viernes, 9 de enero de 2015


Julia Cano · Psiquiatra

"¿Por qué no creamos un ministerio del respeto?"

Fue una de las primeras psiquiatras de Andalucía con consulta privada. Es profesora de Psiquiatría Forense en Criminología y de Psicología Clínica en la Facultad de Medicina de la Universidad de Cádiz, además de ejercer como perito en casos penales, algunos de gran proyección mediática. Su tesis fue un estudio comparativo sobre la psiquiatría y la jurisprudencia penal española antes y después de la Transición. Pertenece a la Sociedad Española de Psiquiatría Forense. 

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Julia Cano. / Lourdes de Vicente
-¿Existe un patrón general para encuadrar a un criminal? 

-Un criminal, en muchos casos,  no es ni más ni menos, que una víctima con anterioridad….. De ahí la importancia del estudio de las víctimas, que son la otra parte del delito y lo que
nos ayuda a trabajar en la prevención.

-¿Se puede prevenir un crimen?

-Hay que pensar que sí, que se podrían prevenir. Si uno estudia un caso, cualquier caso, observa una secuencia de hechos en la que claramente se observan los momentos en que se podían haber atajado los comportamientos que han finalizado en un crimen.

-Pero hay crímenes inexplicables.

-Para muchos, nunca encontraremos justificación, pero casi siempre hallaremos una explicación. En mi carrera sólo me he encontrado una vez con un criminal que había cometido un asesinato brutal y donde no encontramos nada. No tenía patología alguna, no tenía motivos, no tenía antecedentes como víctima... Un joven de familia normal  sólo preocupado del presente, del día a día, sin valores. Me pregunté cuántos como él vivían entre nosotros.

-El yihadismo, el terrorismo, crea criminales inexplicables.
-Eso es el fanatismo, que se encuentra sólo un paso por debajo de la locura. Cuando en los 60 se formuló por primera vez la teoría de que las guerras del futuro serían de religión muy pocos lo podían creer porque se pensaba que en el futuro no habría religiones. Sin embargo, ahí lo tenemos, un enorme caldo de cultivo de fanatismo.

-Habla de prevención, pero por más que se trabaja en la prevención en la violencia de género no baja el número de víctimas.

-Quizá porque no se trabaja en la dirección correcta. Es cierto que la prevención hay que iniciarla en las edades tempranas. Aquí hemos creado un valor mítico, el de la igualdad, que hasta dio nombre a un ministerio. La igualdad, en el feminismo original, perseguía la igualdad de oportunidades, pero ahora hemos llegado a un concepto ambiguo, vacío, que a los niños no les dice nada porque salta a la vista que un niño y una niña no son iguales. Además, la igualdad no sirve para los enfermos mentales, los ancianos, los diferentes...

-¿Y qué propone?

-Ya que tenemos que crear un valor-mítico trabajemos el respeto, que sí que vale para todo el mundo. Todo el mundo merece respeto. Sería mucho más concreto, más fácil de entender
y asimilar. Suelo decir medio en broma que ya que tuvimos un Ministerio de Igualdad por qué no crear uno del respeto.

-No sé si con eso se reduciría el número de mujeres muertas.
-Es que hay que trabajar en más ámbitos. Hay que trabajar con el agresor antes, no cuando ya está en prisión. Por cada agresor desactivado tendríamos una, dos o  tres víctimas de maltrato menos, por cada mujer que huya o se esconda,  podemos tener una, dos o  tres víctimas más porque el agresor redirige su frustración contra su nueva pareja, su madre,  las hijas... Hasta donde su rabia le alcance. Hay que ir al centro emisor de la violencia y muchos de esos hombres, esos agresores, no tienen donde acudir a pedir ayuda. Algunos la pedirían. Pero no lo hacen porque la sociedad los expulsa. El maltratador es un gran desconocido para la Administración, sólo lo conoce como delincuente, no como persona con graves deficiencias emocionales.

-Volvamos a la infancia. ¿Se trabaja en la detección de futuros delincuentes desde la escuela?
--De la infancia no se está ocupando nadie. La Junta está muy orgullosa de contar con 600 y pico plazas para menores delincuentes, casi todas en manos de empresas externas, o sea privadas. Y sin embargo la asistencia pública en salud mental infantil es absolutamente deficitaria. Una zona como el Campo de Gibraltar, pongo por caso, sólo tiene una psiquiatra infantil. Pese a que se sabe que un 50% de la población infantil  puede necesitar alguna vez  consulta por problemas de conducta o de salud mental. Y muchos menores y jóvenes llegan antes al sistema judicial que al sanitario. A esto me refiero con la prevención.

-¿Qué niños tienen ese riesgo?

-Es relativamente fácil de conocer porque son tendencias que se manifiestan de muchos modos en una especie de gritos de ayuda. Si a un bebé le tapas los ojos durante los primeros meses de vida, tendrás un ciego; tendrás un sordo si le tapas los oídos. Si el recién nacido recibe maltrato y falta de estímulos afectivos no se desarrollan  los circuitos del afecto y del amor, experiencias tempranas repercutirán en quién será en el futuro.

-¿Podríamos llegar a una sociedad sin crímenes?
-El crimen es inherente a una sociedad libre. Es el precio que se paga. Sabemos que en una sociedad donde hay menos crímenes hay más suicidios. La energía que hace falta para matar a un semejante es la misma que para matarse a uno mismo. Y también tendría que haber una prevención sobre los suicidios. Hay más suicidios que accidentes de tráfico, pero no vemos campañas para prevenirlos.

-¿La crisis nos ha llevado a una patología social?


-Al miedo. El miedo se utiliza, es un arma, un primo hermano de la angustia y hay un punto sádico por parte de determinados poderes.