jueves, 19 de julio de 2012

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Esta semana me he ido encontrando - y me consta que no he sido el único - a numerosos contactos compartiendo bulos de lo más variopinto en Twitter, blogs y, sobre todo, Facebook, que parece el servicio definitivo donde convergen todos los "fakes" que circulan por la red. Seguro que a muchos os sonará lo de los 56 días de Hollande o aquello de que en España hay 445568 "políticos profesionales", sin olvidar los típicos escritos con barbaridades que se atribuyen a un escritor de prestigio para darle más credibilidad (como uno en el que supuestamente Jose Luis Sampedro llama "hijo de p." a cierto político).
Lo más interesante es que, al menos en mi caso, me he encontrado que estos bulos han sido compartidos por gente inteligente y con criterio, con la que se puede hablar razonadamente. Siendo así ¿cómo es posible que en la era de internet, con tantas fuentes para poder contrastar rápidamente los datos estos bulos tengan tanto recorrido? ¿cómo en la era de los blogs, de la posibilidad de tener comentarios y con miles de ojos vigilando, estamos peor que cuando circulaban los powerpoints en las cadenas de correo?
Seguramente la primera causa es la predisposición que tenemos todos a otorgar verosimilitud a aquello que queremos creer, cuando nos dicen precisamente aquello que queremos escuchar. Y ahí todos podemos caer en la tentación de darle a ese compartir en el preciso instante en que hemos sido compensados con ese instante de reafirmación de nuestros prejuicios sobre cualquier tema. Si uno quiere creer que Hollande ha arreglado Francia y ha abierto miles de centros de investigación y guarderías apretando a las grandes empresas en un plis plas o que la crisis en España es culpa de los cientos de miles de políticos que nos cuestan dinero y que con quitarlos ya estará todo arreglado y el coste de compartirlo es tan bajo (un click), no es de extrañar la capacidad de viralidad de estos bulos.

No creas nada que no venga con los enlaces a las fuentes para poder contrastarlo


De un tiempo a esta tarde me he impuesto no otorgar carta de verosimilitud a ningún tipo de información que no venga acompañado de los enlaces a las fuentes de quien ha desarrollado la pieza para poder contrastar, profundizar y analizar la fiabilidad de lo que me están contando.
Y esta exigencia de enlaces no se agota en quien ha sido la fuente del -todavía presunto - bulo, esas páginas del tipo "nuevomediotovaiamasarmarillistaquelosanteriores.com" o "soyelbloggermasmilitantedelplaneta.com", ni siquiera aunque vengan de un blogger o medio con un prestigio labrado durante años. No pocas veces uno se encuentra que cuando tratan un tema del que uno sabe bastante dan pábulo a un rumor, a un estudio inconsistente o directamente toman por cierto cualquier afirmación que venga de un "experto".
Si el medio o el blogger no me proporciona sus fuentes ya sea con enlaces o al menos citándolas, si no me explica cómo ha conseguido averiguar eso que afirma, por mi parte el contenido pasa a estar en "cuarentena" y no lo tomo por cierto hasta que informaciones posteriores lo confirmen más allá de la duda razonable.

Una era de información y contenidos "curados" por los usuarios

En una web en la que los contenidos llegan a nosotros porque "nos los descubren", el rol del usuario a la hora de compartir y emitir otras señales sociales (votar, comentar) cada vez es más relevante en el proceso completo de la información. Este ciclo no acaba ni mucho menos con la publicación, en ese momento empieza el escrutinio público y la distribución y cada vez vamos a necesitar mecanismos para que los desmentidos de los bulos afloren.
¿Qué mecanismos tenemos a día de hoy? Para empezar siempre considero más fiable un contenido de un medio con comentarios abiertos y una pieza que haya pasado el filtro de los "curators" (perdón por el anglicismo, pero las traducciones "comisario" o "filtro" no me acaban de convencer) que tengo por referencia o de una comunidad tipo Menéame. En los sistemas de comentarios hecho de menos mecanismos de meritocracia como el que tenemos en Weblogs SL, la visibilidad la otorga la propia comunidad, de forma que si un comentario desmiente la noticia o la matiza, es muy probable que otros usuarios lo voten y lo sitúen el primero. También estoy pendiente de proyecto como Fixmedia, cuyo objetivo es precisamente "mejorar las noticias" con información adicional.
En todo caso, estos mecanismos son insuficientes a día de hoy. Una era en la que los ciudadanos son una pieza clave en la calidad y la distribución de la información debería llevarnos a potenciar el sentido crítico, a desarrollar mecanismos para filtrar y discriminar y para intentar tener la responsabilidad de que lo que distribuimos tiene al menos un alto grado de verosimilitud y podemos trazar el origen de la información. El disponer de enlaces a las fuentes para poder contrastarlo debería ser una primera base para conseguirlo.

EL DOCTOR NEANDER

Los neandertales ya tomaban manzanilla con fines medicinales

Restos dentales encontrados en la cueva asturiana de El Sidrón demuestran que conocían las cualidades curativas y nutricionales de las plantas

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Los neandertales ya tomaban manzanilla con fines medicinales
Karen Hardy
Material hallado en los restos dentales
Los neandertales eran unos seres sofisticados. Atendían a los enfermos, enterraban a sus muertos y adornaban su cuerpo. Ahora se ha conocido otro dato sorprendente sobre su forma de vida, en concreto sobre su dieta. No solo incluían en su alimentación una gran variedad de plantas, sino que también conocían sus cualidades curativas y nutricionales. Incluso tomaban manzanilla, probablemente cruda, para tratar sus males. Un equipo de investigadores de España, Reino Unido y Australia ha obtenido la primera prueba molecular de ese comportamiento gracias al análisis de restos dentales de cinco neandertales de la cueva de El Sidrón, en Asturias. Los resultados se publican esta semana en la revista Naturwissenschaften-The Science of Nature.
Los neandertales ya tomaban manzanilla con fines medicinales
CSIC
Muestras de dientes
Hasta hace poco se pensaba que los neandertales, que desaparecieron hace entre 30.000 y 24.000 años, eran predominantemente carnívoros. Sin embargo, distintas investigaciones han aportado pruebas de que tenían una dieta variada, mucho más compleja de lo que se creía, que incluía distintas verduras. Científicos liderados por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y la Universidad de York han identificado el material atrapado en el sarro de diez muestras de cálculos dentales (placa dental calcificada) de neandertales de la cueva de El Sidrón y han hallado la primera prueba molecular de que un individuo de esta especie ingirió dos tipos de plantas medicinales: aquilea y camomila.
Los neandertales ya tomaban manzanilla con fines medicinales
CSIC
Cueva de El Sidrón
En investigaciones realizadas en 2009 por el equipo de excavación de El Sidrón se había identificado el gen neandertal que les dotaba para percibir el gusto amargo. Y la aquilea y la camomila lo son. «Como estas plantas tienen un sabor amargo y bajo poder nutritivo, llegamos a la conclusión de que las usarían por razones medicinales, como hacemos ahora», explica Antonio Rosas, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC. El científico cree que estas plantas eran consumidas probablemente crudas, ya que no hay indicios de que fueran «cocinadas», aunque sí se conoce que los neandertales pasaban por el fuego algunos alimentos. «Además de ingerirlas, pudieron aplicárselas directamente en la piel», apunta Rosas.

Uso del fuego

Los neandertales ya tomaban manzanilla con fines medicinales
CSIC
Antonio Rosas
En los análisis de las muestras dentales, realizados con complejas técnicas como la espectrometría de masas, han aparecido otros compuestos orgánicos. Por ejemplo, gránulos de almidón triturados, muy nutritivos, procedentes de tubérculos, legumbres, gramíneas o cortezas de árbol, los más antiguos confirmados hasta ahora mediante test bioquímicos (43.000 años). También se han hallado moléculas que se producen en la combustión de la madera, lo que demuestra «un uso intensivo del fuego; inhalaban humo con asiduidad», dice Rosas.
«Es fascinante lo que podemos llegar a conocer de una muestra de sarro», afirma el investigador. «Los neandertales eran distintos a nosotros, pero cada nuevo descubrimiento acentúa más su humanidad. Posiblemente darán más que hablar en los próximos años».