viernes, 24 de agosto de 2012

Carta de un investigador a los médicos rebeldes


Queridos médicos rebeldes,
El gobierno os ha prohibido atender a los inmigrantes sin papeles, pero habéis decido mantener vuestras consultas abiertas a todos. Os escribo para daros los gracias por vuestra valentía y dignidad.
Como investigador en física teórica, debo confesar que siempre he tenido envidia de vosotros, los médicos. ¿Puede algo unir tanto a los hombres como la lucha contra la enfermedad? Los virus no distinguen de personas con o sin papeles. El dolor y la angustia tampoco. Las costumbres, lenguas y nacionalidades, son construcciones insignificantes frente al virus, la bacteria o el tumor.
Médicos o físicos, nos une la ciencia, una de las aventuras humanas más hermosas y que ha sido construida por judíos y árabes, soviéticos y estadounidenses, creyentes y ateos. Si algo nos recuerda la ciencia es la estupidez que suponen las barreras entre seres humanos.
Algunos dicen que “no podemos permitirnos” ofrecer asistencia médica a los extranjeros sin papeles. Está claro que la sanidad requiere de muchos recursos y que España atraviesa una de las peores crisis de su historia. Pero, dentro de las limitaciones económicas, siempre hay espacio para decidir qué cosas “nos podemos permitir” y cuáles no.  Un ejemplo: EEUU y Holanda son países con un PIB per cápita muy similar. Pero en Holanda todas las personas tienen acceso a un sistema sanitario de calidad y en EEUU millones de ciudadanos viven con la angustia diaria de enfermar. Escoger las prioridades de un país es una decisión política.
Siempre hay espacio para decidir qué sociedad queremos construir. Siempre.
Algunos también os acusarán de no obedecer la ley. Recordadles que Mandela, Gandhi o Vaclav Havel también desobedecieron a sus gobiernos. Hoy son considerados como líderes morales del siglo XX.
Permitidme terminar con el delicioso vídeo de Médicos del Mundo apoyando la desobediencia. Amarga ironía: yo siempre había asociado esta organización con la asistencia sanitaria en los países más pobres del planeta.
Gracias una vez más, médicos rebeldes. Sabed que no estáis solos y que, en lo que pueda ayudar, este rinconcito de la Red es vuestro.
Alberto.

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