domingo, 6 de marzo de 2016

Los chicos las prefieren más rellenitas de lo que ellas mismas creen

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Imagen utilizada en estudio de percepción de atractivo corporal. Original: Swami V. et al. Adaptada S=EX2 P. Estupinyà
Imagen utilizada en estudio de percepción de atractivo corporal. Original: Swami V. et al. Adaptada S=EX2 P. Estupinyà
Viren Swami es un investigador de la University of Westminster en UK que ha estudiado durante años qué aspectos psicológicos y sociales condicionan la percepción de la belleza, con especial interés en el índice de masa corporal femenino.
Él defiende que la percepción de algo como atractivo depende tanto de causas externas como internas, y que puede cambiar incluso a diario. Un mismo individuo muestra preferencia por mujeres más o menos delgadas dependiendo de su estado emocional, de su nivel de deseo, de su status económico, del entorno en que se encuentre, o incluso de si está nervioso o no.
Para investigarlo suele utilizar una metodología my sencilla: toma una fotografía femenina, crea con photoshop varias imágenes del mismo cuerpo con kilos de más y kilos de menos, pone a sujetos en diferentes circunstancias, y les pide que digan qué cuerpo les parece más atractivo.
Con ello vio por ejemplo que estudiantes en ayunas preferían chicas más rellenitas que estudiantes haciendo la prueba tras haber comido, que estando estresados también se eligen cuerpos más orondos, o que en una misma sociedad, las personas de alto poder adquisitivo prefieren -de media- pechos más pequeños que las clases con menos recursos.
Pero quizás su trabajo más extenso es el macro proyecto con más de 7000 personas en 26 países de 10 regiones diferentes del mundo, analizando aspectos culturales relacionados con la percepción y la satisfacción frente al peso corporal. En el estudio hay muchas correlaciones con factores como edad, vida rural, o exposición a medios. Algo curioso es que se vieron diferencias menos significativas de lo que cabría esperar entre regiones como Asia o África. Para Swami otros factores internos dentro de esas poblaciones, como estatus socioeconómico o el propio peso corporal, influyen más que factores tan genéricos como el país donde vives.
Pero sí hay un dato muy notorio en los resultados obtenidos: en las 10 regiones analizadas, cuando se pasan esas imágenes del mismo cuerpo modificado de más delgado a más obeso, los hombres siempre consideran más atractivos cuerpos ligeramente más gruesos que las mujeres. En absolutamente todas las regiones. Es sistemático. Si de una fila de 9 cuerpos con mayor o menor masa corporal preguntas a hombres y mujeres cual les parece más atractivo, los hombres siempre eligen cuerpos ligeramente más rellenitos que las mujeres.
Swami matiza que muchas mujeres responden sobre lo que les parece atractivo para ellas, no necesariamente para el hombre, pero que cuando ha hecho pruebas similares preguntando a chicas estudiantes qué cuerpos creen ellas que resultan más atractivos para los hombres, y a los chicos qué cuerpos les parecen más atractivos, de nuevo, las chicas sistemáticamente opinan que los cuerpos preferidos por los hombres son más delgados que las preferencias reales de los chicos.
Curiosamente, algo similar ocurre con la musculatura masculina: tomando imágenes de un chico convencional, creando imágenes más y menos musculadas con photoshop, preguntando a las chicas cuál les parece más atractivo, y a los chicos cual creen que es más atractivo para las mujeres, de nuevo, las chicas prefieren cuerpos menos musculosos de lo que los chicos creen. Swami explica que varios factores intervienen en esta distorsión, pero que posiblemente el más importante sea los cánones estéticos que tradicionalmente han marcado -y por suerte están cambiando- las revistas, publicidad y sector audiovisual.
Con información de: “S=EX2: La Ciencia del Sexo” (Debate, 2013)

Escrito por Pere Estupinyà

Pere Estupinyà
Divulgador científico y autor de S=EX²: La Ciencia del Sexo

Nueva evidencia confirma que comer maní de niño protege contra desarrollo de alergia

ManíImage copyrightAP
Image captionMillones de personas son alérgicas al maní.
Comer productos que contengan maní cuando de bebé evita el riesgo de desarrollar una alergia a este componente, afirma un nuevo estudio que confirma resultados anteriores.
Un estudio publicado el año pasado afirmó por primera vez que una exposición temprana a productos con cacahuete podría reducir el riesgo de sufrir una alergia.
Según la investigación, niños con alto riesgo de padecer alergias que comieron maní hasta los 5 años tenían un 80% menos de probabilidad de desarrollar una alergia que aquellos que no comieron ese fruto seco.
Los investigadores del King's College de Londres afirmaron entonces que los resultados podrían llevar a elaborar nuevas directrices en materia de salud pública.
Ahora, una nueva investigación sostiene que la protección contra las alergias puede durar a lo largo del tiempo, incluso si luego la persona deja de tomar snacks de cacahuete durante un año.
El estudio, publicado en el New England Journal of Medicine, examinó a 550 niños con tendencia a desarrollar alergia al maní.

Porfecía auto-cumplida

El nuevo estudio sugiere que si un niño ha consumido snacks de cacahuete en los primeros 11 meses de vida, a la edad de cinco años pueden dejar de comerlos durante un año y no desarrollar ninguna alergia.
Image copyrightThinkstock
Image captionEl estudio desmonta la "cultura del miedo" a la alergia.
"Demuestra claramente que la mayoría de los niños se mantuvieron protegidos y que la protección fue duradera", El autor líder del estudio, Gideon Lack, dijo:
El autor del estudio, Gideon Lack, dijo que gran parte del problema es la "cultura del miedo" a la alergia.
"Creo que este miedo a la alergia es una profecía autocumplida, porque la comida se excluye de la dieta y, como resultado,el niño no desarrolla tolerancia", le dijo a la BBC.
El profesor Lack dijo que se necesitan más estudios para ver si la resistencia dura por un periodo de tiempo considerablemente mayor que el periodo de abstinencia de 12 meses.
En Reino Unido y Estados Unidos se diagnostica a unos 20.000 bebés al año con alergia al cacahuete.