Hallada una causa del trastorno bipolar
Una investigación revela el mal funcionamiento de una
proteína en el cerebro en los pacientes de trastorno bipolar que
responden al litio
En
el cerebro de enfermos de trastorno bipolar se observa menos materia
gris en las regiones anaranjadas (implicadas en el autocontrol) mientras
que las regiones sensoriales y visuales (color gris) son
normales./ENIGMA BIPOLAR CONSORTIUM
Oscilar emocionalmente entre una alegría desbordante y una tristeza tremenda,
sin causas aparentes, es una forma de vivir que nadie elegiría
conscientemente, pero es el sino de muchas personas que sufren de trastorno bipolar.
Tienen grandes cambios en su estado de ánimo que superan con mucho los
altibajos normales y que pueden tener graves consecuencias. El
diagnóstico es difícil en su primera etapa, aunque existen tratamientos.
El problema con esta enfermedad mental, que antes se
conocía como trastorno maníaco depresivo y que se estima que sufre en
algún grado una de cada 100 personas adultas, es que se sabe muy poco sobre sus causas moleculares, lo que impide establecer diagnósticos y terapias más específicos.
Sin embargo, un tercio de los pacientes
aproximadamente responden al tratamiento con litio, un elemento químico
que es el metal sólido más ligero y es tanto un espesante de grasas
lubricantes y un componente de la cerámica como un antidepresivo.
Aunque con efectos secundarios, en el trastorno bipolar funciona, pero nadie sabía por qué hasta ahora.
Unos investigadores se propusieron resolver el misterio para conocer la
causa de la enfermedad y poder desarrollar tratamientos mejores. Aunque
no han descartado que en el trastorno pueda jugar un papel la herencia,
como se sospechaba, en su origen no se ha hallado directamente un
defecto genético. Es una causa fisiológica, concretamente el mal
funcionamiento del producto de un gen, una molécula (la proteína CRMP2)
que es crítica en la regulación de las redes neuronales en el cerebro.
Por el camino que sigue el litio en el cerebro para
evitar la montaña rusa de las emociones se preguntaron los científicos
del instituto médico Sanford Burnham Prevys (SBP),
en California, en colaboración con la Universidad de Harvard y otras
instituciones. “El enfoque del abrelatas molecular –utilizar un
medicamento que funciona sin que se sepa exactamente por qué- nos
permite examinar y comprender la patogénesis del trastorno bipolar”,
explica Evan Snyder, que ha dirigido el estudio, publicado en la revista
Proceedings de la Academia de Ciencias de Estados Unidos (PNAS).
El método se basó en neuronas obtenidas de células
madre creadas en laboratorio a partir de células adultas, un avance que
data de 2006 y mereció el premio Nobel en 2012. Las células adultas
procedían de pacientes que respondían o no respondían al litio. En los
primeros la actividad de la proteína en las neuronas “artificiales” era
mucho más baja que en los segundos y al administrarles litio esta
actividad, que repercute en la morfología de las neuronas, se normalizó.
Esta observación luego se confirmó en muestras del cerebro de pacientes
fallecidos, en modelos animales y en la observación de neuronas vivas,
informa el instituto.
Otra pista de cómo actúa el litio en el trastorno
bipolar la da el mayor estudio realizado hasta la fecha con resonancia
magnética de las diferencias perceptibles en el cerebro entre pacientes
con trastorno bipolar y personas sanas. Se han observado claras y
consistentes alteraciones en algunas regiones que controlan la
inhibición y la emoción.
Se escanearon los cerebros de 2.447 adultos con
trastorno bipolar y 4.056 personas sin la enfermedad y se observó menos
sustancia gris en los primeros, especialmente en las regiones frontal y
temporal. Este déficit es especialmente notable en los pacientes con un
historial psicótico. La terapia de litio se asocia con una menor
disminución de la materia gris en estas áreas, lo que sugiere que la
medicación actúa protegiendo el cerebro frente a la degeneración. El
estudio, de la Facultad de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California, se publica en Molecular Psychiatry.
Los científicos creen que con estos enfoques se
pueden investigar otras enfermedades mentales, como la depresión y la
esquizofrenia, que necesitan mejores tratamientos que los disponibles
actualmente.