“Los datos
de la OMS son espeluznantes: entre expuestos laborales y ambientales,
unas 150 mil personas morirán anualmente en las próximas décadas”
SLA-¿Por qué Lecturas impertinentes? ¿Dónde se ubica la impertinencia de tus lecturas? ¿A quiénes molestan? Pp.
Al poder, el de las multinacionales y los otros, incluido el de la
cúpulas de los movimientos sociales… que tienden a “encupularse” si las
bases les dejan. Al menos de eso tratan. También es un alegato (en
algunos artículos) contra los pesimistas antropológicos, aquellos que
saben muy bien el futuro inexorable de la humanidad y del planeta y no
albergan alternativas esperanzadoras… Y por los beneficios de la
disidencia.
Hablas en el libro de ambas y dedicas el libro,
además de a otras compañeras, a Lynn Margulis y Elinor Ostrom. ¿Qué
significa para ti Lynn Margulis?
Una revelación, y perdona
el tono transcendente. Después de su lectura tengo todos los motivos
para “creer” en la cooperación y en la modestia verdadera. Soy un
biocéntrico esperanzado, que no es lo mismo que optimista (qué sé yo del
muy largo plazo.
Unas necesarias aclaraciones...
Adelante con ellas.
Distingo entre el optimismo, el pesimismo, la espera y la esperanza. La
espera es la posición fatalista y determinista de la historia. En el
mejor de los casos me siento a la puerta de mi casa a ver pasar el
cadáver de mi enemigo (en la dialéctica marxista clásica, este cadáver
era el capitalismo). Nada que hacer. El optimismo y el pesimismo es una
posición de hybris, de desmesura: sabemos todo lo que nos va a deparar
el futuro, como si fuésemos dioses. Esto conlleva dos “pecados”: el de
creernos ser el dios que hemos construido y adjudicarnos todas las
potencias esféricas de ese ser clarividente; y el de creer que la única
lógica posible es la de la extrapolación lineal, olvidando que muchas
veces sucede lo inesperado (“lo consiguieron porque cuando lo afrontaron
no sabían que era imposible”). Nos queda la esperanza, es decir creer
que existe la incertidumbre y en esos resquicios podemos luchar porque
el mundo vaya a mejor. Es el viejo asunto del libre albedrío. Creo que
tenemos margen. Tengo esperanza, mucha más si entiendo que la vida
tiende a mantener en su ser y que existió un pasado social mucho más
brillante que el actual. Diría con Berger que: “Nombrar lo intolerable
es en sí mismo la esperanza. Cuando algo se considera intolerable ha de
hacerse algo. La acción está sujeta a todas las vicisitudes de la vida.
Pero la pura esperanza reside en primer término, en forma misteriosa, en
la capacidad de nombrar lo intolerable como tal: y esta capacidad viene
de lejos, del pasado y del futuro. Esta es la razón de que la política y
el coraje sean inevitables”.
Lo mismo te pregunto respecto a Elinor Ostrom.
¿Sabes?, desde que le dieron el Nobel de Economía he tratado de buscar
su obra cumbre (El gobierno de los bienes comunes) y no la he podido
encontrar en parte alguna. Han molestado mucho sus indagaciones
históricos y de actualidad, que muestran que el gobierno en común de los
bienes comunes no solo es una tragedia (como auguró Hardin) sino que es
una realidad floreciente en el espacio y en el tiempo. El
individualismo capitalista y las virtudes de la propiedad privada por
los suelos. Y Elinor desaparecida.
Tal es el caso de la aldea
de Törbel, en la región alpina de Suiza, con 600 habitantes y que
gestiona los bienes comunes desde 1225.
¡Desde 1225!
Exacto. Los bienes comunes afectan al 80% del territorio y en ellos
coexiste la propiedad privada con la comunal, estando esta última en
régimen de autogestión. Para evitar desigualdades, readjudican los
derechos de pastoreo cada 10 años.
Otro caso digno de mención es el caso de Japón
. Entre
1600 y 1867 existían miles de aldeas comunales, que abarcaban unas 12
millones de hectáreas lo que suponía un 30% de todo el territorio. En la
actualidad solo quedan unas 3 millones de hectáreas, o sea el 10% del
territorio. La asamblea, en autogestión, creaba reglas detalladas de su
gobierno y gestión, asignaba trabajos colectivos y contaban con sistemas
de supervisión y castigos internos. La Ostrom cita muchos más ejemplos
en su libro inencontrable.
Insisto en un punto anterior. En
la “Nota para la presente edición” afirmas que algunos de los escritos
recogidos han despertado airadas reacciones en las cúpulas burocráticas
de algunos movimientos alternativos. ¿Puedes darnos algún ejemplo? ¿Por
qué ha sido así?
Larga y espinosa historia. He preferido la
verdad a la tribu, y ésta ha reaccionado. Gente muy importante y cuyos
movimientos aprecio mucho, no han soportado ver a algunos de sus líderes
embarcados con amistades peligrosas… y menos que se diga públicamente
(aunque, curiosamente, era público y notorio). Me refiero a la
penetración de dos fundaciones del filantrocapitalismo en los
movimientos sociales; hablo de AVINA/Ashoka que son conocidas como
fundaciones del gran capital del amianto y de los transgénicos. Acabo de
llegar de Argentina y allí estas fundaciones tienen infiltrados a
muchos movimientos. Es un grave problema que nadie haya intervenido como
aquí lo hemos hecho. El dolor de estas reacciones se ha visto
compensado en que hemos puesto en la agenda los temas de AVINA/Ashoka y
el del amianto (“uralita” en España).
Estamos entre los cuentos que hablan del “rey desnudo” y de aquellos otros de los de “matar al mensajero”.
Hablas también de censuras. Por ejemplo...
El artículo que firmamos conjuntamente con Naredo, Riechmann, Aguilera y
Carpintero fue rechazado por alguna revista. Había en él nombres de la
tribu. También en Rebelión algún artículo, hace años, no ha pasado por
llevar nombres, no por las ideas.
Haces referencia también
al lobby oculto, a los movimientos sociales cooptados por el gran
capital. ¿Nos ilustras de algún modo tu afirmación?
Es una
cooptación sutil. Se trata ahora del capitalismo glamouroso que coopta
nuestras palabras y entra con financiación, “respeto” (los
socios-líderes seleccionados por las fundaciones mentadas no paran de
justificarse diciendo que no los condicionan, no saben los “dividendos”
de legitimidad que les suministran) y “sostenibilidad”. De esta manera
han estado presentes (o siguen), o tienen socios/emprendedores en unas
docenas de movimientos alternativos, aquellos a que muchos pertenecemos.
Por ejemplo, (y no es nada nuevo porque por publicar estos nombres ha
habido la censura y la reacciones tribales): Greenpeace, Fundación Nueva
Cultura del Agua, Fiares, Plataforma rural, Universidad Paulo Freire,
etc. Algunos ya han reaccionado y, por ejemplo, la Plataforma Rural ha
llamado a las actuaciones de Ashoka en África, que junto a Monsanto van
de la mano para implantar los transgénicos, le llaman digo “intento
asesino”, olvidando que por decir menos nos han puesto en la picota, y
también que han soportado a un Presidente de la Plataforma durante tres
años emprendedor seleccionado y financiado por Ashoka.
Pero lo
importante de toda esta historia es que hemos advertido contra el
filantrocapitalismo y a partir de ahora a gentes de los movimientos
sociales les será difícil “acostarse con el enemigo”… Aunque algunos
quedan aún recostados.
¿Pero Fiares no es un banco cooperativo que está a punto de instalarse en España? ¿Qué pasa con Fiares?
Efectivamente, es una cooperativa que pretende funcionar de otra manera
que un banco clásico. Si la dejan las férreas reglas del juego del
sistema. La cuestión no es esta. La cuestión es que desde el principio
va acompañada y bien acompañada de Ashoka (fundación como hemos visto
del gran capital del amianto y de los transgénicos), y esto la
desprestigia, hace desconfiar. Ya se lo hemos advertido.
Federico
Aguilera Klink, amigo tuyo, comenta en su prólogo –excelente por lo
demás- que tú eres impulsor de un revolucionario, por desobediente y
creativo, sistema de gestión empresarial cooperativa. ¿Qué sistema es
ese? ¿Por qué es revolucionario?
Ya sabes, el género
prologuista es necesariamente laudatorio, exagerado. Se entiende. Pero
digamos que algo hay. Se trata de una librería fundado en 1969 (hace 44
años), y desde el principio con una idea digamos antifranquista y de
izquierdas. El tiempo y el éxito nos fueron pasando y hemos llegado a
tener 23 personas trabajando. Lo más llamativo y coherente ha sido que
en esos años solo hemos despedido a una persona (el empleo es cuasi
fijo), que todos los trabajadores tienen parte en la empresa por lo que
hay total transparencia, y que las decisiones importantes son
asamblearias (no hemos respetado casi nunca el voto por acciones). En
plena crisis (añadiendo la crisis específica del libro por lo digital y
Amazon) hemos optado por distribuir el trabajo existente y distribuir
los ingresos sin dejar ninguna remuneración para el capital. Las
condiciones de trabajo han sido las mejores posibles y el abanico de
salarios ha estado (y está) entre uno y tres, incluyendo al gerente y
teniendo en cuenta que hay gente que lleva cuarenta años trabajando.
¿Por qué tu interés por Maturana o Damasio?
Con Maturana descubrí la biología del amor y con Damasio la
inteligencia sintiente. La importancia de Maturana estriba en que hace
años señaló la condición amorosa del ser humano-bonobo-mamífero. Lo
relacionaba con nuestra historia filogenética, y hoy se muestra en eso
que hemos descubierto recién y que se ha dado en llamar las neuronas
espejo, las neuronas de la empatía. Igualmente, Damasio advierte de la
vinculación de las decisiones a las partes del cerebro vinculadas a las
emociones. Recubre la pretendida lógica objetiva de la venimos
presumiendo de una lógica afectiva, o afectada. Otro asunto de la mayor
importancia de Maturana es el énfasis en la neotenia de los seres
humanos: esa cualidad por la que se mantienen rasgos infantiles en los
adultos. De ahí la enorme curiosidad que no cesa, el deseo de jugar y
ser felices y la vinculación a todo lo amoroso.
En tu
opinión, así lo afirmas en el primero de los textos recogidos, el
amianto es la mayor tragedia industrial de la historia de la humanidad.
¿Por qué el amianto es una fibra asesina de esas dimensiones?
Una de las mayores tragedias. Se conocía su peligrosidad desde 1898 y se confirmó inequívocamente su cancerigenidad en 1955.
Los datos de la OMS, nada sospechosa de alarmismos, son espeluznantes,
dicen que entre expuestos laborales y ambientales en torno a 150.000
personas morirán cada año y así en los próximos 20 o 30. Y esto por los
que han estado expuestos en los últimos 40 años, ya que las enfermedades
que produce el amianto (cáncer, pero no solo) tardan entre 20 y 50 años
en manifestarse. No tienen cura a posteriori y como las radiaciones,
siguen una lógica lineal y otra estocástica. No hay dosis mínima segura.
La lógica lineal es la que extrapola proporcionalmente la relación
dosis-efecto: a más exposición más riesgo y en una medida que guarda la
proporción. Pero ¿cómo explicar que dosis o exposiciones pequeñas
lleguen producir mesotelioma?, Hay que introducir el azar para
entenderlo: la afección depende también del huésped que enferma y de sus
circunstancias particulares.
De ahí la prohibición total en 55 países, en los últimos 20 años.
Está establecido que uno de cada dos cánceres laborales en España y Europa lo causa el amianto, a pesar de estar prohibido.
¿Nos explicas cómo opera?
Los minerales asbestósicos (silicatos de hierro y magnesio) cristalizan
en formando fibras alargadas que resultan friables (desmenuzables) en
fibrillas de micras (milésima de milímetro) y éstas al inhalarse
principalmente pueden quedar retenidas en los pulmones u otras vísceras.
Como su nombre indica son indestructibles, y si no se expulsan
naturalmente pueden provocar diversas enfermedades años después. Por
ello, el que esté prohibido no significa que no sean nocivas. Siguen
instaladas en nuestro país cerca de tres millones de toneladas de
amianto/uralita. Las tenemos en nuestros depósitos de aguas, en sus
conducciones, en los tejados ondulados, etc. (hasta en 3.000 productos
han estado presentes) por lo que ahora mismo los que las trabajan para
desinstalarlas y los que con el bricolage las hacen desmenuzar siguen
expuestos.
Cuidado pues.
Sí, sí, cuidado. Insistiré un poco más en el tema.
Lo que te parezca oportuno.
Salvador
López Arnal es miembro del Frente Cívico Somos Mayoría y del CEMS
(Centre d’Estudis sobre els Movimients Socials de la Universitat Pompeu
Fabra de Barcelona; director Jordi Mir Garcia)
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