jueves, 21 de septiembre de 2017

Así crecía el cerebro de un niño neandertal

Una investigación reconstruye el desarrollo de un chico que vivió hace 49.000 años


“Así sería su cerebro”, proclama el paleoantropólogo Antonio Rosas. Su mano alza un molde realizado con una impresora 3D, poco mayor que un tetrabrik de leche. El cerebro original, relata, perteneció a un niño neandertal de casi 8 años que murió hace otros 49.000 en lo que hoy es Piloña (Asturias). Nadie sabe de qué fue capaz aquel cerebro.
“Estoy convencido de que ellos, como yo, podían comunicarse, y si podían comunicarse debían de tener conciencia de la inmensidad del universo, del paso del tiempo y de la fragilidad de la existencia humana. Debían preguntarse, también como yo, ¿cuántas lunas llenas más?, ¿cuántas primaveras? ¿Cuánto me queda”, escribió el genetista Carles Lalueza Fox en su libro Palabras en el tiempo (editorial Crítica), tras una visita a la cueva de El Sidrón, donde entre 2000 y 2013 aparecieron los restos del niño y de otros 12 neandertales.
A sus casi 8 años, el guaje, como sus adultos, usaba la boca como una tercera mano
Hace 100.000 años, sobre la faz de la Tierra se paseaban al menos cinco especies humanas diferentes: Homo sapiens, neandertales, Homo floresiensis, Homo erectus y denisovanos. Su coexistencia habría hecho temblar los actuales relatos religiosos de creaciones divinas, pero solo quedaron los sapiens. El esqueleto del pequeño neandertal —“el mejor conservado de su edad en el mundo”, según Rosas— permite ahora iluminar el desarrollo de su especie, extinguida hace unos 40.000 años en sus últimos reductos del sur de la península Ibérica. Todos los detalles del niño se publican hoy en la revista Science.
El “guaje”, como lo llama en broma Rosas, tenía exactamente 7,7 años cuando murió, medía 111 centímetros y pesaba 26 kilos. Los restos de los 13 miembros de su familia, algunos de ellos con señales de haber sido canibalizados, fueron posiblemente arrastrados por la riada de una tormenta al fondo de la cueva de El Sidrón, donde permanecieron 49.000 años.
El paleoantropólogo Antonio Rosas, en la cueva de El Sidrón (Asturias). ampliar foto
El paleoantropólogo Antonio Rosas, en la cueva de El Sidrón (Asturias).
“El niño era un aprendiz que empezaba a desarrollar las actividades propias de los neandertales”, sostiene Rosas, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC), en Madrid. A sus casi 8 años, el guaje, como sus adultos, usaba la boca como una tercera mano, con la que podría agarrar pieles para su curtido. En sus dientes han quedado las marcas de golpes accidentales con el filo de sus herramientas de piedra. Era diestro.
Un equipo dirigido por Antonio Rosas y su colega Luis Ríos ha establecido que aquel niño, bautizado científicamente El Sidrón J1, presentaba un ritmo de crecimiento “muy similar” al de los niños actuales. Con una diferencia: su cerebro. Los neandertales tenían una mayor capacidad craneal que los humanos modernos, 1.520 centímetros cúbicos frente a 1.195. El guaje murió con 1.330 centímetros cúbicos, casi el 88% del total. A esa edad, subrayan los investigadores, un niño actual ya ha desarrollado toda su capacidad craneal.
"Neandertales y sapiens básicamente compartimos un mismo modelo de crecimiento", afirma el paleoantropólogo Antonio Rosas
“El tejido del cerebro es muy caro. El organismo necesita mucha energía para hacer crecer un gran cerebro”, apunta Rosas. En los sapiens, crece primero el cerebro y luego el cuerpo “recupera de golpe todo el tiempo perdido con el estirón de la adolescencia”. Es una estrategia evolutiva que “permite a los niños pasar mucho tiempo aprendiendo, adquiriendo conocimiento”, según Ríos. Es lo que nos hace humanos.
“Es un patrón humano que creíamos exclusivo de nuestra especie”, explica Rosas. El paleoantropólogo y su grupo defienden que el crecimiento y el desarrollo del niño neandertal se ajusta al de los chavales actuales, con una fase lenta entre el destete y la pubertad, para compensar el enorme coste energético de desarrollar un cerebro de gran tamaño. “A los 7,7 años su cerebro todavía estaba creciendo”, subraya.
El paleoantropólogo estadounidense Erik Trinkaus, de la Universidad Washington en San Luis (EE UU), aplaude el nuevo estudio, en el que no ha participado. “Es un trabajo muy bonito en un importante fósil neandertal, que refuerza lo que ya debería ser obvio desde hace tiempo: que las tasas y patrones de crecimiento neandertal rara vez difieren de las de los humanos modernos”, apunta.
“La conclusión evolutiva es que neandertales y sapiens básicamente compartimos un mismo modelo de crecimiento y desarrollo, posiblemente heredado de un antepasado común”, prosigue Rosas. Ese ancestro fue, posiblemente, el Homo antecessor de la sierra de Atapuerca, en Burgos. Especies anteriores, como el Homo ergaster que vivió en África hace unos 1,6 millones de años, crecían de manera veloz, como la inmensa mayoría de los animales. No necesitan años de aprendizaje, como el guaje.
Dia Mundial del Alzhéimer

“Tiene menos riesgo de sufrir Alzhéimer quien tiene una gran vida social”

  • La neuróloga Mercè Boada, Creu de Sant Jordi 2016, explica cómo prevenir la demencia más común entre la población
“Tiene menos riesgo de sufrir Alzhéimer quien tiene una gran vida social”
La neuróloga Mercè Boada, directora médica de la Fundació ACE (LVD)
A pesar de que el psiquiatra y neurólogo alemán Alois Alzheimer describió la enfermedad hace más de un siglo, todavía se desconoce qué causa Alzhéimer, la demencia más común en España con 800.000 casos diagnosticados. Es por ello que la investigación de esta compleja patología continúa siendo primordial, como defiende Mercè Boada (1948, Barcelona), directora médica de la Fundación ACE - Barcelona Alzheimer Treatment Research Center.
La barcelonesa, que el año pasado recibió la Creu de Sant Jordi por su dedicación durante décadas a la investigación y el tratamiento de las demencias, en especial la del Alzhéimer, trabaja para sensibilizar a la población sobre esta patología neurodegenerativa. En este sentido insiste en la importancia de mejorar los protocolos para el diagnóstico precoz, ya que es en las fases más leves de la patología cuando los fármacos existentes son más efectivos.
Mujer, de 77 años de edad. Este es el perfil mayoritario del enfermo de Alzhéimer, según un reciente estudio de la Fundación ACE, que se ha llevado a cabo con una muestra de 6.000 personas. El informe, publicado en la prestigiosa revista The Journal of Prevention of Alzheimer’s Disease, también pone de manifiesto que el 40% de las personas que sufren la enfermedad no tienen cuidador y que, además, un 30% de ellas viven solas. Sin embargo, Boada matiza que esta “no es una enfermedad de viejos”.
- ¿El Alzhéimer es una enfermedad que podemos prevenir?
- Es lo que todos queremos, pero es difícil...
- ¿Por qué?
- Hemos aprendido que cuando llegamos a un diagnóstico en un estado avanzado de la enfermedad, el cerebro ya está muy dañado, no sólo por las lesiones que son la firma del Alzhéimer, sino de otro tipo. Podemos encontrar proteínas de depósito ligadas a otras demencias, como la de cuerpos de Lewy o Parkinson. Esta mezcla hace confundir muchas veces a los clínicos y la familia no se da cuenta de lo que ocurre hasta que la enfermedad está muy avanzada.
- Y entonces ya es demasiado tarde.
- Encontrar un caso de puro Alzhéimer bajo el microscopio es rarísimo porque se puede detectar también patología vascular, patología de Parkinson, patología inflamatoria, otras proteínas de depósito, hierro, lesiones vinculadas con la edad o con el proceso neurodegenerativo.
- ¡Qué complicado!
- Cuando ves este mapamundi tan extendido te das cuenta de que el Alzhéimer es extremadamente complejo, que no interviene un solo factor, sino muchos; varias comorbilidades que se potencian unas a otras. Por ejemplo, si padezco patología vascular el Alzhéimer avanza más deprisa, pero a su vez el Alzhéimer puede generar patología vascular.
Hay que intentar diagnosticar la enfermedad cuando aún no han aparecido síntomas
Mercè Boada
Neuróloga
- Y aquí radica la dificultad para tratar al paciente.
- Sí, es una enfermedad muy difícil de tratar. Y aunque la genética me permite encontrar tratamientos a medida, perfectos, en la enfermedad de Alzhéimer participan muchos genes en poca cantidad, previniendo, potenciando el riesgo o desencadenando la patología.
- Por tanto, existe predisposición genética a sufrir la enfermedad.
- Claro, esta es la más fácil de determinar. Existe una mutación genética conocida que afecta a un porcentaje muy pequeño de la población, alrededor de un 5%. En estos casos el Alzhéimer puede empezar a manifestarse a edades muy tempranas, hacia los 40 años. Podríamos encontrar un fármaco para este gen, pero no serviría para la gran mayoría de la gente que padece la patología.
- ¿Por qué siete de cada diez enfermos de Alzhéimer son mujeres?
- La población que viene a la fundación es mayormente femenina –el 65%- porque las mujeres viven más años, se preocupan más por su salud que los hombres y no tienen miedo. Además, muchas de ellas viven solas, por lo que quieren continuar siendo autónomas.
- Entonces, ¿cómo se puede hacer prevención?
- Intentando diagnosticar la enfermedad cuando aún no han aparecido síntomas, cuando la memoria empieza a bajar un escalón y aún no se han producido un cambio drástico. Por eso necesito muchos puntos de medida para detectar cuándo empieza a caer la pendiente. Pero, ¿cómo le digo a una persona que piensa que está fantásticamente de salud que le he encontrado algo que le asustará y que cambiará su vida?
- Difícil decisión.
- Nosotros buscamos la mínima sintomatología. O la gente nos ayuda y se presta voluntaria y no tiene miedo para someterse a pruebas, o no descubriremos qué hay detrás de esta enfermedad.
Existen pruebas muy específicas para buscar las partes del cerebro dañadas por la enfermedad
Existen pruebas muy específicas para buscar las partes del cerebro dañadas por la enfermedad (sudok1 / Getty)
- ¿Por qué?
- Porque si no, no sabré cuál es la primera de todo este popurrí de lesiones que desencadena las otras. Esta es la manera de prevenir la enfermedad.
- En este momento su equipo está desarrollando un protocolo que permita detectar la enfermedad a tiempo.
- Nosotros pensamos qué podemos hacer para que la gente quiera mirarse la memoria como ocurre con la hipertensión, el colesterol y la diabetes. Un 60% de las 3.000 personas que han pasado por la fundación se quejan de problemas de memoria, pero cuando las visitamos, comprobamos que la tienen normal. Al cabo de un año volvemos a visitarlas y detectamos un deterioro cognitivo leve en el 20% de estas personas, mientras que un 3% de ellas sufre demencia.
- ¿Cómo se llega a un diagnóstico de Alzhéimer?
- Primero, a través de un test, una batería neuropsicológica bien extensa, minuciosa, que busque los tipos de memoria que quiero encontrar en el paciente, un lenguaje relacionado con los verbos en vez de con la descripción, la disociación de caras, nombres, profesiones…
- ¿Qué se consigue con ello?
- De esta manera puedo llegar a determinar si se trata de una pérdida de memoria motivada por el estrés, la angustia o la depresión o de una memoria que realmente se ha perdido. Este es un primer paso.
-¿Y luego?
- Voy añadiendo biomarcadores para buscar proteínas que encontramos en el líquido cefalorraquídeo.
Se calcula que en 2050 habrá 140 millones de personas con Alzhéimer
- ¿Qué es la beta 42?
- Cuando tengo Alzhéimer, mi cerebro está repleto de proteínas beta 40 y 42, llamada también proteína beta-amiloide, y tau. La gente que tiene una predisposición genética a sufrir la enfermedad nace con más beta-amiloide que el resto. Esto se mira cuando hay un familiar que con 40 o 50 años ha sido diagnosticado de Alzhéimer.
- ¿Qué síntomas deben alarmarnos?
- Cuando perdemos la memoria de cosas importantes. Este es el caso de una paciente que no se acordaba que la semana pasada había comprado el regalo de cumpleaños de su hijo, o del paciente que fue a hacer un encargo a una tienda para la empresa familiar y cuando llegó a la puerta, no sabía para qué había ido. El enfermo no se da cuenta, desconcierta sobre todo a la gente de su alrededor.
- ¿A qué tipo de memoria ataca primero el Alzhéimer?
- La que el enfermo no puede fijar, la de la inmediatez. La memoria de los antepasados, de mi historia, queda muy conservada. Por eso los enfermos de Alzhéimer hablan de allí, del pasado, por lo que muchas veces tienen discursos muy repetitivos.
- ¿Por qué es tan importante que el sistema sanitario haga hincapié en la prevención de la enfermedad?
- Yo tengo una masa crítica de personas de más de 65 años que están bien y tengo que procurar que lo continúen estando porque si están mal, necesitarán entre una y dos personas para vivir. ¿Usted sabe el coste que esto supone? No es asequible, ya que se calcula que en 2050 habrá 140 millones de personas con Alzhéimer. ¿De dónde sacaremos a tantos cuidadores?
- ¿Desde Atención Primaria los médicos tienen suficiente formación para diagnosticar la enfermedad?
- Tenemos una muy buena primaria, porque si no, no habrían pasado 7.500 personas por la fundación cada año. Los médicos de cabecera están bien formados, son sensibles, pero tienen muy poco tiempo y la enfermedad de Alzhéimer así como las patologías cognitivas necesitan tiempo. El promedio que aquí dedicamos para hacer un diagnóstico es de tres horas.
Enfermos de Alzhéimer en una residencia de Barcelona
Enfermos de Alzhéimer en una residencia de Barcelona (Archivo LV)
- ¿Cuándo llegará al mercado una vacuna contra el Alzhéimer?
- La tecnología nos permite diseñar vacunas contra proteínas que generan depósitos en el cerebro y nos hacen daño, es decir, el mecanismo químico productivo de la vacuna relativamente es fácil. Otra cosa es que sea efectiva. La primera vacuna limpió el cerebro de los enfermos de Alzhéimer pero murió gente. Y otras vacunas que se han probado no han conseguido mejorar la memoria. En este momento la compañía Araclon Biotech, participada mayoritariamente por Grifols, está ensayando una nueva vacuna contra la proteína beta-amiloide, pero todavía quedan años para encontrar una inmunización segura, que mejore la cognición y cuyo efecto perdure.
- Ustedes también están probando nuevos fármacos.
- Sí, estamos investigando 18 productos nuevos.
- ¿Con qué dificultades se encuentran a la hora de probar nuevos tratamientos?
- La complejidad y el avance lento de la enfermedad. Un estudio de deterioro cognitivo leve con un nuevo fármaco dura años, durante los que debo dedicar tiempo, dinero y encontrar voluntarios –sólo para un ensayo necesitamos 2.000 enfermos-.
- Algunos investigadores plantean que el alzhéimer podría ser considerado un tercer tipo de diabetes. ¿Por qué?
- Porque quizás hay unos transportadores de insulina que están vinculados a la enfermedad de Alzhéimer, por tanto, la diabetes tipo II se puede considerar un desencadenante. Hay bastantes trabajos científicos que están estudiando la relación entre las dos enfermedades, y esto ha llevado a decir que el Alzhéimer podría ser la diabetes tipo III.
- ¿Esto qué conlleva?
- Tenemos que estudiar muy bien a los prediabéticos para que no sean diabéticos, pero también para que no desarrollen Alzhéimer, ya que podrían tener una predisposición a sufrir la enfermedad. Es un debate muy activo que tiene que acabarse de consolidar.
- ¿Qué ha demostrado la evidencia científica respecto a la importancia de seguir un estilo de vida saludable para prevenir la enfermedad?
- Lo que dice Valentí Fuster: combatir la obesidad, no fumar, no beber alcohol en exceso, seguir una dieta equilibrada, hacer ejercicio para controlar todo aquello que es modificable. También debemos destacar la importancia de hacer vida social porque la gente que ha tenido una vida asociativa importante tiene menos riesgo de sufrir Alzhéimer.
- ¿Algún consejo más para conservar una memoria sana?
- Vivir bien, ser feliz y reír mucho; tener amigos, mantener las relaciones, salir a la calle, llenarte de ideas y de ilusiones, que quiere decir tener futuro.
Los prediabéticos podrían tener una predisposición a sufir Alzhéimer

Que se entere toda España!!! COMPARTID!!

TODOS PIENSAN QUE ES DE AUTOESTIMA TOXICA SOBREAGUDA -ATS-,PERO ES POR EL PESO DEL EGO


Un estudio reveló de qué mueren los argentinos

Según un informe publicado en The Lancet, las más frecuentes son las cardiopatías, las enfermedades respiratorias y cerebrovasculares, el EPOC y el Alzheimer.  
Un estudio reveló de qué nos morimos los argentinos
Los ataque al corazón son la principal causa de muerte en el país.
Las cardiopatías isquémicas, las enfermedades respiratorias bajas, las enfermedades cerebrovasculares, el EPOC y el Alzheimer son las cinco principales causas de muerte en Argentina.
Lo revela un estudio masivo publicado por la revista The Lancet, que da parámetros de salud de todo el mundo. En el capítulo dedicado a nuestro país también se explica que aunque la esperanza de vida sigue creciendo, dolencias como el dolor de espalda, las migrañas y la depresión le quitan a los argentinos años de vida sana
El estudio anual “Global Burden of Disease” representa la colaboración científica más grande del mundo sobre la salud de la población. Se basa en el trabajo de 2.500 colaboradores en más de 130 países. El Instituto para la Métrica y Evaluación de Salud (IHME) coordina el estudio. Este año, se incluyen más de 13 mil millones de datos; los artículos comprenden una edición completa de The Lancet.
“Los argentinos han logrado progresos sustanciales en salud en los últimos 25 años. Argentina ha aumentado la esperanza de vida, redujo las cargas de salud de complicaciones neonatales y defectos de nacimiento congénitos, y realizó un fuerte progreso en contra de enfermedades persistentes como las cardíacas y accidentes cerebrovasculares. Pero la carga creciente de otras enfermedades como la diabetes y las infecciones respiratorias bajas es alarmante y requiere atención”, dijo el profesor Rafael Lozano, director de Iniciativas de América Latina y el Caribe en el Instituto de Medición de la Salud y Evaluación y coautor del estudio.
“Las arterias coronarias se tapan (arteroesclerosis) y se enferman, lo que puede provocar infartos y muertes. La medicina cardiológica ha avanzado mucho en los tratamientos de estas enfermedades, pero no ha logrado detener su aparición”, dice a Clarín Roberto Peidro, presidente de de la Fundación Cardiológica Argentina y director del Centro Cardiológico Salud.
¿Cómo se podría prevenir su llegada? El especialista habla de algo básico: hacerse análisis y tomarse la presión. “Las causas son la hipertensión, el colesterol,el sobrepeso y la obesidad, el tabaquismo, el sedentarismo y el estrés mental. Todos esos indicadores están en aumento y por eso es cada vez más frecuente esta enfermedad”.
Mirá también Los consejos son siempre los mismos: dejar de fumar, hacer actividad física, comer frutas, verduras, cereales, disminuir las grasas y la sal, y si es necesario, buscar la ayuda de un psicólogo para bajar el nivel de estrés mental.
Las infecciones respiratorias bajas (como la neumonía) y el EPOC también encabezan el ranking de la muerte. “El tabaquismo sigue siendo un factor de peso, la mayor expectativa de vida también. El envejecimiento favorece el desarrollo de EPOC. Los factores ambientales como los gases, el humo de leña y haber tenido enfermedades respiratorias de niños también”, explica a Clarín Andrés Echazarreta, neumonólogo del hospital San Juan de Dios y ex presidente de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.
Mirá también ¿Qué hacer? El especialista habla de dejar de fumar y de hacerse una espirometría para reducir el subdiagnóstico. “Falta un gran trabajo de la salud pública para difundir y que se reconozca la enfermedad”, dice Echazarreta. Y cuenta que se estima que hay 2.300.000 argentinos con EPOC (el 15% de los mayores de 40 años), que el 74% de ellos no lo sabe, que sólo la mitad sigue un tratamiento.
Para combatir las neumonías, otros mal con fuerte impacto, hay que alimentarse bien y vacunarse contra la gripe y los neumococos
Un hombre argentino nacido en 2016 puede esperar vivir 73,3 años, un aumento en la esperanza de vida de 1,5 años en la última década. Una mujer tiene una esperanza de vida de 80 años, 1,2 años más desde de 2006. Pero la enfermedad y las lesiones quitan años de vida saludable. Un hombre argentino nacido en 2016 vivirá aproximadamente 64.9 años con buena salud, una mujer sólo 69,5 años. Argentina está a detrás de Chile, Colombia y Uruguay en cuanto a esperanza de vida saludable.
Dice Christopher Murray, director del IHME de la Universidad de Washington: “Una tríada de problemas, como la obesidad, los conflictos sociales y las enfermedades mentales, incluyendo los trastornos por consumo de sustancias, plantea una barrera obstinada y persistente para lograr estilos de vida activos y vigorosos”.
El estudio también mostró que 1 de cada 5 muertes a nivel mundial está asociada a la mala alimentación. Y que el tabaco está vinculado a 7.1 millones de muertes, y en más de 100 países, el tabaquismo fue uno de los principales factores de riesgo de pérdida de salud.
Las principales causas de muerte prematura a nivel mundial incluyeron: cardiopatía isquémica, derrame cerebral, infecciones respiratorias inferiores, enfermedades relacionadas con la diarrea y lesiones por accidentes de tránsito. La cardiopatía isquémica fue la principal causa de muerte prematura para hombres en 113 países y para mujeres en 97 países.