lunes, 9 de octubre de 2017

AL GRAN PUEBLO ARGENTINO ¡¡¡SIN SALUD!!!!





Una escenografía electoral de cartón pintado
Nada es lo que parece

Página/12


El gobierno avanza hacia las urnas por una ruta pavimentada de anuncios autocongratulatorios: la economía crece, la inflación y la pobreza se reducen, los créditos para vivienda alcanzan nuevas cumbres, una prestación universal de salud cubrirá a 15 millones de personas que no tienen prepagas u obras sociales. La publicidad invita a los nietos a darles una mano a los abuelos con los trámites para la reparación histórica. El problema es que esta hábil ficción poco tiene que ver con la realidad.

Si algo no puede discutirse es la eficacia de los dispositivos de comunicación y propaganda que llevaron a Maurizio Macrì al gobierno. La Cobertura Universal de Salud (CUS), la reducción de la pobreza y el boom de los créditos hipotecarios para la construcción de viviendas son los últimos ejemplos de ese despliegue de artificios que diseña Jaime Duran Barba, idóneos para ocultar la realidad tras bellas palabras.
La semana pasada se presentó en Mendoza la Cobertura Universal de Salud (CUS). Macrì había anticipado hace más de un año a un grupo de sindicalistas, que para cobrar viejas deudas del Estado deberían dedicar una porción significativa al financiamiento de la nueva sigla. El médico Juan Carlos Tealdi, especialista en bioética y Derechos Humanos sostiene que la CUS es “una nueva capa de desmonte del derecho a la salud y del sistema nacional de salud pública establecido durante el peronismo por Ramón Carrillo bajo la noción temprana de estado de bienestar”. El ministro de Salud Jorge Lemus dijo que esta cobertura, a diferencia de la atención primaria de salud, “no es una meta, es un proceso”. La meta fue establecida en 1978 por la Organización Mundial de la Salud en la Declaración de Alma-Ata. Ese documento considera la salud como un derecho cuyo acceso debe ser garantizado para todos. El proceso que Lemus exalta es el desmantelamiento del paradigma de Carrillo que, debido a las resistencias que genera, no puede realizarse en una sola etapa. Pero la idea directriz y los instrumentos básicos se repiten: fomentar la medicina privada, anular la resistencia sindical, utilizar el dinero de las obras sociales, como ya hizo el gobierno del general Juan Carlos Onganía hace medio siglo.
En su informe “Invertir en Salud”, de 1990, el Banco Mundial propuso ir reduciendo las coberturas para los pobres a un paquete básico (cada vez más escueto) y acabar con la responsabilidad integradora y preventiva del Estado nacional como garante del derecho a la salud. Tal como hizo Menem en esa década, el Estado no aporta los fondos, sino que los canaliza hacia manos privadas a través de sucesivas mediaciones. Quienes siempre han presionado para ello son los grandes ganadores: las prepagas, la industria farmacéutica y las empresas de tecnología médica, dice Tealdi.
La batalla de Farmacity En la provincia de Buenos Aires, Farmacity lidera esa batalla contra el sistema de salud pública. La cadena cuyo CEO era el actual vicejefe de gabinete Mario Quintana, y su apoderado el actual ministro de la Corte Suprema de Justicia Carlos Fernando Rosenkrantz, pretende instalarse sin restricciones en los núcleos urbanos más concentrados y en los lugares de más alta actividad comercial, como lo hizo con sus 233 sucursales en 14 provincias. En 2010, el Ministerio de Salud bonaerense no le permitió abrir una sucursal en Pilar, ya que la ley 16606/87, define la farmacia como un servicio de utilidad pública y no de carácter comercial y no autoriza su propiedad a sociedades anónimas con fines de lucro. En mayo de 2012, Farmacity solicitó a la justicia la inconstitucionalidad de la ley pero la jueza en lo Contencioso Administrativo de La Plata María Ventura Martínez falló en contra de la empresa por considerar que “el medicamento por su condición de bien social integra el derecho a la salud”. La Cámara de Apelaciones de La Plata y la Suprema Corte provincial confirmaron el rechazo, pero Farmacity recurrió a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que desde el 23 de agosto analiza el expediente. El Colegio de Farmacéuticos provincial denunció el conflicto de intereses de Quintana y Rosenkrantz. Quintana adujo que las políticas de salud no pasan por su área de gobierno, aunque ese ministerio tiene una dependencia jerárquica de la jefatura de gabinete, donde Quintana secunda a Marcos Peña Braun. Rosenkrantz se excusó de intervenir, pero el Defensor del Pueblo bonaerense, Guido Lorenzino, pidió que todos los miembros de la Corte hicieran lo mismo. Los laboratorios medicinales, encabezados por Roemmers, también resisten la expansión de Farmacity porque incrementaría la capacidad de negociación de la cadena para aumentar su porción de los beneficios. Este conflicto de intereses comerciales es consecuencia de la consideración de la salud como mercancía. Lo mismo sucedió entre la empresa de medicina prepaga Swiss Medical y su principal competidora –OSDE–, que mantenía una deuda de 12.000 millones de pesos con el Estado. La transacción, que debe convalidar la justicia, redujo esa deuda a 8500 millones, que pasarán a ser otra de las fuentes de financiación de la flamante (CUS), que no es cobertura, ni universal. Esta nueva política sanitaria, pese a su título engañoso, dejará a millones de personas sin atención al restringir el alcance de las prestaciones en general y las del Programa Médico Obligatorio en particular. Con el auxilio de la agencia de tecnologías sanitarias que se procura crear por decreto, se achicará la canasta básica para pobres impulsada por el Banco Mundial. Aumentarán los gastos de bolsillo (para los que puedan pagar) y tendrán atención reducida o no tendrán nada y pagarán con sus cuerpos, quienes estén en la pobreza o la indigencia, agrega Tealdi. Y tampoco será de salud, porque al descentralizar la medicina preventiva en las provincias, tendrá un enfoque asistencial dominante, privilegiando el consumo de medicamentos y tecnologías sanitarias de alto costo, dejando de cumplir la obligación del Estado nacional de garantizar el más alto nivel posible de salud física, mental y social. Será un nuevo ajuste para reducir aún más las pretensiones (“utópicas” al decir de la Fundación Rockefeller), que tuvo la estrategia de atención primaria propuesta en 1978 por la Organización Mundial de la Salud para alcanzar salud para todos.
Super Todesca al rescate Desde que Jorge Todesca se hizo cargo del Indec, la pobreza no ha dejado de bajar, de un modo impresionante y sin precedentes. Como Todesca es un hombre educado y de excelentes modales, e incluso ha dicho que su paso por Montoneros fue el peor error de su vida, los datos de su gestión no han merecido la misma atención que los de Cantinflas, cuyas bufonadas han quedado en la historia. El primer trimestre de 2016 no se publicó, como parte del apagón estadístico con que empezó el gobierno de la Alianza Cambiemos. A partir de allí se produjo el vertiginoso descenso de la pobreza, del 32,2 por ciento de las personas cubiertas por la Encuesta Permanente de Hogares en el segundo trimestre de 2016 (cuando Macrì dijo “éste es el punto de partida desde el cual acepto ser evaluado”) al 28,6 por ciento en el primer semestre de 2017. Que la nueva cifra se difunda a pocos días de las elecciones legislativas es un dato menor que a pocos advertidos les interesa.
Un trabajo aún inédito del Centro de Economía Política (CEPA) detectó incongruencias que ponen en duda esas estimaciones. Por empezar, se verifican diferencias inexplicables entre los tres aglomerados adyacentes que constituyen la Zona Metropolitana. Mientras la pobreza se incrementa en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en La Plata, se reduce en una zona tan castigada por el desempleo como el Gran Buenos Aires, cuando la ocupación es una variante central. En el Gran Buenos Aires el desempleo fue del 10 por ciento promedio en el segundo semestre de 2016 y creció a 11,35 por ciento en el mismo periodo de 2017. (Ver Cuadro 1 y Cuadro 2.)
No menos llamativa es la discordancia en los datos de pobreza en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires según la medición provenga del Instituto de Estadística porteño que realiza una encuesta trimestral de hogares (ETOI) o de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec. Resulta contradictorio que para el mismo aglomerado el comportamiento sea inverso: según Indec la población pobre aumentó en el primer semestre de este año, mientras que para el instituto local, disminuyó. (Ver Cuadro 3.)
Otro sesgo llamativo en los datos de Indec es que los aglomerados de San Juan y Córdoba registran caídas de la pobreza fuera de escala con el resto del país: en los pocos meses que van del segundo semestre de 2016 al primero de 2017 la tasa de pobreza se redujo el 9,8 por ciento en Córdoba y el 17,1 por ciento en San Juan. Entre ambas provincias salieron de la pobreza 231.771 personas, más de la mitad de las 439.000 personas que dejaron de ser pobres en todo el país. Esto es tan inverosímil que hasta el amistoso gobernador cordobés Juan Schiaretti dijo: “No le creo a las estadísticas del Indec, es una burla para los cordobeses”. Una disminución de 10 por ciento en la pobreza en un período tan corto, lejos de ser un éxito de gestión, demuestra la manipulación de los indicadores.
La finalidad de esa manipulación es impedir el empalme hacia atrás en las series de pobreza e indigencia, soslayar el salto de pobreza desde la asunción de Macrì el 10 de diciembre de 2015 y deslegitimar la reducción de la pobreza durante el gobierno anterior. Para salvar ese bache deliberado, desde el gobierno se instaló que el empalme natural con los datos de pobreza publicados por el Indec es la serie provista por la Pontificia Universidad Católica (PUCA) para el periodo 2010 - 2016. “El empalme tiene una explicación política antes que técnica” sostiene CEPA. (Ver Gráfico 1.)
Una observación similar surge de otro trabajo en elaboración, éste de Cifra, el centro de estudios de la CTA y Flacso. Ni siquiera en los años en los que volaba el consumo, el kirchnerismo pudo bajar la pobreza en tres o cuatro puntos de un año a otro. Que esto ocurra cuando la principal herramienta antiinflacionaria es la depresión del consumo contradice todo el saber económico. Cifra también advierte la disparidad notable que guarda la evolución del consumo privado y las ventas en supermercados, como se observa en el gráfico 2.
En 2009 también las tendencias difirieron, pero con suavidad. Era consistente que las ventas en supermercados se sostuvieran y que cayera otro tipo de consumo. En 2014 cayeron ambas. Lo que definitivamente no tiene congruencia es que caigan las ventas en supermercados y se incremente otro tipo de consumo.
El negocio de la vivienda Macrì dijo que su generación resolvería el problema de la vivienda y los grandes medios festejan que los préstamos con garantía hipotecaria otorgados para la adquisición de vivienda a personas físicas por los bancos hayan sumado 20.000 millones de pesos en la primera mitad del año, un aumento significativo frente a los 10.300 millones otorgados a lo largo de todo 2016. Sin embargo no es serio referirse al crédito hipotecario sin hacer mención a la incidencia del programa PRO.CRE.AR: si se incluye a los créditos para la vivienda otorgados y/o subsidiados por ese programa, el boom actual implica un nivel de crédito hipotecario inferior al de los años 2014-2015, y con modificaciones en los destinos y las tasas de interés pactadas que implican un menor impacto sobre la actividad económica y condiciones más gravosas para los deudores. Así lo afirma Cifra en el estudio “El boom de préstamos hipotecarios en perspectiva”. Los 20.000 millones de préstamos con garantía hipotecaria otorgados en el primer semestre de este año equivalen al 1,0 por ciento del total de préstamos bancarios al sector privado no financiero, y al 3,3 por ciento del total de préstamos a personas físicas. Siguen siendo una porción marginal.
El crecimiento estuvo vinculado con las nuevas modalidades de crédito habilitadas por la Ley 27.271 de Ahorro para el Fomento de la Inversión en Vivienda, de 2016, que permite la creación de instrumentos de ahorro, inversión y crédito denominados en Unidades de Vivienda (UVIs). El Banco Central fijó ese valor en referencia al promedio del metro cuadrado construido con destino a vivienda en la Argentina y lo actualiza cada mes según el Índice del Costo de la Construcción del Gran Buenos Aires que publica el Indec. Esto les garantiza a los bancos una tasa de interés real positiva, sin importar la inflación. Quienes toman el crédito se benefician con cuotas iniciales más bajas en relación con un crédito a tasa y cuotas fijas, lo que facilita el acceso, pero terminan pagando más de intereses y actualización del capital y quedan expuestos a la contingencia de la evolución de los precios. Si las cuotas superan en mucho la evolución de los salarios, los bancos deben extender el plazo.
Este nuevo sistema prescinde de las características principales que tuvo el Programa de Crédito Argentino del Bicentenario para la Vivienda Única Familiar (PRO.CRE.AR) creado en 2012. Ese fideicomiso público redujo el déficit habitacional, generó puestos de trabajo y dinamizó el sector de la construcción. Los requisitos generales de admisibilidad eran flexibles y las tasas de interés, preferenciales: iban del 2 al 14 por ciento, muy por debajo de las cobradas por el sistema financiero. Además eran progresivas según el nivel de ingresos de los beneficiarios. Los sujetos de crédito tenían un tope de ingresos familiares y eran seleccionados mediante sorteo público por Lotería Nacional entre grupos clasificados de acuerdo con su región, su nivel de ingresos y las características sociodemográficas del hogar. El sorteo funcionaba como garantía de transparencia en la adjudicación. Entre 2012 y 2015 se desembolsaron créditos por un total de 38.191 millones y se invirtieron otros 10.934 millones en la construcción de viviendas en desarrollos urbanísticos. Entre esos mismos años, los créditos hipotecarios a personas físicas otorgados por todos los bancos sumaron menos de 19.000 millones. En julio de 2016 se relanzó el programa transformado en un nuevo tipo de crédito, Solución Casa Propia, gestionado a través del sistema financiero y se agregó un subsidio directo al momento de la compra de una vivienda nueva o usada, de ejecución muy limitada. En marzo de 2017 se lanzó una nueva línea de créditos, también a través del sistema financiero, y con un subsidio de PRO.CRE.AR. La diferencia principal es que los préstamos son nominados en UVIs. Ahora el Estado se limita a dar subsidios mientras que los créditos son otorgados por el sistema financiero, en condiciones que implican para los bancos una rentabilidad comparable a la de otros préstamos. El Estado queda así relegado en un segundo plano frente al mercado.
El nuevo PRO.CRE.AR conserva el nombre pero no otorga créditos para la construcción sino para la compra de vivienda usada. Se pierde así el efecto positivo sobre la actividad económica y el empleo y no se amplía la oferta de viviendas, de modo que el aumento de las transacciones tiende a hacer subir los precios de los inmuebles. Asimismo, al no subsidiar la tasa de interés sino el capital, y actualizar este capital por el valor de la UVI, no garantiza que las cuotas de los créditos puedan ser afrontadas a lo largo de toda la vida del préstamo por las familias que los toman, sostiene Cifra.
Entre 2013 y 2015 PRO.CRE.AR suplió la falta de crédito hipotecario del sistema financiero, representando en promedio el 73,6 por ciento del total de préstamos para la vivienda. En 2016, aún a pesar de que existió cierta reactivación del mercado de créditos hipotecarios, la caída de las sumas prestadas por PRO.CRE.AR implicó que en conjunto los préstamos para la vivienda en Argentina se redujeran en 39 por ciento. (Ver Gráfico 3.)
Pese a la fuerte expansión del préstamo hipotecario nominado en Unidades de Vivienda, que los grandes medios celebran como si no tuviese precedentes, la suma anualizada de esos préstamos otorgados por el sistema financiero y por PRO.CRE.AR resulta inferior a los niveles de 2014 y 2015. PRO.CRE.AR era un programa desarrollado desde el Estado que con sus propios recursos suplía el rol que no ocupaba el sistema financiero. En cambio, los créditos nominados en UVIs otorgados por el sistema financiero implican un negocio rentable que los bancos tienen interés en promover. También hubo un cambio en la composición de la población beneficiaria. Los PRO.CRE.AR iban para personas de ingresos medios y medios-bajos y fuerte representación en el interior del país. Las familias que hoy acceden a los créditos hipotecarios son de ingresos medios y medio-altos, residen en grandes ciudades y especialmente en la de Buenos Aires. “Los intereses de unos y otros ciudadanos no aparecen reflejados equitativamente en los medios de comunicación”, concluye Cifra.

PALUDISMO Y CHAGAS NO DAN GANANCIA A LA FARMAFIA

La agente de salud Brigitte Jordan relata el drama de los afectados de una enfermedad causada por un parásito y que puede ser mortal

La voz del mal de chagas, la enfermedad de América

Brigitte Jordan de la Fundacion Mundo Sano. OLMO CALVO
Afecta al corazón de forma irreversible en un 20-40% de los casos
Brigitte Jordan (Santa Cruz, Bolivia, 1984) hace 8 años que se libró de un parásito que pudo haber pasado a sus hijas. Lo contrajo de su madre, en la que tampoco queda ni rastro de una enfermedad potencialmente mortal, propia del continente americano y poco conocida en el nuestro: el mal de chagas.
En las zonas rurales de países como Ecuador, Bolivia, Colombia, Argentina, Perú o Brasil, un insecto portador de un parásito vive escondido, durante el día, en las grietas de las casas de adobe. Por la noche abandona su escondrijo para alimentarse de sangre mientras sus habitantes duermen.

"La vinchuca se te posa. Te introduce el pico con sus dos mandíbulas, que se incrustan mientras busca una vena. Su saliva te adormece. Tú no lo notas. Después de la picadura te rascas y el parásito entra". Así relata Jordan la forma de adquirir el chagas, por la mordedura de una chinche que en Latinoamérica conocen como vinchuca y que en España aunque existe, no trasmite esta dolencia.
"Las personas que han vivido en esos lugares no recuerdan la picadura en sí. Recuerdan al bicho, apagar la luz y no sentir nada. Al encenderla de nuevo las veían esconderse", cuenta Jordan.
El mismísimo Darwin describe en El viaje del Beagle cómo fue "atacado" por este insecto. Pero no todas las chinches de estos lugares portan el microorganismo que causa la enfermedad de chagas, el protozoo Trypanosoma cruzi, por lo que quizás Darwin nunca se infectó.
El patógeno, alargado y algo mayor que los glóbulos rojos de la sangre, una vez en el torrente sanguíneo, viaja sin ocasionar ningún daño. Así puede pasar de una madre embarazada a sus hijos o por una transfusión de sangre contaminada a otro paciente.
Asintomático durante mucho tiempo, hasta 20 años, el mal de chagas puede ser mortal cuando ataca al corazón. De ahí el grave peligro de adquirirlo de manera silenciosa. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo hay 7 millones de personas infectadas, de las que sólo el 1% lo sabe.
Muchas personas nunca han oido hablar de chagas "o piensan que se da sólo en el campo. Algunos no creen que puedan tenerlo porque ya llevan mucho tiempo en España", afirma Jordan.
El desconocimiento, el estigma, la negación o la resignación a padecer el chagas hace que quienes lo contraen no busquen un diagnóstico ni un tratamiento, lo que agrava el problema. "Hay quien sospecha tenerlo y evita hablar de ello. Al que tiene un familiar enfermo o fallecido por esta causa, esa información le bloquea", destaca Jordan. "A veces no se admite padecerlo por estar relacionado con algo que viene de las zonas rurales de Latinoamérica".
Aunque endémico en zonas rurales de 21 países de Latinoamérica, Canadá y Estados Unidos, los infectados lo han trasladado a las ciudades. Además, la emigración lo ha llevado a 17 países europeos, a Japón y a Australia, donde no se desarrolla todo el ciclo del parásito, pero los inmigrantes portadores pueden transmitirlo a sus hijos.
España es el segundo país receptor de inmigración latinoamericana, de la cual, hasta 70.000 personas tienen el microorganismo, según la OMS. De ellos, el 80% de los bolivianos que sospechan haberse infectado en algún momento de sus vidas, da positivo en el diagnóstico. En Europa, uno de cada 25 latinoamericanos porta el parásito, de los cuales el 95% lo desconoce.
Mientras no presentan síntomas, estas personas viven con normalidad. El chagas no da la cara hasta que el patógeno se aloja en el corazón y lo engrosa de forma irreversible, lo que ocurre en el 20-40% de los casos. Para entonces es tarde, ya existe un daño cardíaco o la muerte sobreviene de forma súbita.
"Cuando veo a personas que tienen afectación cardiaca, hijos con el corazón dañado, un familiar que ha fallecido a causa del chagas o toda la familia infectada, entonces pienso que lo mío es poco transcendental. A mí solo me diagnosticaron la enfermedad y mi historia no es nada en comparación con otras más graves", atestigua Jordan.
Un análisis de sangre puede alertar a los posibles afectados para que tomen el tratamiento a tiempo y se prevengan los daños. Esto es lo que hizo Brigitte Jordan antes de ser madre. Ahora, sana y con dos hijas, ha dedicado su vida a informar a otros del peligro que corren, como agente de salud de la Fundación Mundo Sano.
Por ello, esta boliviana ha conocido de primera mano muchos casos de chagas. Jordan, que se hace eco de las voces del mal de chagas, relata cómo la desinformación provoca nuevos contagios. "El padre de Ana falleció por chagas. Ella vino de Santa Cruz pero no pensaba que tuviera que hacerse la prueba. Sin embargo, cuando tuvo una niña se lo transmitió durante el embarazo. Sólo cuando vio que su hija daba positivo se alarmó", sostiene Jordan.
La información es imprescindible cuando el miedo impide que se salven del daño familias enteras, como la de Alejandro. Procedente de Bolivia, su hermano falleció a los 30 años por culpa del chagas. Toda la familia lo padece. "Mejor no hablo de ello, ni me someto al tratamiento, no vaya a ser que despierte al parásito y me coma", decía este hombre cuando estaba vivo. "Eso es no aceptar la enfermedad", recalca Jordan. El mismo Alejandro, reacciona igual. "Al morir su hermano, no quiso saber del tratamiento hasta que sintió un dolor", insiste. Ahora lleva un marcapasos.
Los profesionales sanitarios recomiendan encarecidamente a estas personas que soliciten un diagnóstico. La probabilidad de desarrollar la afección sin presentar síntomas es alta. Cuando aparecen, los órganos ya están afectados. Algunos incluso esperan "hasta que el síntoma les lleve al médico", reitera Jordan.
El mayor temor de esta mujer que intenta llegar a una población desconocedora del peligro que corre es precisamente llegar demasiado "tarde", una palabra que ha escuchado de algún enfermo.
Un día, en un evento al que acudieron muchos bolivianos, Jordan repartía panfletos sobre esta dolencia, la prueba gratuita para detectarla y la existencia del tratamiento. "Entré en un hotel", comienza a narrar. "Había mucha gente. Un chico de entre 30 y 40 años me dijo que había llegado tarde para él. Ya había sufrido un infarto a causa del chagas", cuenta con tristeza. "Me dejó fría. Sentí no haber llegado a tiempo para esa persona".
Las campañas de información y los análisis (los llamados cribados) de Mundo Sano se suceden a lo largo del año en Madrid, Valencia y Murcia. Para llegar a este colectivo se publican anuncios en periódicos y emisoras de radio o se acude a plazas, fiestas, partidos de fútbol o eventos de la comunidad latinoamericana. La misma embajada de Bolivia, el teléfono de la esperanza, o el boca a boca de los afectados contribuyen a su difusión.
Desde que comenzaron los cribados en 2011, hasta 4.875 personas se han sometido a las pruebas, en las que casi 1.000 personas, un 20%, han dado positivo. "Estar diagnosticados nos hace visibles", asevera Jordan.
Al último de estos eventos organizado en Madrid asistieron 260 latinoamericanos, como María Fernanda, una boliviana de mediana edad que ha vivido varios años en España con sus hijos. Ellos han vuelto a Bolivia. "Vinieron de chicos, se van de mayores", menciona esta mujer. "Mi familia es del campo y es posible que tengan el chagas", añade. "Me hago la prueba porque siempre es mejor prevenir que curar".
Juan, un ecuatoriano residente en España desde 1998, aunque aún no tiene los resultados, ya se siente más tranquilo. "Ahora sé que todo está controlado. Ya ellos se encargan", afirma con una emoción contenida. Tras años de incertidumbre, este hombre ha dado el paso para conocer la verdad sobre su salud y se dispone a estar "en buenas manos".
Sin embargo, este colectivo vive con angustia el riesgo de perder sus empleos al solicitar un día libre para hacerse el análisis o al comunicar los resultados. Una latinoamericana que cuidaba a una persona de avanzada edad fue despedida cuando admitió tener el parásito. "Dijeron que la señora estaba delicada y podía contagiarse. Se habían informado por internet. A saber qué leyeron", sostiene Brigitte Jordan.
Por otro lado, desde España, estos resultados evitan la muerte de familiares que se encuentran en Latinoamérica, como los de Laura, una mujer procedente de Santa Cruz. Su padre falleció de chagas a los 40 años. A ella también se lo diagnosticaron. "Avisó a su familia, que estaba en Bolivia, para que se hicieran la prueba", asegura Jordan.
Para entonces su madre y su hijo más joven, de veinte años, ya tenían afectación cardíaca. Ahora todos han sido tratados y están bajo control médico. El proyecto Barrios comprometidos con chagas, de Mundo Sano, alerta a las familias de los afectados en sus países de origen para que contacten con su médico y se hagan las pruebas.
"Queremos transformar la realidad de las personas afectadas por estas enfermedades, pero no creemos que esto lo pueda hacer una fundación. Esta es una función de las políticas públicas de salud. Nuestro objetivo es colaborar con ellas" comenta Silvia Gold, fundadora de Mundo Sano.
La fundación mantiene convenios con el Ayuntamiento de Madrid o la Organización Mundial de Salud (OMS). Estos acuerdos ayudan a diagnosticar a la población que reside en España y ha adquirido el parásito en sus países de origen. "Nosotros no podemos ir a buscar a los pacientes, pero tenemos que ayudar a que la salud pública los encuentre", explica Gold.
"Y es importante que se haga porque si no, la enfermedad no tiene nombre, no tiene cara. Uno a veces se pregunta qué falla para que la gente no la tome en serio. Cuál es el estigma que la mantiene tan oculta" se pregunta Gold.
Silvia Gold, a quien pertenece el grupo Chemo, que comercializa uno de los medicamentos para chagas, pone de manifiesto la denominación de enfermedad olvidada o desatendida de esta dolencia, que recibe ese nombre por la poca atención que le prestan autoridades y farmacéuticas.

LA MEDICINA ES UN CANCER


La sociedad y su cáncer, por Fernando Rosso


La detección de un cáncer en el cansado cuerpo de mi vieja nos llevó hasta el Instituto de Oncología Ángel Honorio Roffo, dependiente de la Universidad de Buenos Aires.
El lugar y su universo concentran todo lo que está bien y todo lo que está mal. La calidad humana de la mayoría de los médicos y la pedantería insoportable de algunos integrantes de la pequeña elite profesional; los esfuerzos extraordinarios de gran parte de los empleados y los recursos salvajemente escasos del Estado; la paciencia infinita de los "pacientes" y el laberinto kafkiano de obras sociales y administraciones públicas en la larga marcha hacia la "autorización" , uno de los premios más valorados de este torneo. Todo un tema, porque el clásico tiene un único, eterno e incansable rival: el tiempo.Los payamédicos que buscan poner color y alegría a un circo triste y gris por naturaleza.
El sistema funciona, pese a todo, mitad con la burocracia y mitad con "autoorganización". Los más experimentados instruyen a los novatos sobre los pasos a seguir, sobre las consultas a realizar, sobre las leyes y sobre las trampas. Revelan las características de las personas que visten esos impecables guardapolvos blancos y que son seguros portadores de malas noticias. Se dividen básicamente en dos clases: los que saben explicar y los que no.
Hay envidiables optimistas de la voluntad que alientan a herméticos pesimistas de la inteligencia; viejos más o menos sabios con una vida hecha que aconsejan a jóvenes con una vida que no saben si podrán hacer; vendedores de alimentos caseros para enfermos y familiares desprevenidos que desconocían que todo llevaba tanto tiempo. Un magnífico mercado del trueque de los medicamentos entre los que ya los consiguieron pero todavía no los necesitan y los que los necesitan de manera urgente y aún no los consiguieron. Un ejército caótico que se va organizando en una microbatalla cotidiana por y contra el Estado.
También hay pequeños mercaderes de humo religioso que creen tener entre esas paredes desvencijadas y persianas invadidas por óxido, un mercado cautivo para su predicamento. Mi vieja le hizo el ole a una de estas profetas cuando venía directo a hacer el cuento del tío Dios. La perspicaz señora se dio cuenta, realizó una maniobra envolvente y tercamente regresó. Después de casi cinco horas interminables de dulce espera, la paciencia se había acabado y no nos dejó otra posibilidad que espantarla a golpes de Woody Allen puro y duro. Mire señora, Dios ha muerto, Nietzsche ha muerto y nosotros nos estamos sintiendo bastante mal; aparte si Dios ama a los pobres, ¿cómo sería si los odiara? Fin del delivery de misa.
Las estadísticas certifican cosas terribles. El cáncer es la segunda causa de muerte en la Argentina. En el año 2014, por ejemplo, hubo 60.791 fallecimientos, de acuerdo al Boletín de Vigilancia Epidemiológica elaborado por el Instituto Nacional del Cáncer (INC). Y como si se estuviera hablando de la cantidad de turistas en las playas caribeñas, afirman que para 2035 aumentarán 50,2% los casos de cáncer en el país y crecerán 55,7% las muertes por esa causa, según estimaciones de la Agencia Internacional de Investigaciones en Cáncer. Es decir, una enfermedad cuyas consecuencias tienen que ver con las condiciones sociales, se aborda como un desastre natural del que se pueden contabilizar los muertos que habrá dentro de 20 años!
En este predio de casi cuatro hectáreas, trece pabellones y espacios más o menos verdes, lo que sobran son las miradas: de incertidumbre, de expectativa, de miedo, de sorpresa, de resignación; también hay algunas miradas que no miran nada.
Existen múltiples consejos en torno a con qué ojos aprender a observar la vida para captar su esencia. En este momento, yo sugiero mirarla con los ojos de los enfermos crónicos en general y de los que se tienen que atender en el Roffo en particular. Despejará las dudas o reafirmará las convicciones sobre por qué es necesario (y además, posible) cambiar el mundo. Como sintetizó Ernst Bloch antes de escribir El principio esperanza, por una simple razón: porque lo que existe no puede ser verdad. «
*Director de La Izquierda Diario

LA MUERTE VIENE DEL SUR

Más de 370 muertos por gripe en Australia

La epidemia ya supera los 160.000 contagiados

Vacunación contra la gripe.
Vacunación contra la gripe. / DANNY CAMINAL
Australia, que experimenta la temporada de gripe en verano porque está en el hemisferio sur, se ha visto fuertemente afectada este año por el virus de la gripe. Y el mayor responsable ha sido la cepa de la gripe H3N2, queprovocar una enfermedad grave, especialmente en las personas mayores.
Las últimas cifras ya hablan de más de 160.000 personas contagiadas y 370 muertos. En agosto las cifras ya empezaban a ser alarmantes.
Prácticamente un 85% de la población que se vacunó al inicio de la temporada ha acabado contagiada, lo queha llevado al límite a los departamentos de emergencia de los hospitales.

Os pido máxima difusión!!!!!

HISTORIA SOCIAL DE LA COMIDA


La cómoda falacia del “estilo de vida”

Acerca del peligro de aceptar ideas sin crítica y el absurdo recurso de culpar a la víctima

Autor: Daniel Flichtentrei Fuente: IntraMed 
Los principios de la neolengua: "La intención de la neolengua no era solamente proveer un medio de expresión a la cosmovisión y hábitos mentales propios de los devotos del Ingsoc, sino también imposibilitar otras formas de pensamiento. Lo que se pretendía era que una vez la neolengua fuera adoptada' de una vez por todas y la vieja lengua olvidada, cualquier pensamiento herético, es decir, un pensamiento divergente de los principios del Ingsoc, fuera  literalmente impensable, o por lo menos en tanto que el pensamiento depende de las palabras". George Orwell, 1984
La cómoda falacia del “estilo de vida”
Una cultura se define por el conjunto de ideas y valores que encarna. En su interior, el sentido común opera como un marco teórico tácito que orienta nuestras evaluaciones de lo que la realidad nos ofrece. Esto no solo incluye los juicios que nos formamos acerca delos hechos sino algo mucho más profundo y contraintuitivo: configura nuestras percepciones acerca de ellos. No se trata solo del modo en que evaluamos lo que ocurre sino del modo en que lo vemos (percibimos). Saberlo, y estar advertido de este sesgo nos hace libres y privilegia el abordaje racional de los problemas. Ignorarlo, nos convierte en sujetos propicios para la manipulación y la servidumbre.
La medicina no es ajena a estos riesgos. La ciencia sobre la que se funda produce “evidencias” (pruebas) que el clínico deberá emplear para orientar sus intervenciones. Pero, entre unas y otras, media un proceso que requiere de una operación intelectual de alto nivel: contextualización, personalización, respeto por los valores y preferencias, decisiones compartidas. Este paso no es de menor jerarquía epistemológica que la ciencia pura, es, por el contrario, de un valor superior, ya que involucra a personas y no solo a datos.
La Medicina Basada en Evidencias es una de las transformaciones más auspiciosas en la historia de la medicina. Sus aportes son indiscutibles tanto en su propuesta metodológica como en sus resultados epidemiológicos. Pero el culto dogmático a las evidencias se desliza a menudo hacia el riesgo del empirismo más elemental.
Señala Mario Bunge: “La Medicina Basada en Pruebas tiene un límite y un peligro epistémico: se expone a conformarse con datos y generalizaciones empíricas, mientras que la buena ciencia también involucra hipótesis y teorías”.1
La práctica de la medicina debe recuperar su jerarquía intelectual, empezando por la valoración que los propios médicos tenemos de nuestra tarea cotidiana
Basta recorrer algunas de las ideas más aceptadas en el pensamiento médico actual -con todo su bagaje científico- para encontrar que gran parte de lo aceptado sin crítica se basa solo en meras correlaciones, suposiciones y conjeturas. En muchos casos las asociaciones son verdaderas, pero la atribución de causalidad acerca de ellas es falsa. No reconocer la frontera entre ciencia y clínica es un grave inconveniente; pero ignorar la que separa a los meros datos de las hipótesis y teorías que los explican y justifican así como de las pruebas que los confirman o refutan, es más grave todavía. No existe ciencia ateórica. El conocimiento científico no consiste en la acumulación de datos que “co-varian” sino en desentrañar los vínculos que producen esa asociación (y que pocas veces son causales). La práctica de la medicina debe recuperar su jerarquía intelectual, empezando por la valoración que los propios médicos tenemos de nuestra tarea cotidiana.
El “estilo de vida”, el pensamiento débil y la pereza intelectual
No cabe duda de que gran parte de las enfermedades crónicas del presente están vinculadas con los modos en que vivimos. Sin embargo, también la denominación de “estilo de vida” oculta más de que lo que muestra. El lenguaje encierra connotaciones, no solo denotaciones, y ambas orientan la práctica. Las palabras nunca son inocentes, la ingenuidad procede de su uso irreflexivo y acrítico.
¿Qué entendemos por “estilo de vida?
Los datos de la epidemiología muestran una asociación muy fuerte entre determinadas características de la vida contemporánea y la emergencia de enfermedades crónicas no transmisibles. Pero, ¿son estas asociaciones el resultado de una decisión individual de las personas? ¿Son la consecuencia de un fallo moral y de la voluntad que ha adquirido dimensiones planetarias? ¿Somos más glotones y perezosos que nuestros antepasados? ¿Es una elección o un “estilo” lo que explica la conducta de miles de millones de personas?
Una primera distinción pertinente podría ser diferenciar  las “condiciones” del “estilo” de vida.
Condiciones de vida
  • Condiciones materiales necesarias para la subsistencia
  • Nutrición
  • Vivienda
  • Saneamiento
  • Ambiente
Estilo de vida
  • Formas social y culturalmente determinadas de vivir
  • Ejercicio y deportes
  • Dieta
  • Hábitos
  • Tabaco
  • Alcohol
La adopción de determinadas formas de existencia no puede confinarse al ámbito de la decisión individual, voluntaria y deliberada de las personas. Son las “condiciones” estructurales las que producen los “estilos” personales. Las primeras escapan a la decisión individual y las segundas son configuradas por el mundo cultural y sus determinantes simbólicos. Reducir la forma de vivir a un problema individual implica desconocer el papel de las estructuras económicas, sociales y culturales donde esas vidas se desarrollan. La supuesta “elección” de ciertas conductas se encuentra constreñida también por el sistema de derechos, de posibilidades de acceso y por la educación necesaria para decidir con conocimiento y libertad.
Corren tiempos insolidarios de soluciones individuales y de descrédito de las empresas colectivas. Esto hace "creíbles", también en la medicina, las propuestas que suponen poder resolver en los individuos los problemas sociales. Estas ideas, pese a su aceptación generalizada, no solo son interesadas sino ignorantes. La humanidad ha evolucionado en comunidad desde tiempos inmemoriales. Desde la encefalización al arte, desde el uso del fuego a las ciencias; sus logros han sido siempre el producto de acciones del grupo y no de iluminados ni meritócratas, ni mucho menos de titáncos esfuerzos de la voluntad de cada uno de sus miembros aislados de sus semejantes. Confinar los hábitos y costumbres al terreno individual culpabiliza a las víctimas y desresponsabilliza a los Estados y a las instituciones. Y en nuestro caso, hace estéril el esfuerzo profesional y nos condena a la inercia clínica.
Los factores de riesgo han sido a lo largo de la historia el producto de las condiciones sociales que los producen en constelaciones clínicas que predisponen a unas enfermedades más que a otras. Son, precisamente, estos procesos que involucran a la sociedad en su conjunto los que exponen a los sujetos a los determinantes de enfermedad. Las elecciones de las personas no son ni tan libres ni tan infinitas como la denominación “estilo de vida” sugiere. Podemos elegir determinadas conductas pero no todas las que creemos.  Las “condiciones” (económicas, educativas, jerárquicas) producen activamente los “estilos”. Las propias percepciones de los sujetes se encuentran condicionadas y restringen el campo de lo posible a lo dado para cada situación particular.
Afirma la antropóloga Patricia Aguirre en su libro: “Una historia social de la comida” 2 : “A pesar de todas las evidencias empíricas, se insiste en divorciar el comportamiento individual de su base social, como si cada individuo fuese un Robinson Crusoe en su isla, separado de la dinámica que lo rodea”.
Incluso las preferencias que adquieren la ilusión de ser completamente personales ocultan y reproducen su origen social. Las personas “eligen” como si fuera propio lo que corresponde al grupo de pertenencia, según señala el sociólogo Pierre Bourdieu (1985)3 refiriéndose a lo que genéricamente denominamos “gusto”. La educación y la socialización en el interior de determinado segmento social condicionan la percepción de las elecciones posibles.
Patricia Aguirre: "Una historia social de la comida"2
  • El "nicho social obesogénico" genera al mismo tiempo la susceptibilidad (metabólica) y la exposición (ambiental) que producen obesidad.
     
  • Un "nicho obesogénico" tiene efectos transgeneracionales al favorecer determinado fenotipo; es lo que algunos denominan "gueto metabólico".
     
  • Los productores industriales de comida deciden por el consumidor que cree que decide por sí mismo lo que está obligado a elegir.
     
  • ¿Cómo manipular elección alimentos? Conductual (publicidad), económica (precio), restricción de variedad (mercado), fisiológica (adictivos).
     
  • La pérdida del poder de decisión (agencia) del consumidor alimentario implica resignar la única capacidad de resistir a sus efectos adversos.
     
  • El consumo en las sociedades de mercado ha reducido al comensal a la categoría de mero comprador de mercancías alimentarias que escapan a su saber y control.
Obesos, de víctimas a culpables
La obesidad y sus enfermedades metabólicas relacionadas son el caso paradigmático de esta situación. El mayor incremento de las tasas de obesidad en los Estados Unidos durante la última década se ha registrado en la población entre 2 y 5 años de edad.4 Aunque también hay reportes de su crecimiento en menores de 6 meses.5 ¿Cuál es su responsabilidad? ¿Han tomado estos niños una decisión para adoptar un “estilo” de vida obesogénico?
Hay reportes muy confiables acerca de que la prevalencia del incremento de peso no solo afecta a gran parte de la humanidad sino incluso a los animales domésticos con lo que convivimos.5 ¿Son nuestras mascotas responsables de su obesidad? ¿Han tomado una decisión que los conduce a acumular peso?
La obesidad no es la causa de los trastornos metabólicos sino un marcador antropométrico de ellos, es decir, su consecuencia. Tampoco el comportamiento individual es su causa sino el correlato conductual de las perturbaciones tóxicas que la alimentación industrial produce en los sistemas que la regulan. Tomar efectos por causas nos pone en el lugar del Hidalgo Caballero que "tomaba los rebaños por ejércitos".
La enorme disparidad de la prevalencia de obesidad y enfermedades metabólicas entre pobres y ricos también respalda la hipótesis ambiental.
  • Los sectores menos favorecidos en sociedades desiguales no pueden acceder a los alimentos frescos, con menos azúcar y más fibra y se ven obligados al consumo de productos comestibles ultraprocesados baratos, densos en calorías y azúcar y con déficit de nutrientes de alto valor biológico.
     
  • La invisible mano del mercado concentra los comercios en zonas de mayor rentabilidad. Muchos autores denominan “desiertos de comida” a los barrios pobres donde el acceso a productos saludables es casi imposible lo que condena a sus habitantes a los productos industrializados.
     
  • El procesamiento de los alimentos frescos en el hogar insume un promedio de 22 horas semanales a una familia. Pero las mujeres, que históricamente han realizado es tarea, hoy trabajan fuera y apenas disponen de 6 o menos horas a la semana para hacerlo.
     
  • Los grupos menos favorecidos en sociedades desiguales no ignoran qué alimentación es saludable, ocurre que si intentaran acceder a ella comerían menos de 15 días al mes.
     
  • En estos grupos muchas veces no se sabe cuándo será posible encontrar la próxima comida. La incertidumbre y el stress los obligan a comer lo que hay y cuando hay, al mismo tiempo que dificulta las elecciones racionales y crea las condiciones metabólicas propicias para la obesidad por razones estrictamente biológicas (stress crónico, activación del eje hipotálamo-hiposo-adrenal) como se conoce desde hace mucho tiempo.
¿Cuál es la “elección” de su estilo de vida que hacen estas personas? ¿Son "culpables" de adoptar una alimentación no saludable pero que constituye una estrategia adapatativa para la supervivencia? Las causas de las causas no son sus decisiones personales sino la brutal desigualdad de una sociedad injusta.
Estos datos confirman lo inadecuado de la hipótesis de la elección personal y respaldan la que identifica a las verdaderas causas de las causas en un medioambiente tóxico y desigual que genera ese fenómeno.
Abandonar la trampa de trivialidad (desde las causas inmediatas a las causas de las causas)
Disponemos de muchos datos pero de pocas teorías inclusivas. Es necesario dejar de adaptar la realidad a las viejas categorías que tenemos para crear nuevas que den cuenta de la compleja y cambiante naturaleza de la patología humana. Se denomina “error categorial” a la inclusión de un problema en una categoría en la que no podrá encontrar su solución. No alcanza con proponer nuevas clasificaciones, antes es necesario crear nuevas categoría (taxones) en las cuales, más tarde, clasificar los hechos. La medicina aborda problemas cotidianos con explicaciones próximas sin tomar en cuenta las causas remotas ni la historia que esos fenómenos tienen en el largo tiempo evolutivo de la especie. Es imperativo abordar las causas de las causas, las causas raíz. La alimentación es hoy la fuente de casi todas las enfermedades crónicas más prevalentes: obesidad, diabetes, hipertensión arterial, dislipidemia, etc. Pero, ¿cuál es la historia de esos trastornos? ¿Dónde nace nuestra vulnerabilidad? ¿Cuáles son las razones sociales y biológicas que explican su explosión epidemiológica y nuestro fracaso terapéutico? ¿Cómo comprenderlos evitando la simplificación de culpabilizar a la víctima?
El modelo de causalidad: agente (activo) sujeto (pasivo) es otro obstáculo epistemológico, no existe sujeto pasivo en biología, no hay efecto sin "propensión" (sensibilidad diferencial) y, pese a que nos resulta insoportable, en los seres vivos hay fenómenos determinados pero NO causales; la causalidad es solo una de las múltiples formas de la determinación.
Hacer visibles las causas sistémicas de la enfermedad crónica ambiental es fundamental ya que están invisibilizadas por una epistemología ciega a sus propios límites. La conducta humana tiene determinantes poderosos y mecanismos biológicos que es necesario desentrañar para: describirlos, explicarlos y comprenderlos, que son tres instancias diferentes del conocimiento. De lo contrario será imposible modificarlos jamás.
Por primera vez en la historia de la especie las corporaciones saben más que los médicos acerca de estos fenómenos. La manipulación de la conducta ingestiva no procede al azar, es producto del conocimiento íntimo de sus mecanismos y circuitos involucrados. Es absurdo intentar en la consulta médica modificar -apelando a la voluntad y a la culpabilización- una serie de hábitos que han sido configurados con una precisión biológica científica de la que los médicos carecemos.
Afirma el doctor Robert Lustig: "La comida está más allá de nuestras necesidades; se ha convertido en comodity, ha sido reformulada para convertirla en sustancia adictiva". (Fat Chance)
No son ni el colapso de la voluntad ni la muerte del libre albedrío. Es la brutal manipulación de la fisiología puesta al servicio de los intereses sin considerar el precio que se pague en términos de salud, bienestar o supervivencia
El funcionamiento de los circuitos cerebrales de motivación / saliencia /recompensa son el modo en que la cultura crea conductas. El placer y la aversión han sido imprescindibles para la supervivencia de la especie. Hasta que la  industria alimentaria puso ese mecanismo a su servicio. No son ni el colapso de la voluntad ni la muerte del libre albedrío. Es la brutal manipulación de la fisiología puesta al servicio de los intereses sin considerar el precio que se pagua en términos de salud, bienestar y muerte. El “libre albedrío" se define como: el poder de tomar decisiones libres que no estén restringidas por circunstancias externas o por necesidad. Es evidente que no es eso lo que les ocurre a nuestros pacientes en el mundo real.
Hay una ingenuidad estructural en el abordaje de los problemas desadaptativos del presente. Una idea reduccionista que se limita a describir sin explicar, a exigir sin comprender y a corregir variables sin tomar en cuenta los motivos de sus desvíos. La epidemiología de nuestros días no solo reclama la apertura hacia nuevos conocimientos y diversas disciplinas, exige algo mucho más drástico en nuestro modo de pensar: una verdadera reformulación epistemológica del objeto de estudio. La biología de sistemas, la medicina sistémica emergentista, la teoría de la evolución, los mecanismos regulatorios homeostáticos y alostáticos y otros abordajes ausentes del conocimiento médico estándar apuntan en esa dirección. Lo que sabemos, es insuficiente; nuestras herramientas cognitivas no lograrán comprender –y mucho menos modificar- la realidad que abordamos. Algo muy profundo debe cambiar con urgencia, y de una manera radical.
Daniel Flichtentrei