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Tras siglos abusando del don de la palabra y poniendo a prueba la resistencia de sus cuerdas vocales, la población argentina está sufriendo en los últimos días un brote severo de afonía que ha dejado sin habla a tres cuartas partes del país. Ya son más de 3500 los ciudadanos que han explotado al no poder articular palabra.
El propio presidente, psicoanalista y diseñador gráfico argentino Mauricio Macri intentaba calmar a la población esta mañana escribiendo en una pizarra. Sin embargo, los nervios y la impotencia han podido con él y se ha retirado furioso y con la cara desencajada.
En un hilo de Twitter de 499 mensajes, Marta del Piero, diseñadora gráfica y psicoanalista rioplatense, expresaba su preocupación: “Si los argentinos no podemos hablar durante horas, ¿en qué nos convierte esto? ¿En uruguayos?”.
José Carlos Ferreira, diseñador gráfico y psicoanalista afincado en Córdoba, fue uno de los primeros afectados por la afonía. Se considera un luchador. Ha aprendido lenguaje de signos y ha desarrollado unos bíceps más anchos que su cabeza. “Lo hago por mi país”, gestualiza. “Si nadie habla de lo grande que fue Maradona perderemos nuestra argentinidad”, añade con preocupación mediante gestos.
La afonía también ha afectado a personalidades conocidas como Andrés Calamaro, cantante, psicoanalista y diseñador gráfico, que se encontraba en Buenos Aires acabando su nuevo disco cuando el brote se manifestó con mayor virulencia. En un comunicado adelanta que, por fuerzas mayores, su próximo trabajo discográfico sólo podrá ser óctuple.
La comunidad internacional se ha volcado para ayudar a los argentinos a superar este drama. Es el caso de Italia, que se ha comprometido a enviar un refuerzo de ciudadanos jóvenes a España para equilibrar el vacío que dejan los argentinos en las labores de enamorar a novias ajenas.