viernes, 6 de marzo de 2015

EL ORIGEN DEL MUNDO

La culebrilla o culebrina espera, agazapada dentro de uno mismo

El herpes zoster es una enfermedad causada por el por el virus Varicella zoster, el mismo virus que ocasiona la varicela. Si una persona se recupera tras haber tenido varicela, el virus permanece en el organismo en estado latente hasta que en algún momento se reactiva causando el herpes zoster. Se estima que 1 de cada 3 personas que haya sufrido varicela, puede desarrollar esta enfermedad en algún momento de su vida. La vacunación, disponible ya en la Argentina para mayores de 50 años, es la única manera de reducir el riesgo de desarrollar herpes zóster y el dolor que puede sobrevenir después de la enfermedad.
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La vacunación es la única manera de reducir el riesgo de desarrollar herpes zóster y el dolor que puede sobrevenir después de la enfermedad. Actualmente está disponible en Argentina una vacuna para prevenir la culebrilla en personas mayores de 50 años, incluso aún en aquellas que ya han padecido algún episodio de herpes zóster.
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Se estima que 1 de cada 3 personas que haya sufrido varicela puede desarrollar herpes zóster (conocido popularmente como culebrilla) en algún momento de su vida.(1) Actualmente está disponible en Argentina una vacuna para prevenirlo indicada en personas mayores de 50 años, incluso aún en aquellas que ya han padecido algún episodio de la enfermedad.(1)
 
La culebrilla es una enfermedad causada por el virus varicela zoster, el mismo virus que causa la varicela. Este virus permanece en su cuerpo aún después de haberse curado de varicela. Quizá no cause problemas durante muchos años, pero a medida que usted envejece, el virus puede reaparecer como culebrilla. Aunque es más común en personas mayores de 50 años, cualquiera que haya tenido varicela está a riesgo de padecer culebrilla.
 
La culebrilla no se contagia de persona a persona. Pero si usted tiene un sarpullido de culebrilla, puede contagiar el virus a alguien que nunca tuvo varicela. Por ejemplo, un niño expuesto a una persona con culebrilla puede desarrollar varicela, pero no culebrilla. El virus se contagia por contacto directo con el sarpullido y no puede transmitirse por el aire.
 
Los primeros síntomas de culebrilla son ardor o dolor agudo y hormigueo o picazón, generalmente de un lado del cuerpo o la cara. El dolor puede ser de leve a fuerte. Luego, se forman ampollas que duran de uno a 14 días. Si la culebrilla aparece en la cara, puede afectar la vista o la audición. El dolor puede durar semanas, meses o incluso años después de la curación de las ampollas.
 
No existe una cura para la culebrilla. El tratamiento temprano con medicinas que combaten el virus puede ayudar. Estas medicinas también pueden ayudar a prevenir el dolor persistente. Una vacuna puede prevenir la culebrilla o disminuir sus efectos. La vacuna es recomendada a personas mayores de 60 años aunque algunos doctores pueden recetarla a personas de entre 50 y 59 años.
 
Entonces, el herpes zóster, causada por el mismo virus que ocasiona la varicela -el virus Varicella zoster (1)- requiere considerar un dato imprescindible: cuando una persona se recupera tras haber sufrido varicela, el virus permanece en su organismo en estado latente –en las células del sistema nervioso–, hasta que en algún momento,se reactiva causando lo que se conoce popularmente como “culebrilla” (herpes zóster).(2) Se estima que 1 de cada 3 personas que haya sufrido varicela, puede desarrollar esta enfermedad en algún momento de su vida.(2)
 
El herpes zóster es una erupción cutánea que toma la forma de una franja que aparece a uno o a otro de los lados del cuerpo, puede presentarse de un lado de la cara o en raras ocasiones puede extenderse mucho más e incluso tener apariencia similar a la de la varicela. Puede aparecer acompañado por síntomas como fiebre, dolor de cabeza, escalofríos y malestar estomacal. (1) Puede dar lugar además a complicaciones en los ojos, causando la pérdida de la visión, en los oídos, caracterizado por sordera; y la llamada neuralgia postherpética: un dolor intenso y debilitante en las zonas afectadas por el sarpullido, que puede persistir aun después de la desaparición de la erupción.(1,2)
 
Cualquier persona que haya sufrido varicela puede desarrollar herpes zóster, pero el riesgo de desarrollarlo se incrementa con la edad. La mitad de los casos ocurren en hombres y mujeres mayores de 60 años de edad en donde las complicaciones como la neuralgia postherpética son mucho más frecuentes.(1) Otro factor que favorece la reactivación del virus es tener el sistema inmunológico comprometido, como ocurre en quienes padecen ciertos tipos de cáncer (leucemia y linfoma), en las personas infectadas con el VIH, o en quienes reciben drogas inmunosupresoras como los esteroides o las que se utilizan luego de haber recibido un trasplante de órganos.(1)
 
Aún cuando el virus se encuentra ya presente en el organismo de las personas que sufrieron varicela, la vacunación es la única manera de reducir el riesgo de desarrollar herpes zóster y el dolor que puede sobrevenir después de la enfermedad. Actualmente está disponible en Argentina una vacuna para prevenir la culebrilla en personas mayores de 50 años, incluso aún en aquellas que ya han padecido algún episodio de herpes zóster.(1)
 
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