lunes, 11 de diciembre de 2017


Hola puta

Que haya víctimas de trata no hace menos legítimos los reclamos por derechos de las putas en activo
Se está llamando esclavas a miles de mujeres que han convertido a la puta en su identidad política

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Hace muchos años contraté a una puta. Lo hice con mi marido pero en realidad yo era la más interesada –él tenía sus remilgos– porque me moría de ganas de tener sexo con una mujer in media res y tenía dinero, que ganaba como periodista –ahora con mi sueldo de periodista no podría permitírmelo–. En fin, era un servicio a domicilio. Llamamos por teléfono y vino a casa. En esa época y en ese país donde vivíamos no abundaban las prostitutas que atendieran a hombres y mujeres, ni a parejas, pero al final la encontramos. Aquella vez fue muy lindo. Recuerdo que nos reímos mucho con esa chica, que intercambiamos nuestra ropa sexy como jugando a ser la otra. Volvimos a llamar una vez más, aunque ya no hubo tanto feeling.
La última campaña española contra la prostitución #HolaPutero, me interpeló, porque –aun guardando las distancias entre mi corta experiencia de putera y la de un consumidor habitual de sexo con prostitutas–, me ponía automáticamente en la categoría de alguien que, según el vídeo, había contribuido con su granito de arena a la desigualdad de género en el mundo, “comprando mujeres, comprando esclavitud”.
Mientras no dejaba de parecerme loable que el mensaje viral pusiera por una vez el foco sobre el cliente y no sobre la mujer trabajadora –finalmente, es lo mínimo que podría esperarse de sus creadoras, activistas feministas–, cada vez me iba chirriando más cómo una problemática compleja como la del trabajo sexual se iba reduciendo a un a favor y en contra, e ignorando que en el “hola putero” estaba implícito el “adiós, puta”.
Es lo que, desde que empezó a circular la campaña, han venido señalando, a través de sus redes, las trabajadoras sexuales organizadas: la usurpación de su lugar en esa lucha. Aunque la reivindicación es vieja, hay muchas caras nuevas denunciando la “putofobia” fuera y dentro del feminismo.
Georgina Orellano, la impresionante líder de las prostitutas argentinas, ha dicho más de una vez que “ser feminista es darle derechos a otras mujeres y la oportunidad de elegir cosas que no necesariamente elegiríamos para una”. Según Georgina, todo lo que les pasa no les pasa por ser putas sino por ser mujeres. “¿Tenemos que explicarles otra vez que esto es trabajo?”, clama. “En la calle se sigue llevando la policía a las compañeras. Y en la calle la policía no te pregunta: ‘¿sos abolicionista, sos reglamentarista, sos pro-sex, sos puta feminista? Te llevan presa igual”.
En los países latinoamericanos, abolicionistas de pura cepa, el uso del espacio público para el trabajo sexual está criminalizado. Hasta el 90 por ciento de prostitutas alguna vez ha sido agredida por la policía, que recibe cada semana de ellas su bono para que las dejen trabajar en paz.
El video de #HolaPutero parece dirigirse solo al putero –por cierto, como si fuera el macho oficial, cuando sabemos que tenemos al macho en el despacho de nuestro jefe, en la cama, en el partido en que militamos, en el colectivo del que formamos parte y en cada esquina, es más, que el putero y el que está aquí al lado son la misma persona. No pasa desapercibido, sin embargo, que en este video a todas las putas se les llama esclavas. A la vuelta de hoja del criminal está la víctima. Pero, ¿son víctimas todas las prostitutas? Aunque las haya, en un gran porcentaje, la respuesta es no. 
Lo que ocurre aquí es que mujeres que no ejercen la prostitución se están arrogando la potestad de llamar a otras esclavas, cuando estas, que son las que ponen el cuerpo, no se identifican de esa manera. Que haya víctimas de trata no hace menos legítimos los reclamos por derechos de las putas en activo. Se está llamando esclavas a miles de mujeres que han convertido a la puta en su identidad política. ¿No es acaso eso negar su empoderamiento? ¿No es desconocer su lucha social concreta por adquirir ciertos derechos, por sindicalizarse, por buscar más protección y mejoras determinadas en su ejercicio laboral mientras nos encaminamos hacia el tan soñado fin del capitalismo cosificador de la mujer? ¿Por qué no hablamos de cómo nos explota a cada una de nosotras el patriarcado y dejamos que ellas hablen de cómo lo padecen en sus carnes? ¿Las seguimos llamando esclavas?
Si nos vamos a tirar las verdades en la cara para ver quién está siendo verdaderamente consecuente en su lucha contra la feminización de un tipo de trabajo como traba para la igualdad de género, me pregunto cuántas feministas tienen a una mujer, menos privilegiada, migrante y racializada, limpiándole la casa, cuidándoles los niños o sacando a pasear a sus padres. ¿Les vamos a negar derechos laborales a las trabajadoras del hogar? Claro que no. ¿Para cuándo un #HolaPatrona? ¿Son todas esas mujeres empleadoras unas esclavistas? No, solo las que mantienen regímenes esclavistas. Mientras llega el comunismo feminista, las putas piden lo mismo, nada más y nada menos.
Hay que diferenciar la crítica a la prostitución como sistema de explotación, que involucra a los proxenetas, a las mafias, al Estado, que perpetúa la desigualdad y la cosificación de nuestros cuerpos, con la estigmatización e invisibilización de las putas, en toda su diversidad, las que ejercen libres y las que sufren la trata, las sindicadas y las no sindicadas.
No reconocer sus derechos como trabajadoras es convertirlas en chivos expiatorios de los dilemas que plantea una institución como esa a la sociedad en su conjunto. Si bien hay consenso en que hay que cuestionar un sistema que nos cosifica a todxs, que nos condena a la explotación o a la autoexplotación, en lo que hay que seguir insistiendo es en la necesidad de que se reconozcan derechos laborales a las mujeres que ejercen y quieren ejercer la prostitución y se ofrezcan alternativas de trabajo a las mujeres que no.
“¿Hasta cuándo vamos a seguir discutiendo, compañeras”, dice Georgina, “si las que estamos entre cuatro paredes con el cliente, gozando o no, somos nosotras. Si nosotras no nos ponemos de acuerdo, ¿qué carajos les vamos a pedir al Estado? ¿Qué me estás proponiendo, sacarme de una esquina para llevarme a la fábrica?” Al final de su charla TED, Georgina cuenta que hace unos meses su hijo Santino le contó que a la salida del colegio un amigo suyo quiso molestarlo frente al resto señalándolo y gritando: “la mamá de Santino es una puta”. ¿Qué le contestaste? le preguntó ella con el corazón en la boca. Santino le respondió tranquilamente: “le dije mi mamá no es una puta es la secretaria general de todas las putas del país”. Sí, putísima, re-puta, re-jefa. Si esto no es empoderamiento, nada lo es.

BUNGE Y MOSTERIN,MIS DOS PILARES



La voz filosófica de la ciencia

La muerte de Jesús Mosterín priva al mundo de uno de los pensadores más cercanos al conocimiento científico y más consecuentes con sus implicaciones éticas

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El filosofo bilbaino Jesus Mosterín, fotografiado en Barcelona
El filosofo bilbaino Jesus Mosterín, fotografiado en Barcelona
Puede parecer extraño dedicar esta celebración semanal de la ciencia, la newsletter de Materia, a la muerte de un filósofo, pero Jesús Mosterín era un filósofo muy singular, y de una especie por desgracia muy rara. Su pensamiento siempre se apoyaba con firmeza en la ciencia, emergía de ella. Eso le procuró la desafección de muchos de sus colegas, y de la mayoría de los científicos sociales, pero él también se despachó a gusto contra ellos, con un característico estilo contundente y bienhumorado, el estilo de quien sabe que la razón científica está de su parte. El filósofo Javier Sádaba repasó el miércoles su trayectoria académica en toda su amplitud. Lo que sigue es el punto de vista de un periodista científico.
Los héroes intelectuales de Mosterín difieren de los típicos en su profesión. Abominaba de la hermética élite francesa del siglo XX –Lacan, Derrida, Foucault, Deleuze, Kristeva—, contra la que dedicó dardos hilarantes, y prefirió estudiar a fondo a un conjunto de pensadores diametralmente opuesto: Los matemáticos Georg Cantor y Bertrand Russell, los padres de la computación y la inteligencia artificial John von Neumann y Alan Turing, y sobre todo el gran lógico del siglo pasado, Kurt Gödel, uno de los pocos amigos que Einstein hizo en Princeton, y autor del célebre y asombroso teorema de Gödel (el equivalente matemático de la paradoja clásica "esta frase no es verdad"). Fue Mosterín quien editó la primera edición en cualquier lengua de las obras completas de Gödel. También fue Mosterín quien mostró que el conjunto de los números naturales es una base de datos universal. Todo esto tiene muy poco que ver, como es obvio, con las matracas de la deconstrucción derridiana y lo que el propio Mosterín llamaba "pensamiento deleuznable".
Kant dijo que toda la filosofía cabe en cuatro preguntas: ¿Qué puedo saber? ¿Qué debo hacer? ¿Qué me cabe esperar? y ¿Qué es el ser humano? Pero también enfatizó que las tres primeras preguntas se pueden reducir a la cuarta. Partiendo de esa cristalización kantiana, Mosterín decidió que "la única forma intelectualmente honesta" de plantearse qué es el ser humano es considerarlo como un objeto biológico más, un producto impredecible de la evolución, y dedicó una de sus obras más luminosas y provocadoras (La naturaleza humana) a este enfoque científico –o cientificista, como dirían sus críticos— de la cuestión filosófica más trascendental. La primera mitad de esa obra, por cierto, es un tratado de biología molecular sin más adornos. Cuando le pregunté por qué había hecho eso, me respondió sin pestañear: "Son las premisas de la filosofía subsiguiente". Era su forma invariante de pensar: partir de la ciencia sólida, de los hechos bien establecidos, antes de empezar ni a plantearse la menor especulación. Algo raro en nuestros tiempos, o en todos los tiempos.
Su conocimiento científico era profundo, y su interés en la ciencia genuino. Era fácil encontrarle en los seminarios y congresos científicos, siempre sentado en las primeras filas y poniendo en aprietos al orador con sus preguntas incisivas, u organizando cursos de cosmología en las universidades de verano, a los que invitaba a los físicos internacionales más destacados del momento. Incluso sus posturas éticas más populares –la defensa de los derechos de los grandes simios, la oposición a las corridas de toros— se enraizaban en su comprensión honrada de la teoría evolutiva. Cualquier científico que haya hablado con él se habrá dado cuenta de lo obvio: que Mosterín era uno de los suyos.

Pruebas genéticas: indicaciones, incertidumbres y excesos

Cuándo es necesario realizar pruebas genéticas, cómo interpretarlas, cómo prevenir los efectos secundarios de una información inútil o no deseada
Autor: hristopher Semsarian, professor, Jodie Ingles, researcher Fuente: BMJ 2017; 358 doi: https://doi.org/10.1136/bmj.j4101 A clinical approach to genetic testing for non-specialists
Lo que necesita saber
  • Las pruebas genéticas proporcionan información probabilística para determinar si una variante es causante de una enfermedad o es benigna.
     
  • Un consejero genético está mejor preparado para transmitir los resultados genéticos al paciente, explicando todos los posibles resultados genéticos y las implicaciones de las pruebas para la familia, seguro de vida, etc.
     
  • Podría haber hallazgos genéticos secundarios, es decir, una variante considerada clínicamente importante pero que no era el motivo de la indicación para la prueba. La posibilidad de hallazgos genéticos secundarios debe ser discutida durante el proceso de consentimiento.
Viñeta clínica
Una madre de dos hijos, de 32 años de edad, se presenta ante su médico general después de la muerte súbita de su hermano de 29 años previamente saludable. El examen postmortem identificó una cardiomiopatía hereditaria subyacente y el análisis genético del ADN postmortem encontró la variante Arg502Trp en el gen MYBPC3, una causa común de cardiomiopatía hipertrófica1. Dado el riesgo familiar, se aconsejó a los familiares que buscaran atención médica. La mujer plantea preguntas, incluyendo cuál es el riesgo de la enfermedad para sí misma, para sus dos hijos, hermanos y padres, cuál es el significado del resultado del gen y si la familia debería someterse a pruebas genéticas. Le preocupa prevenir cualquier muerte repentina en su familia. Aquí ofrecemos una visión general de los principios básicos de las pruebas genéticas y cómo se pueden aplicar en un entorno clínico general.
Revisión genética
La herencia de rasgos procede de experimentos con guisantes realizados por Mendel en el siglo XIX, donde demostró que los padres aportan un alelo cada uno a su descendencia, con uno "dominando" al otro. Este principio es la base de la genética médica moderna, donde las enfermedades mendelianas se heredan en las familias como rasgos autosómicos dominantes, recesivos o ligados al cromosoma X (cuadro 1). Además de la complejidad en los seres humanos, también se observa una penetrancia incompleta, es decir, la falta de expresión de un rasgo y la heterogeneidad clínica, donde se produce variabilidad en las características clínicas debido a factores ambientales y a otros factores genéticos.
Los rasgos genéticos complejos son el resultado de numerosas variantes genéticas, así como de influencias ambientales
Mientras que la herencia mendeliana se refiere a la herencia de una sola variante (cambio del ADN), los rasgos genéticos complejos son el resultado de numerosas variantes genéticas, así como de influencias ambientales que aumentan el riesgo de desarrollar una enfermedad. Las pruebas genéticas se pueden utilizar en cualquiera de los dos escenarios, y aquí discutiremos brevemente el valor y los retos potenciales de ambos.
Cuadro 1: Patrones comunes de herencia de enfermedades genéticas
  • La enfermedad dominante autosómica puede estar presente si una variante causal está en un alelo, por lo que la probabilidad de transmitir la mutación es del 50%.
     
  • La enfermedad autosómica recesiva puede estar presente si una variante causante está en ambos alelos (uno de cada uno de los progenitores), por lo que la probabilidad de transmitir la mutación es del 25%. Esto podría ser homocigótico (la misma variante en ambos alelos) o heterocigotos compuestos (diferentes variantes en ambos alelos del mismo gen).
     
  • Herencia ligada al cromosoma X: un gen de la enfermedad se localiza en el cromosoma X, de modo que los machos desarrollan la enfermedad y las hembras son con mayor frecuencia portadores asintomáticos de esa mutación génica.
     
  • La herencia mitocondrial: un patrón no mendeliano en el que la transmisión de la enfermedad es exclusivamente a través de las hembras, e implica la herencia del ADN mitocondrial mutante para todos los descendientes.
¿Qué es una prueba genética y cómo se usa?
El ADN se puede obtener de un individuo a través de una muestra de sangre o colección de otro tipo celular tal como tejido o saliva. Las pruebas genéticas son un proceso en el que se secuencia el ADN para buscar cambios en la composición genética. Juega un papel valioso en el manejo familiar de las enfermedades mendelianas y con la aparición de tecnologías de secuenciación de próxima generación2, hemos visto una rápida evolución en la forma en que se pueden aplicar las pruebas genéticas en la clínica (recuadro 2).
Cuadro 2: Principios de las pruebas genéticas para las enfermedades mendelianas
  • Obtener una historia familiar completa
  • Determinar el fenotipo del paciente
  • Elegir la prueba genética correcta para el paciente
  • Proveer asesoramiento genético antes y después de la prueba
  • Obtener consentimiento informado
  • Asegurar que la patogenicidad de las variantes identificadas se determina correctamente; la experiencia multidisciplinaria suele ser recomendada en la mayoría de los entornos.
  • Tener un camino clínico claro para seguir el seguimiento si es necesario.
Las pruebas genéticas pueden incluir un único gen, por ejemplo, pruebas genéticas de hemacromatosis, un panel de genes, como se observa en las pruebas genéticas para enfermedades cardiacas hereditarias (típicamente 20 o más genes cardíacos), todo el exoma (hasta 22 000 genes) o secuenciación del genoma entero (todos los 22 000 genes más regiones no codificantes). Algunos ejemplos se muestran en la tabla 1.
Enfermedad Monogénica Multigénica Compleja
Ejemplo Hungtinton Miocardiopatía hipertrófica Enfermedad coronaria
Fenotipo Corea, distonía, declive cognitivo HVI, alteraciones diastólicas Angor, disnea, ATC
Genotipo Citocina-adenina-guanina Genes relacionados con sarcómeros Variantes relacionadas con dislipidemia, trombosis, inflamación
Patrón herencia Autosómica dominante Autosómica dominante Herenica poligénica
Por el contrario, para enfermedades genéticas complejas como la enfermedad de Alzheimer, la diabetes y la enfermedad arterial coronaria, pueden realizarse pruebas genéticas, pero darán un riesgo incremental de enfermedad. Este es a menudo el objetivo de las pruebas directas al consumidor, que han ganado interés público en los últimos años.
El consentimiento informado para las pruebas genéticas es importante, y la demanda de asesoramiento genético está creciendo. Los consejeros genéticos son profesionales de la salud o enfermeras calificadas, capacitados para comunicar con sensibilidad información genética y ayudar a las familias a tomar decisiones médicas informadas que reflejen mejor sus propias preferencias personales, valores y creencias.
¿Cuál es el valor de las pruebas genéticas?
El mayor valor de las pruebas genéticas es para aclarar el riesgo de los familiares asintomáticos
Las pruebas genéticas pueden ser particularmente útiles para los pacientes que podrían estar en riesgo de desarrollar enfermedades mendelianas. El primer paso suele ser identificar la causa genética subyacente en un individuo que tiene enfermedad clínica evidente. Un resultado genético puede ayudar a aclarar el diagnóstico, guiar el tratamiento y las estrategias de prevención [4], y en algunos casos informar acerca del pronóstico. En la mayoría de los casos, las pruebas genéticas solo deben considerarse después de realizar una evaluación clínica completa y después de tomar una historia familiar detallada que abarca tres generaciones. Tales factores son críticos en la determinación de la probabilidad previa a la prueba de encontrar un resultado significativo y clínicamente útil.5
El mayor valor de las pruebas genéticas es para aclarar el riesgo de los familiares asintomáticos.6 Una vez que se identifica una variante causal en un individuo, esta prueba puede identificar la presencia o ausencia de esa variante en otros miembros de la familia. Técnicamente, esta es una prueba más simple. Dependiendo de la naturaleza de la enfermedad que se está probando, puede haber consideraciones éticas, legales y sociales importantes y por lo tanto las pruebas sólo deben considerarse en el contexto de un amplio asesoramiento genético antes y después del examen.
Nuestra paciente de 32 años necesitaría considerar si quiere saber si está en riesgo de desarrollar una afección cardíaca, cómo esto podría afectar las solicitudes de seguro, si haría las pruebas a sus hijos y cómo podría abordar este tema con ellos.
El beneficio de las pruebas genéticas para enfermedades complejas no es tan claro. La tendencia creciente para las pruebas genéticas directas al consumidor significa que muchas personas sin condiciones hereditarias discernibles tendrán pruebas y se les informará que tienen un mayor riesgo de ciertas enfermedades. El valor de esto es cuestionable dado que existen muchos factores no probados que probablemente contribuirán al riesgo de enfermedad, incluyendo variantes en otros genes y el medio ambiente.7 En tal escenario, esta forma de prueba de ADN no se recomienda sin consejo genético y los individuos deben entender que cualquier resultado obtenido podría no detectar o predecir una enfermedad.
¿Cuáles son los desafíos de las pruebas genéticas?
Las variantes identificadas a partir de pruebas genéticas se clasifican en función de su probabilidad de ser la causa de un fenotipo. La naturaleza probabilística del resultado genético significa que la evidencia se usa para evaluar a una variante en una clasificación que varía de patogénica (causante) a benigna (no causante) .910 Es importante destacar que las variantes consideradas como patógenas pueden usarse para aclarar el riesgo en miembros de la familia. Cuando no hay pruebas suficientes, se hace una afirmación de variante de significación “incierta”, lo que genera una incertidumbre potencial tanto para los clínicos asistentes como para sus pacientes.
En nuestro ejemplo, la variante detectada en el hermano fallecido se clasifica como patógena, teniendo el mayor nivel de evidencia de que es la causa de la enfermedad, lo que significa que los miembros de la familia tienen la opción de someterse a pruebas genéticas.
Figura 1 La naturaleza probabilística de las pruebas genéticas
Cuando se secuencian listas de genes más extensas, como es práctica común en los laboratorios de ensayo, se identifican inevitablemente variantes más raras. Dado que estas a menudo ocurren en los genes con una asociación con enfermedad poco clara, no hay evidencia para saber si éstos son la causa de la enfermedad, y deben clasificarse como variantes de significado incierto.11 Los hallazgos genéticos secundarios también pueden ocurrir cuando una variante deletérea en un gen se identifica aunque no fue el propósito de la prueba genética.12
Si bien hay muchos beneficios de las pruebas genéticas, demasiada información genética, en particular para los individuos asintomáticos, tiene el potencial de crear incertidumbre y preocupación, así como los costos incurridos para pruebas clínicas adicionales que podrían ser innecesarias.1314 Esta es una consideración importante para los miembros de la familia en la toma de decisión de someterse o no a la prueba genética para la variante causal en la familia. Si bien es una herramienta valiosa en el manejo de la familia, actualmente hay desafíos para saber qué variantes son la causa de la enfermedad y cuáles son inocentes. Si se utiliza una variante incorrecta para las pruebas en cascada en una familia, el daño potencial puede ser grave.15
¿Qué aprendemos sobre el escenario clínico?
Esta madre de dos hijos de 32 años de edad decidió que preferiría ser proactiva para minimizar el riesgo de cualquier evento cardíaco, tanto por su propia salud como por la de sus hijos. Fue trasladada a una clínica de genética cardíaca especializada donde fue sometida a evaluación clínica, y después de un cuidadoso asesoramiento genético antes de la prueba, optó por realizar pruebas genéticas en cascada. Seis semanas más tarde, su consejero genético le informó que no portaba la variante patogénica Arg502Trp en MYBPC3 y, por lo tanto, no corría el riesgo de desarrollar cardiomiopatía hipertrófica, y sus hijos tampoco corrían riesgo. Esto viene como alivio, y ahora puede llorar por su hermano, sabiendo que ella y sus hijos no es probable que sufren el mismo destino.
Mientras que las pruebas genéticas para una enfermedad mendeliana pueden tener un valor enorme, incluso en este caso se debe tomar cuidado para evitar un daño innecesario. A medida que las tecnologías genéticas continúan avanzando y el acceso a todas las formas de pruebas genéticas se vuelve más común, todos los médicos de atención primaria necesitarán entender los principios básicos del manejo de estos pacientes para asegurar un cuidado óptimo.