ETS) podrían haber sido un factor potente detrás de la práctica de la monogamia en las sociedades en expansión.
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Image caption¿Fueron un factor las enfermedades de transmisión sexual?
Cuando los humanos pasaron de ser cazadores-recolectores a un estilo de vida más establecido y agrícola, hace unos 8.000 años, la monogamia se volvió cada vez más común.
La poliginia, una forma de poligamia en la que un hombre toma varias mujeres, fue poco a poco quedando atrás, dice el equipo de investigadores.
Los científicos creen que este cambio de estilo de vida fue algo impuesto socialmente.
De ser así, esto habría tomado mucho tiempo y energía.
"Si crees que un comportamiento no es aceptable, tienes que pasar tiempo protestando y poner esfuerzo en intentar desarrollar instituciones sociales o imponer normas", dice el autor principal del estudio, Chris Bauch, de la Universidad de Waterloo, en Canadá.
Junto con Richard McElreath, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Alemania, Bauch intentó entender por qué los humanos pueden imponer la norma de la monogamia sobre otros miembros del grupo.
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Image captionLas ETS desaparecían pronto en grupos pequeños.
"Resulta que en las poblaciones más pequeñas, estas ETS no se pueden arraigar", dice Bauch.
"Los grupos son demasiado pequeños, y las ETS desaparecen tras eventos casuales cuando pasa un cierto tiempo".
"La razón por la que esto es interesante es que parece que en el pasado practicamos más la poliginia, pero con la llegada de la agricultura aumentó la presencia de la monogamia socialmente impuesta", dice.

Sociedades más grandes y más monógamas

Su teoría es la siguiente. En una pequeña sociedad de cazadores-recolectores de entre 20 y 30 adultos maduros, las ETS no eran una amenaza importante.
Incluso si unos pocos tenían muchas parejas sexuales, en tiempo evolutivo las ETS no tenían la oportunidad de viajar lejos. Por ello,finalmente acababan desapareciendo.
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Image captionLa agricultura nos hizo más monógamos.
Sin embargo, en sociedades agrícolas las poblaciones se expandieron rápidamente, así que una infección en un grupo poligínico contagiaba rápidamente y se volvía endémica.
Una masa crítica de personas haría que la ETS permaneciera.
Esa, según Bauch y McElreath, es la razón por la que tiene sentido que las sociedades más grandes favorezcan la monogamia.
Castigando a los no monógamos, escarmentaban a aquellos que contribuían a la expansión de la enfermedad.
Bauch y McElreath utilizaron un modelo computacional para simular qué podría pasar en grandes poblaciones con muchas ETS.
"Se trata básicamente de simular toda la población y definir las reglas a las que obedece: cómo se aparean los individuos y cómo se expande la enfermedad", dice Bauch.
Aunque hoy podemos tratar muchas ETS, en el pasado podían ser devastadoras.
Nuestros antepasados no tenían acceso a la medicina moderna, así que un brote de sífilis, clamidia o gonorrea podría provocar infertilidad, o algo peor.

¿Un origen siniestro?

Pero otros sugieren que un factor aún más potente detrás de la monogamia son los cuidados parentales.
En 2013, Kit Opie, de University College London, y otros colegas publicaron un estudio sugiriendo que la monogamia es crucial para el éxito reproductivo.
También dijeron que la monogamia tiene unos orígenes bastante siniestros.
Si un macho se queda con sus hijos, puede protegerlos de otros machos rivales, que de otra forma podrían matarlos para que las madres vuelvan a ser fértiles.
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Image captionLa mayor parte de los mamíferos no son monógamos.
"Los machos que no se quedaban con las crías tenían poco éxito reproductivo, porque los rivales podían llegar y matarlas", dice Opie.
"Esto no es bueno para las hembras, y es desastroso para los machos".
En otras palabras, la prevención del infanticidio habría sido la fuerza directora de la monogamia.
A Opie no lo convencen los resultados de Bauch y McElreath.
"Puedo entender en teoría que las ETS podrían haber tenido algún tipo de impacto en la reducción de las cópulas fuera de la pareja, pero que sean la causa del apoyo social a la monogamia no me parece probable", dice Opie.
"Su modelo no se basa en asunciones realistas".

¿Abstinencia? No es la solución

Las cuestiones de herencia también pueden haber jugado un papel, según un estudio de 2009.
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Image captionLa monogamia fue una solución a algo, pero ¿a qué?
La tierra se volvió cada vez más escasa en las sociedades agrícolas. Dividirla entre muchos herederos reduciría su valor.
La monogamia social proporcionó una solución, dado que sólo los herederos verdaderos recibirían las posesiones de los padres.
"El matrimonio monógamo emergió en Eurasia siguiendo la adopción de la agricultura intensiva, dado que la propiedad de la tierra se tornó crítica para el éxito productivo y reproductivo", escribieron los autores.
Otro factor no evaluado en el nuevo modelo es qué pasaría con los "tramposos": los machos sin una pareja que tienen relaciones sexuales con tantas mujeres como pueden.
Dieter Lukas, de la Universidad de Cambridge en Reino Unido, está interesado en evaluar el efecto.
"Para estos tramposos, las ETS no implicarían un costo elevado, porque ellos estarían produciendo muchas crías antes de que una ETS los volviera infértiles o los matara", dice.
Hay varias otras ideas que podrían explicar por qué se evolucionó hacia la monogamia, incluyendo la competición femenina y la protección de la pareja frente a otros rivales.
Sea cual sea, Bauch dice que no tienen por qué ser contradictorias con su nueva teoría.
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Image captionInsistir en la abstinencia parece no ser muy efectivo a la hora de reducir las ETS.
"Podemos imaginar que múltiples mecanismos han apoyado el origen de la monogamia", señala, especialmente cuando consideramos cuán diversas son las culturas humanas.
Las sociedades modernas han encontrado formas más efectivas de reducir el riesgo de ETS, en especial el uso de contracepción.
Los programas que sólo insisten en la abstinencia antes del matrimonio han mostrado no ser efectivos.