martes, 27 de septiembre de 2016

EN LA ATRASADA Y BRUTAL ESPAÑA ESTA PROHIBIDO


El clítoris, la nueva lección para este curso en los colegios franceses

Los estudiantes galos dispondrán en sus colegios de una maqueta de este órgano para estudiar en profundidad su funcionamiento.


clítoris
Así es la maqueta 3D del clítoris.
Foto: Instagram @milanjaros09
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Si se le pregunta, no ya a un niño o adolescente sino a cualquier adulto, cuál es el equivalente al pene en la anatomía femenina, la mayoría responderá que la vagina. Pero se equivocan, porque la respuesta correcta es el clítoris. En este curso escolar que acaba de empezar, muchos niños franceses conocerán a fondo este órgano tan fascinante, el único del cuerpo humano dedicado, única y exclusivamente, al placer. Para ello, los colegiales galos de primaria y secundaria dispondrán de una reproducción elaborada en impresoras 3D e ideada por la investigadora independiente francesa, Odile Fillod, de esta parte de la anatomía femenina.
Gracias a esta pieza los estudiantes podrán comprender mejor que el clítoris va más allá de ese pequeño y tímido botoncito colocado en la parte superior de la entrada a la vagina, sino que más bien es un potente y extenso órgano –algunos le buscan parecido con un sofisticado boomerang– que posee 8.000 terminaciones nerviosas, solamente en la parte externa –el doble que las del pene–, que se comunican con otras 15.000 más en la región pélvica. Claro que todo esto se sabe desde hace muy poco. Durante siglos el clítoris no fue materia de estudio. No era rentable porque no servía para la reproducción. Freud lo calificó como “pene inacabado” y sostenía que las mujeres que solo experimentaban orgasmos clitorianos y no vaginales, eran inmaduras sexualmente. Hasta el año 2010, la ciencia no dispuso de una fotografía de esta parte de los genitales femeninos, gracias a los investigadores franceses Odile Buisson y Pierre Foldès, que crearon el primer sonograma completo en 3D de un clítoris estimulado.
Odile Fillod, la creadora de de la maqueta a la que tendrán acceso los estudiantes franceses, apuntaba recientemente al diario inglés The Guardian, algunas de las ventajas de su juguete, “es importante que las mujeres tengan una imagen mental de lo que realmente pasa en sus cuerpos cuando son estimuladas. Entendiendo el papel del clítorispueden empezar a dejar de sentirse raras cuando no experimentan placer con la penetración. Las mujeres tienen erecciones cuando están excitadas, solamente que no se pueden ver porque la mayor parte del clítoris es interna.Quiero también mostrar que los dos sexos no son, fundamentalmente, tan diferentes como creemos”.

El invento puede situar a los colegios franceses como abanderados en educación sexual, después de que el pasado junio el Haut Conseil à L’Egalité, un organismo del gobierno galo encargado de monitorear la igualdad de género en la vida pública, publicara un estudio en el que se revelaba que la educación sexual no ha podido acabar con el sexismo y los tradicionales estereotipos. Los chicos siguen centrándose en la sexualidad genital, mientras que sus compañeras le dan más importancia al amor.
Pero además, esta reproducción del clítoris ha llegado en un momento en el que el país vecino parece decidido a reivindicar al responsable del placer femenino y hacerle las galas y homenajes que se merece. Les Infemmes, un grupo feminista con base en Niza, ha ideado un fanzine llamado L’Antiséche du Clito, algo así como la versión francesa de Clitoris para Dummies. Una forma divertida de acercarse a los secretos del cofre del placer con dibujos, caricaturas y divertidos personajes como el Punk Clit, Drácula Clit o Freud Clit. Una artista perteneciente a este colectivo, Amandine Brûlée, ha creado, junto a la joyera Anne Larue, un pendiente de bronce con la forma de este órgano, para sacarlo a la luz tras siglos de oscurantismo.
La educación sexual todavía deja mucho que desear
El pasado 13 de septiembre la revista médica BMJ Open publicó un estudio realizado por la School of Social and Community Medicine, de la Universidad de Bristol (Reino Unido), sobre lo que opinan alumnos de diferentes partes del mundo (EEUU, Canadá, Nueva Zelanda, Australia, Japón, Irán, Brasil, Reino Unido, Irlanda y Suecia) respecto a la educación sexual que reciben. La mayoría coincide en que los contenidos están obsoletos, son impartidos inadecuadamente por personas no profesionales que, a menudo, se sienten cohibidas en esta tarea; no tienen en cuenta el hecho de que la audiencia está formada por personas sexuales que, es muy probable, que estén experimentando o poniendo en práctica esta faceta de su personalidad y casi todos tachan los modelos educativos de higienistas, negativos y centrados más en las cuestiones científicas o de prevención, que en las psicológicas o de disfrute.
“Se nos habla básicamente del coito y una de sus consecuencias, los embarazos, pero nunca sobre masturbación, sexo oral u otro tipo de prácticas o sexualidades”, apuntaba uno de los alumnos entrevistados para el estudio. “Cuando empecé a experimentar el sexo me di cuenta de que la mayor parte de las cosas que nos contaron estaban mal explicadas”, se quejaba otro. Una chica denuncia la visión sexista y estereotipada de los comportamientos de ambos géneros frente a la sexualidad, “a nosotras se nos inculca que no debemos sentirnos presionadas para tener relaciones. Siguen con la idea de que el chico es el que está más interesado en hacerlo, mientras nosotras no. No se dan cuenta que muchas chicas también quieren tener sexo, probarlo, experimentarlo y disfrutarlo”. “No hablan de la parte emocional de la sexualidad, cómo afecta a la persona. Se centran en la anatomía y la biología. Ya he visto muchos vídeos de ese tipo. Deberían hablarnos de la presión que hay ahí fuera, de los medios, los amigos, la familia. Todo eso es importante y no lo contemplan”, afirma otro estudiante.

El caso español. El sexo entra dentro del campo de la ideología, la religión no
En España las cosas no han cambiado mucho desde los tiempos en los que un cura progre o una religiosa –personajes que, supuestamente, no tenían mucha experiencia en la materia– nos explicaban con diapositivas todo lo que pasaba desde el momento en que un espermatozoide alcanzaba el óvulo hasta el feliz día del parto. Claro que olvidaban un pequeño inconveniente, el sexo es todo lo que ocurre justo antes. Pero todavía perdura esa creencia errónea que plantea esta ecuación: a más información sexual, más promiscuidad y más problemas. Siguiendo esta lógica aplastante podríamos presumir que los alumnos de química acabarán siendo científicos locos, que idearán una fórmula para acabar con la raza humana; o que los que estudian para cirujanos tienen grandes probabilidades de emular las hazañas de Jack El Destripador.
El debate sobre si la sexualidad debe entrar en las aulas o ceñirse al círculo familiar sigue más vivo que nunca. La LOGSE de 1990, introducía la apertura de los centros escolares a la educación sexual afectiva y reproductiva, aunque no hablaba de contenidos específicos. La LOE (2006) apostaba más por la transversalidad, es decir, incluir estos temas en asignaturas como Educación para la ciudadanía y la LOMCE (2012), más conocida como Ley Wert, eliminó estos contenidos por considerar que podían estar muy ideologizados, aunque incluye la religión. La educación sexual queda entonces relegada a la consideración del centro educativo y el presupuesto de que se disponga.
Según Ana Yáñez, sexóloga, psicóloga, directora del Instituto Clínico Extremeño de Sexología, coordinadora y docente del Máster de Sexología de la Universidad de Extremadura y con una amplia experiencia a la hora de impartir clases sobre sexualidad en colegios, “la educación sexual es una materia trasversal, a criterio del colegio y que, en el mejor de los casos, se reduce a unas charlas esporádicas realizadas por sexólogos. Aunque también hay mucho intrusismo. A veces es impartida por padres de alumnos o por empresas de higiene íntima o preservativos que, en algunos casos, no llevan a profesionales y cuyos seminarios están más orientados a la venta del producto que a la información o educación”.
El sexo todavía levanta ampollas y es siempre una actividad extraescolar muy vigilada y monitoreada por padres y profesores. “En este sentido, siempre hay que contar con la aprobación de la asociación de padres para dar las charlas o utilizar las guías –libros de texto– elaboradas para esta materia”, apunta Yáñez. “Cuando impartimos la clase, hay siempre un profesor en actitud de oyente. Algo que considero inapropiado porque muchos alumnos pueden sentirse cohibidos a la hora de preguntar o comentar algo delante de su tutor. Es un tema delicado, que solemos tratar con el mayor anonimato posible para que no de a pie a estigmatizar a los compañeros. Antes de empezar la clase decimos que los alumnos escriban sus preguntas o temas a tratar en un pedazo de papel y lo echen a una urna para asegurarnos de que tratamos los asuntos que les preocupan”.
Según esta experta, los países que mejor nota sacan en esta asignatura son Finlandia, Suecia (con un programa en la tele para niños), Canadá, Holanda y Alemania; y añade, “una buena educación sexual que contemple la dimensión bio-psico-social del individuo, va más allá de evitar embarazos no deseados o contagios de ETS, contribuye a una sociedad menos machista, reduce la violencia de género y evita muchas patologías de índole sexual, que tienen su base en traumas psicológicos o concepciones erróneas respecto a la sexualidad”.

Las armas invisibles contra las superbacterias que la URSS desarrolló gracias a un descubrimiento centenario que Occidente olvidó

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BacteriofagoImage copyrightTHINKSTOCK
Image captionParece un extraterrestre, pero de hecho es el habitante más ubicuo de este planeta.
Las noticias sobre el problema de las bacterias inmunes a los antibióticos raramente son buenas. Así que cuando hay una excepción, vale la pena explorarla.
Durante décadas, hemos estado ayudándole a las bacterias a desarrollar resistencia al tomar antibióticos cuando no los necesitamos y al dejar de tomarlos antes de lo indicado.
700.000 personas en el mundo mueren cada año por esta razón.
Para evadir ese destino, muchos viajan a Tiblisi, la capital de Georgia, donde hay una alternativa a los antibióticos.
Una de ellas es Sophie, quien viene de Francia.
Sufre de fibrosis quística, que causa infecciones pulmonares crónicas que ya no responden a los antibióticos.
"No pudo respirar, toso todo el tiempo. Ni como, pues no me da hambre".
Sophie
Image captionLa situación de Sophie es desesperada.
"Se me agotaron todas las alternativas, ya que después de un tiempo, las bacterias se vuelven resistentes, los antibióticos no funcionan tan bien, tienes que tomártelos más a menudo y vas perdiendo las esperanzas".
Pero ahora, su esperanza es una terapia centenaria.

Olvidados

El tratamiento se llama "terapia de fagos" e involucra el uso de virus naturales para tratar infecciones bacterianas patogénicas.
Se sabe de ello desde que, en 1913, el bacteriólogo británico Frederick Twort descubrió un agente bacteriolítico que infectaba y mataba a las bacterias.
Cinco años después, el microbiólogo canadiense Félix d'Herelle anunció el descubrimiento de "un antagonista invisible microbiano del bacilo de la disentería", y lo llamó bacteriófago.
Pero cuando los antibióticos se popularizaron en la década de 1950, quedaron relegados y, eventualmente, olvidados.
Dibujo de Stalin
Image captionGracias a la falta de antibióticos en la URSS, no descartaron este tratamiento, como pasó en Occidente.
Sin embargo, en la Unión Soviética de Iósif Stalin los antibióticos escaseaban, así que los científicos continuaron usando los fagos.
En 1923, un microbiólogo llamado George Eliava fundó un instituto dedicado a los bacteriófagos, en Tiblisi.

Cómo actúan

Cuando los fagos encuentran bacterias, se prenden de ellas e inyectan su ADN en la célula, donde se reproducen.
Los fagos recién nacidos hacen estallar las paredes celulares y repiten el ciclo hasta que la infección desaparece.
Fango y bacteria
Image captionEl fago que está encima de la bacteria, la inyecta, y su descendencia se reproduce dentro de ella.
Fango y bacteria
Image captionY, por supuesto, crece...
Fango y bacteria
Image caption...hasta que destroza la bacteria.
Fango y bacteria
Image captionLos recién nacidos salen en busca de otros anfitriones y la historia vuelve a empezar.
El tratamiento de Sophie empieza cuando los doctores toman muestras para identificar el tipo de bacterias que están causando su infección.
Es un paso importante pues, a diferencia de los antibióticos de amplio espectro que matan a una gran cantidad de bacterias, cada bacteriófago mata sólo una especie o cepa.
Cuando identifican la responsable, desarrollan un fago que ataque ese tipo específico de bacteria.
Esta fase crucial del proceso se realiza en los laboratorios de fagos de Eliava, donde han aprendido cómo optimizar los más efectivos.

Cuál de todas es

En una placa de Petri ponen la muestra de la bacteria y sencillamente le añaden diferentes fagos y los incuban durante la noche.
Al otro día, revisan el resultado, que se ve así:
placa de Petri mostrando resultados
Image captionLas manchas claras indican cuáles bacteriófagos son efectivos contra esa bacteria.
Una vez identificado el fago, los investigadores inician el proceso de convertirlo en un tratamiento que puede ser tomado por vía oral, inhalado o aplicado externamente para tratar el problema con precisión.

Abundantes como ninguno

Mientras que la ciencia de la terapia con fagos es muy específica, el rango de enfermedades clínicas que se pueden tratar con ella es vasto.
La clínica del instituto es muy concurrida y lo remarcable es que en cada puerta hay placas indicando las especialidades -ginecología, ortopedia, medicina interna...-, todas usando terapia de fagos para aliviar dolencias.
Una de las razones del éxito de los bacteriófagos es su gran abundancia y diversidad.
En Eliava han estado recogiendo fagos durante décadas. Tienen ampolletas que han estado ahí desde los años 30.
No obstante, eso es una gota en el océano.
De hecho, los bacteriófagos son la forma de vida más abundante en la faz de la Tierra.

Se estima que hay unos

10 millones de billones de billones de bacteriófagos
  • * Eso es más que todos los otros organismos del planeta juntos
THINKSTOCK
Eso implica que si la bacteria desarrolla resistencia al fago que la ataca -como lo hizo con los antibióticos-, los científicos pueden acudir a su depósito o a la naturaleza para encontrar otro.
Además pueden evitar que se desarrolle la resistencia creando mezclas de fagos para atacar a la bacteria desde diferentes ángulos.
Esta es una de las razones por las que la directora del Instituto Eliava, Mzia Kutateladze, está convencida de que los bacteriófagos pueden jugar un papel importante para resolver el problema actual.
"En primer lugar, podemos erradicar muchas enfermedades infecciosas que en la actualidad no podemos tratar con antibióticos", le dice a la BBC.
"Además, pueden reducir la resistencia a los antibióticos. Ese es un logro muy, muy importante. El uso combinado de antibióticos y fagos es realmente muy efectivo y prometedor", añade.

"Ya no tengo miedo"

A pesar de su éxito en Georgia, la terapia con bacteriófagos tiene que ser aprobada y regulada antes de que se pueda usar en Occidente.
BacteriofagosImage copyrightTHINKSTOCK
Image captionUn ejército de antagonistas invisibles que podría defendernos de un eterno enemigo.
Ya se están haciendo ensayos clínicos en Europa, así que pacientes como Sophie podrían llegar a recibir la ayuda que necesitan en casa.
"Quizás ahora pueda ganar un poco de peso. Voy a caminar sonriendo, sin tener que pensar en el esfuerzo que estoy haciendo", dice, feliz, tras recibir el tratamiento.
"Ya no tengo miedo".
Juzgando por lo que vi en Tiblisi, para mí es claro que la terapia con fagos va a jugar un rol crucial en nuestra eterna guerra contra la infección bacteriana.
Después de todo, si algo aprendimos de la era de los antibióticos es que necesitamos todas las armas posibles en nuestro arsenal para vencer a esos superorganismos.
Quizás ahora, 100 años después de descubiertos, finalmente llegó la hora de prestarle a los bacteriófagos la atención que se merecen.

Como lo usan en Rusia,heredera de la URSS,otra vez enemigo de los imperialistas europeos,nadie quiere usarlo,de la misma forma que los tratamientos de inmunidad de Cuba.
Además,como la patente no es de la Farmafia de los "culiblancos"depredadores,no hay bussines...

ED BOYDEN PROF. ING. BIOLÓGICA Y CIENCIAS COGNITIVAS, MIT

Optogenética: encender y apagar neuronas para entender el cerebro

Por Zuberoa Marcos | 26-09-2016
¿Qué haría usted con con tres millones de dólares? La pregunta parece el reclamo publicitario de un anuncio de loterías. La respuesta, en ese caso, sería la habitual retahíla de objetos lujosos y prescindibles: yates, chalets, cruceros, cochazos… Cosas caras (incluso divertidas) que el dinero puede comprar. Cuando un periodista le hizo esa pregunta a Ed Boyden tiempo después de haber ganado el premio Breakthrough -el más cuantioso al que puede optar un científico, dotado exactamente con exactamente tres millones de dólares-, de sus planes no surgió una sola frivolidad. Reconoció, con cierto pudor, que había destinado una cantidad a asegurar la educación de sus hijos para el futuro. El resto, como todo en su vida, lo dedicó a la ciencia, concretamente a financiar experimentos “demasiado locos”, según sus palabras, para encontrar financiación. Esas investigaciones locas son las que han permitido encontrar soluciones terapéuticas inimaginables o resolver grandes enigmas científicos en el campo de la biología. Un terreno en el que, quizá, la gran incógnita continúa siendo cómo funciona el órgano que nos permite hacernos tantas preguntas: nuestro propio cerebro.
Gracias a Ed Boyden estamos un poco más cerca de comprender esa máquina tan compleja que hace única a nuestra especie. El cerebro humano tiene cientos de miles de millones de neuronas, miles o decenas de miles de células diferentes, de distintas formas, conectadas a través de un intrincado circuito que activa distintas regiones cerebrales. Pero a pesar de su dificultad, si queremos encontrar la solución a desórdenes neurológicos como el Alzheimer, por ejemplo, la única posibilidad es conseguir desentrañar el funcionamiento del cerebro. Hasta ahora estas enfermedades han sido enfrentadas con tratamientos químicos o estimulación eléctrica de las neuronas. Ambas técnicas comparten los mismos problemas, en opinión de Boyden. En primer lugar no curan la enfermedad, en el mejor de los casos consiguen paliar los síntomas. Y, en segundo, no es posible controlarlas de forma precisa, con lo que a veces el daño que se produce en las neuronas que rodean las células afectadas es muy importante. ¿Cómo entonces curar estas enfermedades? La única posibilidad es conocer exactamente cómo funciona el cerebro y qué células entran en juego en cada caso. Y eso es lo que Boyden está intentando descubrir a través de la optogenética, una nueva tecnología que ha diseñado junto a Gerhard Nagel y Karl Deisseroth.
La idea -sencilla como todas las ideas hermosas- consiste en conseguir que las neuronas se iluminen cuando entran en funcionamiento aprovechando las descargas eléctricas que producen. Para ello, hay que inocular en las células de nuestro cerebro una proteína que existe en determinadas algas capaces de convertir la luz en electricidad. Esto nos permitiría activar o desactivar células a distancia sin dañar a sus vecinas. La sencillez de la idea encierra, sin embargo, una gigantesca dificultad para ser llevada a cabo. Algo que no asusta a Boyden, creador del principio de pereza aplicada “a veces hacemos demasiadas cosas sólo para estar ocupados. Y eso no es necesariamente lo correcto, cuando podrías estar pensando en una idea mejor con un mayor poder de transformación”.
Aun en sus primeros pasos, la optogenética, cuenta con unas enormes posibilidades de desarrollo y ya ha sido probada con éxito en experimentos con animales para curar algunos tipos de ceguera, actuando sobre las células de la retina. “Necesitamos practicar la medicina sin riesgos, asegura, y hacer que la resolución de enfermedades complejas sea tan sencillo como programar una aplicación para un teléfono. Podemos hacerlo verificando previamente el terreno; es decir, mapeando los bloques que constituyen la vida, entendiendo cómo funcionan y qué es lo que se estropea cuando están enfermos”. Suena casi como echarse una partida al Minecraft para comprender cómo se puede construir un puente antes de lanzarse a mezclar el hormigón y el acero. Con gente como Ed Boyden, en un futuro, será así…
Edición: Maruxa Ruiz del Árbol / Mikel Agirrezabalaga
Texto: José L. Álvarez Cedena
Transcripción de la conversación
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Ed Boyden

Prof. ing. biológica y ciencias cognitivas, MIT