domingo, 15 de enero de 2012

EN LA ARGENTINA TAMPOCO,CLARIN MENTIROSO


En EE.UU. y Brasil, la salud de los presidentes no es ningún secreto

Por Leonardo Mindez

La pasión del kirchnerismo por el secretismo parece haberle jugado esta vez una mala pasada.
El 27 de diciembre, el vocero presidencial, Alfredo Soccimarro, anunció en un escueto comunicado que a la Presidenta “se le detectó la existencia de un carcinoma papilar”. Categórico, definitivo, unidireccional, no hubo lugar para preguntas al vocero ni a los médicos de Cristina Kirchner. La Casa Rosada exigió reserva absoluta también al Hospital Austral y los periodistas debieron recurrir a otros médicos y a fuentes off the record del entorno presidencial en busca de precisiones. Los medios, sin excepciones, llevaron tranquilidad: se trataba de uno de lo cánceres de pronóstico más favorable.
El 7 de enero, tres días después de la cirugía, el vocero anunció en otro breve parte que se había “modificado” el diagnóstico inicial ya que “el estudio histopatológico descartó la presencia de células cancerígenas”. De nuevo, no hubo explicación oficial alguna para ese sorprendente vuelco positivo.
Otra vez corrió por cuenta de la prensa averiguar e informar que existían los denominados “falsos positivos” en los diagnósticos, inusuales pero factibles, que fundamentaban la buena nueva. Pero ocurrió que de aquellas mismas fuentes surgieron dudas y divergencias sobre el tratamiento seguido por la Presidenta. Cristina y sus funcionarios pusieron el grito en el cielo cuando las vieron publicadas y aprovecharon una vez más para criticar a los periodistas.
En Estados Unidos, la Unidad de Médica de la Casa Blanca difunde un informe completo con los resultados del chequeo anual de salud del Presidente. Así, en noviembre pasado, los estadounidenses pudieron conocer que, al dejar de fumar, Barack Obama logró reducir su nivel total de colesterol a 193 y el llamado colesterol malo a 110; que su peso actual es de 82 kilos y su presión es de 110/70; que se le extirparon lunares benignos del cuello; que se está tratando de un dolor muscular en el lado superior derecho de su espalda y que se realizó un test de cáncer de próstata que resultó negativo.
Ronald Reagan fue el último mandatario estadounidense que debió ser hospitalizado, luego de resultar baleado, en marzo de 1981. Su cirujano evacuó las dudas de los periodistas desde que salió del quirófano hasta que Reagan se marchó de alta 13 días después. Bill Clinton y el ex vice Dick Cheney fueron operados después de dejar la Casa Blanca: sus médicos brindaron conferencias de prensa para aclararon todas las dudas.
Más cerca y en estos días, los médicos del Hospital Sirio-Libanés de San Pablo se sientan frente a los micrófonos para responder preguntas cada vez que el ex presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva se interna para una nueva fase de su tratamiento contra el cáncer.
Aquí, en cambio, la salud de los presidentes y ex es tratada como un secreto de Estado. Nunca se tuvo información precisa sobre sus dolencias crónicas o las medicaciones que se les prescriben. Nada se hubiera sabido de los estudios de rutina que la Presidenta se practicó el 22 de diciembre si no fuera porque se le encontró un tumor y debió pedir licencia para operarse.
Para aclarar algunos puntos de la política comunicacional sobre la salud presidencial, Clarín intentó comunicarse con Soccimarro. El vocero no respondió.


El grupo clarinete y su patron Mañeto faltan tanto a la verdad,que es muy facil darse cuenta.

¿Para cuando la aplicacion de la ley antiterrorista?

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