domingo, 10 de junio de 2018


Atajos del pensamiento
Sobre el cerebro heurístico y la toma de decisiones de médicos y pacientes
Autor: Gonzalo Casino Fuente: IntraMed / 
Pensar, lo que se dice pensar racionalmente, es tremendamente lento y fatigoso para el cerebro humano. Si podemos evitarlo, a buen seguro que lo haremos. En cambio, nos resulta muy fácil reconocer todo tipo patrones, empezando por las caras, algo que hacemos con agilidad y sin aparente esfuerzo. Si no fuéramos tan buenos en esto, podríamos ver un mundo nuevo y diferente cada día, ya que ver es en realidad reconocer, pero tendríamos infinidad de problemas cotidianos, incluso de supervivencia. La mayoría de nuestras opiniones y decisiones no se basa en un análisis sosegado y racional, sino que parecen respuestas “prefabricadas” con experiencias similares previas y patrones almacenados en nuestro cerebro. Las intuiciones y el sentido común, pero también los prejuicios y los juicios de experto, son variantes del llamado pensamiento heurístico. Todas estas estrategias del pensamiento son como atajos mentales que nos permiten encontrar respuestas rápidas, aunque a menudo imperfectas, a preguntas complejas, pues en realidad lo que respondemos es una pregunta alternativa más sencilla.
Un dilema habitual en medicina es si conviene actuar rápido a riesgo de equivocarse, confiando en el juicio experto, o analizar el caso con calma a riesgo de actuar demasiado tarde
La práctica médica es un caso particular de un modo de pensar y actuar muy habitual. ¿Cómo piensan los médicos? ¿Cómo tomas sus decisiones? Pues como todos los seres humanos, con más heurística que razonamiento. Los médicos, como tantos otros profesionales, tienen que tomar decisiones expertas con cierta rapidez y recurren para ello a estos atajos del pensamiento. Un ajedrecista, quizá el mayor especialista en estos atajos, no piensa racionalmente sino heurísticamente, tras visualizar en un instante infinidad de patrones y posibilidades. El ojo clínico, tan denostado por algunos puristas de la ciencia médica, es como el ojo del buen cubero: una capacidad de experto consolidada por la experiencia. En medicina, como en otros oficios y profesiones, los especialistas con más experiencia tienden a confiar en su capacidad heurística para diagnosticar y resolver otros problemas complejos con rapidez y tino, mientras que los más novatos, por su menor habilidad para reconocer patrones, no tienen más remedio que recurrir al pensamiento analítico, realizar numerosas pruebas y repensar las diferentes posibilidades, lo que quizá sea más certero, pero sin duda es más lento.
La medicina, como gustan decir algunos, es a la vez ciencia y arte. Pues bien, ese “arte” de la medicina se asimila en buena medida al conocimiento heurístico de los médicos, una competencia que se materializa en la toma de decisiones. Buena parte de los protocolos y guías clínicas no son sino balizas para encauzar el reconocimiento de patrones en el marco del conocimiento científico, para que la natural inclinación heurística no se desmadre. Donde no llega la ciencia, ahí tenemos la heurística; y donde no llega a tiempo el pensamiento analítico, ahí tenemos la habilidad de reconocer semejanzas o responder preguntas más sencillas. Un dilema habitual en medicina es si conviene actuar rápido a riesgo de equivocarse, confiando en el juicio experto, o analizar el caso con calma a riesgo de actuar demasiado tarde. En casos urgentes está claro que no hay tiempo para análisis reposados, pero ¿acaso en las consultas médicas de unos pocos minutos no se toman también decisiones rápidas? Aquí, además, entran en colisión la heurística experta del médico y la inexperta del paciente, dos maneras de pensar quizá demasiado alejadas y cada una con sus propios sesgos. Para que haya un buen diálogo hace falta tiempo, como primera condición, pero también que todos seamos cada vez más conscientes del papel de la heurística en la toma de decisiones de médicos y pacientes. El conocimiento de estos atajos del pensamiento está todavía en pañales, pero ya nos permite entrever que, junto a algunas ventajas, también tienes sus riesgos.

EL FICHAJE ESTRELLA DE "RIVERITA",EL ZAMPABOLLOS QUE LE ROBO "ZAPASANCHEZ"

El astronauta Pedro Duque, nuevo ministro de Ciencia


El ingeniero aeronáutico Pedro Duque, el primer astronauta de nacimiento y nacionalidad española, será el titular del nuevo Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades en el Gobierno de Pedro Sánchez. Duque ha trabajado en la Agencia Espacial Europea, además de en diversas empresas y centros académicos.

<p>Pedro Duque / EFE</p>
Pedro Duque / EFE
El astronauta madrileño Pedro Duque será el ministro de Ciencia, Innovación y Universidades en el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez, según han confirmado a Efe y otras medios de comuniación fuentes cercanas al presidente.
Después de que decenas de medios se hicieran eco de la noticia, él mismo la ha confirmado en su cuenta de Twitter, con un tuit en el que recordaba a su madre y al fallecido humorista Forges.


Hijo de padres extremeños, Duque nació en Madrid el 14 de marzo de 1963. Tras cursar los estudios primarios y el bachillerato, ingresó en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros (E.T.S.I.) Aeronáuticos de la Universidad Politécnica de Madrid, donde se graduó en 1986.
Ese mismo año empezó a trabajar en la compañía GMV y fue destinado al centro ESOC que tiene la Agencia Espacial Europea (ESA) en Darmstadt, Alemania. Allí ingresó en el Grupo de Determinación Precisa de Órbitas para elaborar modelos y algoritmos, así como en la implementación de programas orbitales de naves especiales, hasta que en 1992 se postuló como candidato a un concurso organizado por la agencia para seleccionar astronautas.
Entrenamiento en la Ciudad de las Estrellas de Moscú y la NASA

Su primera misión fue la STS-95 del transbordador 
Discovery, entre octubre y noviembre de 1998, cuando durante nueve días supervisó un módulo experimental de la ESA. Se convertía así en el primer astronauta de nacimiento y nacionalidad española que viajaba al espacio. Superó la selección y se entrenó en la Ciudad de las Estrellas de Moscú (Rusia) y centros aeroespaciales de Estados Unidos. Tras ser astronauta de reserva y operar desde tierra en dos misiones (EUROMIR 94 y LMS), en agosto de 1996 pasó a ser 'especialista de misión' en el centro espacial Johnson de la NASA, en Houston, un requisito indispensable para trabajar en los transbordadores espaciales. 
astronauta
Tripulación de la misión espacial STS-95 en la que participó el nuevo ministro de Ciencia. / NASA
Desde 1999 a 2003 el ingeniero español fue destinado al Centro Europeo de Investigación y Tecnología Espacial (ESTEC) en Noordwijk, Holanda, donde participó en las últimas fases de diseño y pruebas de un laboratorio modular y componentes europeos de la Estación Espacial Internacional (ISS); en concreto, en los proyectos Columbus y Cupula.
En octubre de 2003 Duque fue lanzado nuevamente al espacio en una nave rusa Soyuz. En esa ocasión desarrolló labores de ingeniero de vuelo y visitó la ISS durante ocho días para, dentro de la misión Cervantes, realizar diversos experimentos científicos relacionados con las ciencias de la vida, la física, la observación de la Tierra, la educación y las nuevas tecnologías.
En noviembre de aquel año vuelve a la E.T.S.I. Aeronáuticos en la que se había formado para trabajar como director de operaciones en el Spanish User Support and Operations Centre (E-USOC).

Tras finalizar su periodo de excedencia, Duque volvió en octubre de 2011 a la Agencia Espacial Europea para retomar su puesto de astronauta. Desde ese año hasta 2015 lideró la Oficina de Operaciones de Vuelo, con responsabilidad sobre las actividades europeas en la ISS.
En 2006 solicita una excedencia en la ESA y entra como director general de Deimos Imaging, una empresa situada en el Parque Tecnológico de Boecillo (Valladolid), de la que llega a ser presidente ejecutivo en 2010. Esta compañía puso en órbita en 2009 a Deimos 1, el primer satélite español de observación de la Tierra con aplicaciones en agricultura, detección de incendios y vigilancia de la cobertura vegetal.
Hasta esta semana, cuando ha conocido su nombramiento como nuevo ministro de Ciencia, ha sido responsable de revisión de proyectos futuros de la ESA para vuelos tripulados, dentro del cuerpo de astronautas de la agencia europea.
Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional
Duque ha recibido multitud de reconocimientos y galardones. En 1995 obtuvo la Orden de la Amistad concedida por el presidente Yeltsin de la Federación Rusa. La Gran Cruz al Mérito Aeronáutico, impuesta por el Rey de España, la recibió en 1999, el mismo año que ganó el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional junto con los astronautas Chiaki Mukai, John Glenn y Valery Polyakov.
El premio les fue concedido por haber sido considerados representantes de los artífices de la cooperación internacional en la exploración pacífica del espacio. Además de implicarse en esta tarea, Duque también se ha destacado por su defensa de la ciencia y su divulgación.

VAMOS LAS MINAS DEL ALETI!!!!!!

Sí a la empatía (también en el follar)

ANITA BOTWIN

<p><em>The embrace (Lovers II), 1917</em></p>

The embrace (Lovers II), 1917
EGON SCHIELE

El sexo siempre ha sido un territorio hostil para las mujeres. Lo ha sido y lo sigue siendo. Los datos hablan por sí mismos. Una violación denunciada cada 8 horas. Tantas de cientos que no se pueden denunciar o demostrar. No sólo violaciones, sino agresiones de todo tipo. Lo vemos cada día en los medios, en compañeras que nos cuentan sus experiencias, en nosotras mismas y nuestros cuerpos. Y eso, amigas, no es mojigatería.
El sexo debe ser cuidadoso y empático. Como una manera más que tenemos los humanos para relacionarnos, el sexo no debe quedar al margen. Cuando vas por la calle y alguien te saluda intentas ser amable, a no ser que no tengas respeto. La empatía es tan sencillo como ponerse en el lugar del otro o la otra. Y perdonad que os joda la historia, pero esta sociedad brilla por ausencia de empatía. La manera que tenemos de relacionarnos es, en muchos casos, egoísta, individualista y por supuesto patriarcalizada. Y eso no es ningún secreto ni simplismo feminista. Desde la sororidad lo digo.

Los cuerpos y la cosificación son un factor importante para entender nuestras relaciones y cómo nosotras pasamos a un segundo plano en el que poco o nada importa la empatía. El cuidado es cosa nuestra, de las mujeres. El satisfacer a otros es nuestra tarea constante desde que nacemos hasta que morimos.
No soy una teórica, tan sólo trato de expresar sentimientos y experiencias comunes a muchas aquí y allá. Relaciones sexuales dolorosas, tórridas, violentas, donde en el mejor de los casos él se corre rápido y te deja en paz. Si no vemos que tenemos un problema educacional en cuanto a la sexualidad es que de verdad tenemos un problema. Todos, quien más quien menos, hemos aprendido de la sexualidad a través del porno y la cultura de la violación. Pues bien, ahí queda bien claro el tipo de sexo que nos venden. Normalmente un sexo de sometimiento hacia las mujeres. ¿Es eso empatía? Permítanme que lo ponga en cuestión.
No me creo capaz de decir si esto es una guerra, pero desde luego no es todo lo contrario. Además, hablamos desde una perspectiva de los privilegios, de este supuesto primer mundo de blancas con trabajo –aunque precario–. Miremos más allá porque quizá sí veamos claro que es una guerra, donde mutilan a niñas, se abusa de ellas y se mercantilizan sus cuerpos.
Que el sexo es, en general, patriarcal me parece obvio. Imaginen cualquier situación en la que un hombre y una mujer se ven por primera vez en un encuentro íntimo. Es muy probable que ella sienta miedo si no le conoce demasiado, que vaya precavida por si acaso, que vaya incluso armada –así es–. Él es muy probable que vaya confiado, si acaso se lleve un chasco si ella no hace lo que esperaba. Que un tipo tenga iniciativa sexual no le convierte en un violador, que no empatice con la mujer con la que se esté acostando y no tenga en cuenta que a ella no le apetece o no quiere determinadas prácticas, sí lo hace. Al menos le convierte en un agresor y alguien que carece de empatía.
No podemos obviar que el deseo es fruto de un aprendizaje previo. La educación sexual recibida, fruto de un porno patriarcal, violento y machista también nos hace a nosotras sentir ciertos deseos que van precisamente en contra de nuestros cuerpos e intereses. Se requiere de un nuevo modelo cultural y educacional que se base en la igualdad, en el respeto y sí, también en la empatía. Desde la sororidad lo digo.
LA EDUCACIÓN SEXUAL RECIBIDA, FRUTO DE UN PORNO PATRIARCAL, VIOLENTO Y MACHISTA TAMBIÉN NOS HACE A NOSOTRAS SENTIR CIERTOS DESEOS QUE VAN PRECISAMENTE EN CONTRA DE NUESTROS CUERPOS E INTERESES
Establecer límites en la sexualidad como en todo en la vida, tomar decisiones y expresar nuestros deseos no nos hace pasivas, sino activas, dueñas de nuestras vidas, de nuestros cuerpos y de nuestro placer. Que el sexo adquiera una pretensión de obligatoriedad es algo ambiguo y subjetivo. ¿Acaso las trabajadoras del sexo –la mayor parte– no lo hacen por dinero y supervivencia?; ¿acaso muchas parejas lo hacen por miedo y por posesión a partes iguales?; ¿acaso otras como en La Manada no lo hacen por temor a que la cosa se ponga peor?
Obviamente existen personas respetuosas, muchas, hombres que cuidan, que respetan, que son capaces de entender nuestros cuerpos y valorarlos, no usarlos a su antojo y su deseo individual. Hombres que han revisado sus privilegios y también su sexualidad, que han deconstruido su masculinidad. También sería conveniente hablar de la sexualidad en la diversidad y en los cuerpos “no normativos”. Reducimos la sexualidad a la genitalidad y la penetración, cuando existen sexualidades tan amplias como personas somos.
Y sobre el debate de la libertad de expresión en este y otros medios, diré que siempre voy a posicionarme a favor, no vayamos a amordazarnos a nosotras mismas. Queda abierto el debate. Eso sí, con empatía y desde la sororidad, hermanas.

AUTORa

  • Anita Botwin

    Gracias a miles de años de machismo, sé hacer pucheros de Estrella Michelin. No me dan la Estrella porque los premios son cosa de hombres. Y yo soy mujer, de izquierdas y del Atleti. Abierta a nuevas minorías. Teclear como forma de vida.