“Así sería su cerebro”, proclama el paleoantropólogo Antonio Rosas.
Su mano alza un molde realizado con una impresora 3D, poco mayor que un
tetrabrik de leche. El cerebro original, relata, perteneció a un niño
neandertal de casi 8 años que murió hace otros 49.000 en lo que hoy es
Piloña (Asturias). Nadie sabe de qué fue capaz aquel cerebro.
“Estoy convencido de que ellos, como yo, podían comunicarse, y si
podían comunicarse debían de tener conciencia de la inmensidad del
universo, del paso del tiempo y de la fragilidad de la existencia
humana. Debían preguntarse, también como yo, ¿cuántas lunas llenas más?,
¿cuántas primaveras? ¿Cuánto me queda”, escribió el genetista Carles Lalueza Fox en su libro Palabras en el tiempo
(editorial Crítica), tras una visita a la cueva de El Sidrón, donde
entre 2000 y 2013 aparecieron los restos del niño y de otros 12
neandertales.
A sus casi 8 años, el guaje, como sus adultos, usaba la boca como una tercera mano
Hace 100.000 años, sobre la faz de la Tierra se paseaban al menos cinco especies humanas diferentes: Homo sapiens, neandertales, Homo floresiensis, Homo erectus
y denisovanos. Su coexistencia habría hecho temblar los actuales
relatos religiosos de creaciones divinas, pero solo quedaron los sapiens.
El esqueleto del pequeño neandertal —“el mejor conservado de su edad en
el mundo”, según Rosas— permite ahora iluminar el desarrollo de su
especie, extinguida hace unos 40.000 años en sus últimos reductos del
sur de la península Ibérica. Todos los detalles del niño se publican hoy
en la revista Science.
El “guaje”, como lo llama en broma Rosas, tenía exactamente 7,7 años
cuando murió, medía 111 centímetros y pesaba 26 kilos. Los restos de los
13 miembros de su familia, algunos de ellos con señales de haber sido
canibalizados, fueron posiblemente arrastrados por la riada de una
tormenta al fondo de la cueva de El Sidrón, donde permanecieron 49.000
años.
ampliar fotoEl paleoantropólogo Antonio Rosas, en la cueva de El Sidrón (Asturias).CSIC
“El niño era un aprendiz que empezaba a desarrollar las actividades
propias de los neandertales”, sostiene Rosas, investigador del Museo
Nacional de Ciencias Naturales (CSIC), en Madrid. A sus casi 8 años, el
guaje, como sus adultos, usaba la boca como una tercera mano, con la que
podría agarrar pieles para su curtido. En sus dientes han quedado las
marcas de golpes accidentales con el filo de sus herramientas de piedra.
Era diestro.
Un equipo dirigido por Antonio Rosas y su colega Luis Ríos ha establecido que aquel niño, bautizado científicamente El Sidrón J1,
presentaba un ritmo de crecimiento “muy similar” al de los niños
actuales. Con una diferencia: su cerebro. Los neandertales tenían una
mayor capacidad craneal que los humanos modernos, 1.520 centímetros
cúbicos frente a 1.195. El guaje murió con 1.330 centímetros cúbicos,
casi el 88% del total. A esa edad, subrayan los investigadores, un niño
actual ya ha desarrollado toda su capacidad craneal.
"Neandertales y sapiens básicamente compartimos un mismo modelo de crecimiento", afirma el paleoantropólogo Antonio Rosas
“El tejido del cerebro es muy caro. El organismo necesita mucha
energía para hacer crecer un gran cerebro”, apunta Rosas. En los sapiens,
crece primero el cerebro y luego el cuerpo “recupera de golpe todo el
tiempo perdido con el estirón de la adolescencia”. Es una estrategia
evolutiva que “permite a los niños pasar mucho tiempo aprendiendo,
adquiriendo conocimiento”, según Ríos. Es lo que nos hace humanos.
“Es un patrón humano que creíamos exclusivo de nuestra especie”,
explica Rosas. El paleoantropólogo y su grupo defienden que el
crecimiento y el desarrollo del niño neandertal se ajusta al de los
chavales actuales, con una fase lenta entre el destete y la pubertad,
para compensar el enorme coste energético de desarrollar un cerebro de
gran tamaño. “A los 7,7 años su cerebro todavía estaba creciendo”,
subraya.
El paleoantropólogo estadounidense Erik Trinkaus,
de la Universidad Washington en San Luis (EE UU), aplaude el nuevo
estudio, en el que no ha participado. “Es un trabajo muy bonito en un
importante fósil neandertal, que refuerza lo que ya debería ser obvio
desde hace tiempo: que las tasas y patrones de crecimiento neandertal
rara vez difieren de las de los humanos modernos”, apunta.
“La conclusión evolutiva es que neandertales y sapiens
básicamente compartimos un mismo modelo de crecimiento y desarrollo,
posiblemente heredado de un antepasado común”, prosigue Rosas. Ese
ancestro fue, posiblemente, el Homo antecessor de la sierra de Atapuerca, en Burgos. Especies anteriores, como el Homo ergaster
que vivió en África hace unos 1,6 millones de años, crecían de manera
veloz, como la inmensa mayoría de los animales. No necesitan años de
aprendizaje, como el guaje.
Dia Mundial del Alzhéimer
“Tiene menos riesgo de sufrir Alzhéimer quien tiene una gran vida social”
La neuróloga Mercè Boada, Creu de Sant Jordi 2016, explica cómo prevenir la demencia más común entre la población
La neuróloga Mercè Boada, directora médica de la Fundació ACE (LVD)
A pesar de que el psiquiatra y neurólogo alemán Alois Alzheimer
describió la enfermedad hace más de un siglo, todavía se desconoce qué
causa Alzhéimer, la demencia más común en España con 800.000
casos diagnosticados. Es por ello que la investigación de esta compleja
patología continúa siendo primordial, como defiende Mercè Boada (1948, Barcelona), directora médica de la Fundación ACE - Barcelona Alzheimer Treatment Research Center.
La barcelonesa, que el año pasado recibió la Creu de Sant Jordi por
su dedicación durante décadas a la investigación y el tratamiento de las
demencias, en especial la del Alzhéimer, trabaja para sensibilizar a la
población sobre esta patología neurodegenerativa. En este sentido
insiste en la importancia de mejorar los protocolos para el diagnóstico
precoz, ya que es en las fases más leves de la patología cuando los
fármacos existentes son más efectivos.
Mujer, de 77 años de edad. Este es el perfil mayoritario del enfermo
de Alzhéimer, según un reciente estudio de la Fundación ACE, que se ha
llevado a cabo con una muestra de 6.000 personas. El informe, publicado
en la prestigiosa revista The Journal of Prevention of Alzheimer’s Disease,
también pone de manifiesto que el 40% de las personas que sufren la
enfermedad no tienen cuidador y que, además, un 30% de ellas viven
solas. Sin embargo, Boada matiza que esta “no es una enfermedad de
viejos”. - ¿El Alzhéimer es una enfermedad que podemos prevenir?
- Es lo que todos queremos, pero es difícil... - ¿Por qué?
- Hemos aprendido que cuando llegamos a un diagnóstico en un estado
avanzado de la enfermedad, el cerebro ya está muy dañado, no sólo por
las lesiones que son la firma del Alzhéimer, sino de otro tipo. Podemos
encontrar proteínas de depósito ligadas a otras demencias, como la de
cuerpos de Lewy o Parkinson. Esta mezcla hace confundir muchas veces a
los clínicos y la familia no se da cuenta de lo que ocurre hasta que la
enfermedad está muy avanzada. - Y entonces ya es demasiado tarde.
- Encontrar un caso de puro Alzhéimer bajo el microscopio es rarísimo
porque se puede detectar también patología vascular, patología de
Parkinson, patología inflamatoria, otras proteínas de depósito, hierro,
lesiones vinculadas con la edad o con el proceso neurodegenerativo. - ¡Qué complicado!
- Cuando ves este mapamundi tan extendido te das cuenta de que el
Alzhéimer es extremadamente complejo, que no interviene un solo factor,
sino muchos; varias comorbilidades que se potencian unas a otras. Por
ejemplo, si padezco patología vascular el Alzhéimer avanza más deprisa,
pero a su vez el Alzhéimer puede generar patología vascular.
Hay que intentar diagnosticar la enfermedad cuando aún no han aparecido síntomas
Mercè Boada
Neuróloga
- Y aquí radica la dificultad para tratar al paciente.
- Sí, es una enfermedad muy difícil de tratar. Y aunque la genética
me permite encontrar tratamientos a medida, perfectos, en la enfermedad
de Alzhéimer participan muchos genes en poca cantidad, previniendo,
potenciando el riesgo o desencadenando la patología. - Por tanto, existe predisposición genética a sufrir la enfermedad.
- Claro, esta es la más fácil de determinar. Existe una mutación genética conocida que
afecta a un porcentaje muy pequeño de la población, alrededor de un 5%.
En estos casos el Alzhéimer puede empezar a manifestarse a edades muy
tempranas, hacia los 40 años. Podríamos encontrar un fármaco para este
gen, pero no serviría para la gran mayoría de la gente que padece la
patología. - ¿Por qué siete de cada diez enfermos de Alzhéimer son mujeres?
- La población que viene a la fundación es mayormente femenina –el
65%- porque las mujeres viven más años, se preocupan más por su salud
que los hombres y no tienen miedo. Además, muchas de ellas viven solas,
por lo que quieren continuar siendo autónomas. - Entonces, ¿cómo se puede hacer prevención?
- Intentando diagnosticar la enfermedad cuando aún no han aparecido
síntomas, cuando la memoria empieza a bajar un escalón y aún no se han
producido un cambio drástico. Por eso necesito muchos puntos de medida
para detectar cuándo empieza a caer la pendiente. Pero, ¿cómo le digo a
una persona que piensa que está fantásticamente de salud que le he
encontrado algo que le asustará y que cambiará su vida? - Difícil decisión.
- Nosotros buscamos la mínima sintomatología. O la gente nos ayuda y
se presta voluntaria y no tiene miedo para someterse a pruebas, o no
descubriremos qué hay detrás de esta enfermedad.
Existen pruebas muy específicas para buscar las partes del cerebro dañadas por la enfermedad
(sudok1 / Getty)
- ¿Por qué?
- Porque si no, no sabré cuál es la primera de todo este popurrí de
lesiones que desencadena las otras. Esta es la manera de prevenir la
enfermedad. - En este momento su equipo está desarrollando un protocolo que permita detectar la enfermedad a tiempo.
- Nosotros pensamos qué podemos hacer para que la gente quiera
mirarse la memoria como ocurre con la hipertensión, el colesterol y la
diabetes. Un 60% de las 3.000 personas que han pasado por la fundación
se quejan de problemas de memoria, pero cuando las visitamos,
comprobamos que la tienen normal. Al cabo de un año volvemos a
visitarlas y detectamos un deterioro cognitivo leve en el 20% de estas
personas, mientras que un 3% de ellas sufre demencia. - ¿Cómo se llega a un diagnóstico de Alzhéimer?
- Primero, a través de un test, una batería neuropsicológica bien
extensa, minuciosa, que busque los tipos de memoria que quiero encontrar
en el paciente, un lenguaje relacionado con los verbos en vez de con la
descripción, la disociación de caras, nombres, profesiones… - ¿Qué se consigue con ello?
- De esta manera puedo llegar a determinar si se trata de una pérdida
de memoria motivada por el estrés, la angustia o la depresión o de una
memoria que realmente se ha perdido. Este es un primer paso. -¿Y luego?
- Voy añadiendo biomarcadores para buscar proteínas que encontramos en el líquido cefalorraquídeo.
Se calcula que en 2050 habrá 140 millones de personas con Alzhéimer
- ¿Qué es la beta 42?
- Cuando tengo Alzhéimer, mi cerebro está repleto de proteínas beta
40 y 42, llamada también proteína beta-amiloide, y tau. La gente que
tiene una predisposición genética a sufrir la enfermedad nace con más
beta-amiloide que el resto. Esto se mira cuando hay un familiar que con
40 o 50 años ha sido diagnosticado de Alzhéimer. - ¿Qué síntomas deben alarmarnos?
- Cuando perdemos la memoria de cosas importantes. Este es el caso de
una paciente que no se acordaba que la semana pasada había comprado el
regalo de cumpleaños de su hijo, o del paciente que fue a hacer un
encargo a una tienda para la empresa familiar y cuando llegó a la
puerta, no sabía para qué había ido. El enfermo no se da cuenta,
desconcierta sobre todo a la gente de su alrededor. - ¿A qué tipo de memoria ataca primero el Alzhéimer?
- La que el enfermo no puede fijar, la de la inmediatez. La memoria
de los antepasados, de mi historia, queda muy conservada. Por eso los
enfermos de Alzhéimer hablan de allí, del pasado, por lo que muchas
veces tienen discursos muy repetitivos. - ¿Por qué es tan importante que el sistema sanitario haga hincapié en la prevención de la enfermedad?
- Yo tengo una masa crítica de personas de más de 65 años que están
bien y tengo que procurar que lo continúen estando porque si están mal,
necesitarán entre una y dos personas para vivir. ¿Usted sabe el coste
que esto supone? No es asequible, ya que se calcula que en 2050 habrá
140 millones de personas con Alzhéimer. ¿De dónde sacaremos a tantos
cuidadores? - ¿Desde Atención Primaria los médicos tienen suficiente formación para diagnosticar la enfermedad?
- Tenemos una muy buena primaria, porque si no, no habrían pasado
7.500 personas por la fundación cada año. Los médicos de cabecera están
bien formados, son sensibles, pero tienen muy poco tiempo y la
enfermedad de Alzhéimer así como las patologías cognitivas necesitan
tiempo. El promedio que aquí dedicamos para hacer un diagnóstico es de
tres horas.
Enfermos de Alzhéimer en una residencia de Barcelona
(Archivo LV)
- ¿Cuándo llegará al mercado una vacuna contra el Alzhéimer?
- La tecnología nos permite diseñar vacunas contra proteínas que
generan depósitos en el cerebro y nos hacen daño, es decir, el mecanismo
químico productivo de la vacuna relativamente es fácil. Otra cosa es
que sea efectiva. La primera vacuna limpió el cerebro de los enfermos de
Alzhéimer pero murió gente. Y otras vacunas que se han probado no han
conseguido mejorar la memoria. En este momento la compañía Araclon
Biotech, participada mayoritariamente por Grifols, está ensayando una
nueva vacuna contra la proteína beta-amiloide, pero todavía quedan años
para encontrar una inmunización segura, que mejore la cognición y cuyo
efecto perdure. - Ustedes también están probando nuevos fármacos.
- Sí, estamos investigando 18 productos nuevos. - ¿Con qué dificultades se encuentran a la hora de probar nuevos tratamientos?
- La complejidad y el avance lento de la enfermedad. Un estudio de
deterioro cognitivo leve con un nuevo fármaco dura años, durante los que
debo dedicar tiempo, dinero y encontrar voluntarios –sólo para un
ensayo necesitamos 2.000 enfermos-. - Algunos investigadores plantean que el alzhéimer podría ser considerado un tercer tipo de diabetes. ¿Por qué?
- Porque quizás hay unos transportadores de insulina que están
vinculados a la enfermedad de Alzhéimer, por tanto, la diabetes tipo II
se puede considerar un desencadenante. Hay bastantes trabajos
científicos que están estudiando la relación entre las dos enfermedades,
y esto ha llevado a decir que el Alzhéimer podría ser la diabetes tipo
III. - ¿Esto qué conlleva?
- Tenemos que estudiar muy bien a los prediabéticos para que no sean
diabéticos, pero también para que no desarrollen Alzhéimer, ya que
podrían tener una predisposición a sufrir la enfermedad. Es un debate
muy activo que tiene que acabarse de consolidar. - ¿Qué ha demostrado la evidencia científica respecto a la
importancia de seguir un estilo de vida saludable para prevenir la
enfermedad?
- Lo que dice Valentí Fuster: combatir la obesidad, no fumar, no
beber alcohol en exceso, seguir una dieta equilibrada, hacer ejercicio
para controlar todo aquello que es modificable. También debemos destacar
la importancia de hacer vida social porque la gente que ha tenido una
vida asociativa importante tiene menos riesgo de sufrir Alzhéimer. - ¿Algún consejo más para conservar una memoria sana?
- Vivir bien, ser feliz y reír mucho; tener amigos, mantener las
relaciones, salir a la calle, llenarte de ideas y de ilusiones, que
quiere decir tener futuro.
Los prediabéticos podrían tener una predisposición a sufir Alzhéimer
Según
un informe publicado en The Lancet, las más frecuentes son las
cardiopatías, las enfermedades respiratorias y cerebrovasculares, el
EPOC y el Alzheimer.
Los ataque al corazón son la principal causa de muerte en el país.
Las
cardiopatías isquémicas, las enfermedades respiratorias bajas, las
enfermedades cerebrovasculares, el EPOC y el Alzheimer son las cinco
principales causas de muerte en Argentina.
Lo revela un estudio
masivo publicado por la revista The Lancet, que da parámetros de salud
de todo el mundo. En el capítulo dedicado a nuestro país también se
explica que aunque la esperanza de vida sigue creciendo, dolencias como
el dolor de espalda, las migrañas y la depresión le quitan a los
argentinos años de vida sana El
estudio anual “Global Burden of Disease” representa la colaboración
científica más grande del mundo sobre la salud de la población. Se basa
en el trabajo de 2.500 colaboradores en más de 130 países. El Instituto
para la Métrica y Evaluación de Salud (IHME) coordina el estudio. Este
año, se incluyen más de 13 mil millones de datos; los artículos
comprenden una edición completa de The Lancet.
“Los argentinos han
logrado progresos sustanciales en salud en los últimos 25 años.
Argentina ha aumentado la esperanza de vida, redujo las cargas de salud
de complicaciones neonatales y defectos de nacimiento congénitos, y
realizó un fuerte progreso en contra de enfermedades persistentes como
las cardíacas y accidentes cerebrovasculares. Pero la carga creciente de
otras enfermedades como la diabetes y las infecciones respiratorias
bajas es alarmante y requiere atención”, dijo el profesor Rafael Lozano,
director de Iniciativas de América Latina y el Caribe en el Instituto
de Medición de la Salud y Evaluación y coautor del estudio.
“Las
arterias coronarias se tapan (arteroesclerosis) y se enferman, lo que
puede provocar infartos y muertes. La medicina cardiológica ha avanzado
mucho en los tratamientos de estas enfermedades, pero no ha logrado
detener su aparición”, dice a Clarín Roberto Peidro, presidente de de la
Fundación Cardiológica Argentina y director del Centro Cardiológico
Salud.
¿Cómo se podría prevenir su llegada? El especialista habla
de algo básico: hacerse análisis y tomarse la presión. “Las causas son
la hipertensión, el colesterol,el sobrepeso y la obesidad, el
tabaquismo, el sedentarismo y el estrés mental. Todos esos indicadores
están en aumento y por eso es cada vez más frecuente esta enfermedad”. Mirá tambiénLos
consejos son siempre los mismos: dejar de fumar, hacer actividad
física, comer frutas, verduras, cereales, disminuir las grasas y la sal,
y si es necesario, buscar la ayuda de un psicólogo para bajar el nivel
de estrés mental.
Las infecciones respiratorias bajas (como la
neumonía) y el EPOC también encabezan el ranking de la muerte. “El
tabaquismo sigue siendo un factor de peso, la mayor expectativa de vida
también. El envejecimiento favorece el desarrollo de EPOC. Los factores
ambientales como los gases, el humo de leña y haber tenido enfermedades
respiratorias de niños también”, explica a Clarín Andrés Echazarreta,
neumonólogo del hospital San Juan de Dios y ex presidente de la
Asociación Argentina de Medicina Respiratoria. Mirá también¿Qué
hacer? El especialista habla de dejar de fumar y de hacerse una
espirometría para reducir el subdiagnóstico. “Falta un gran trabajo de
la salud pública para difundir y que se reconozca la enfermedad”, dice
Echazarreta. Y cuenta que se estima que hay 2.300.000 argentinos con
EPOC (el 15% de los mayores de 40 años), que el 74% de ellos no lo sabe,
que sólo la mitad sigue un tratamiento.
Para combatir las
neumonías, otros mal con fuerte impacto, hay que alimentarse bien y
vacunarse contra la gripe y los neumococos Un
hombre argentino nacido en 2016 puede esperar vivir 73,3 años, un
aumento en la esperanza de vida de 1,5 años en la última década. Una
mujer tiene una esperanza de vida de 80 años, 1,2 años más desde de
2006. Pero la enfermedad y las lesiones quitan años de vida saludable.
Un hombre argentino nacido en 2016 vivirá aproximadamente 64.9 años con
buena salud, una mujer sólo 69,5 años. Argentina está a detrás de Chile,
Colombia y Uruguay en cuanto a esperanza de vida saludable.
Dice
Christopher Murray, director del IHME de la Universidad de Washington:
“Una tríada de problemas, como la obesidad, los conflictos sociales y
las enfermedades mentales, incluyendo los trastornos por consumo de
sustancias, plantea una barrera obstinada y persistente para lograr
estilos de vida activos y vigorosos”.
El
estudio también mostró que 1 de cada 5 muertes a nivel mundial está
asociada a la mala alimentación. Y que el tabaco está vinculado a 7.1
millones de muertes, y en más de 100 países, el tabaquismo fue uno de
los principales factores de riesgo de pérdida de salud.
Las
principales causas de muerte prematura a nivel mundial incluyeron:
cardiopatía isquémica, derrame cerebral, infecciones respiratorias
inferiores, enfermedades relacionadas con la diarrea y lesiones por
accidentes de tránsito. La cardiopatía isquémica fue la principal causa
de muerte prematura para hombres en 113 países y para mujeres en 97
países.