Ojo al dato
Uy... si es que al final Cantó no iba a estar tan descaminado. Su
error, y gordo, fue dar por hecho que todas las que no terminan en
sentencia son falsas. Pero por otro lado acertó en que hay mucho más de
lo que en principio se ve. ¿Algún estudio más que saque algo de luz en
este embrollo? Yahora
A los críticos con los datos... ¿Y qué pasa cuando mueren (o son apalizadas) mujeres que no han denunciado nunca? Ocurre en muchas ocasiones… Concluyendo: en estos datos NO se reflejan esas mujeres amenazadas Y/O maltratadas que NO denuncian, y SÍ que EXISTEN... Seguro que si las sumáramos, esas cifras que aparecen quedarían ENANAS (aún poniendo las pegas que algunos parecen querer ver en todo lo que se relaciona con los derechos de la mujer maltratada) Lissaya
A los críticos con los datos... ¿Y qué pasa cuando mueren (o son apalizadas) mujeres que no han denunciado nunca? Ocurre en muchas ocasiones… Concluyendo: en estos datos NO se reflejan esas mujeres amenazadas Y/O maltratadas que NO denuncian, y SÍ que EXISTEN... Seguro que si las sumáramos, esas cifras que aparecen quedarían ENANAS (aún poniendo las pegas que algunos parecen querer ver en todo lo que se relaciona con los derechos de la mujer maltratada) Lissaya
Dejemos de lado al señor Cantó, ya que él mismo admitió la sandez de lo que dijo, pero lo cierto es que el informe en el que se basa el artículo es confuso y, como diría Quevedo, no lo entendería ni Aristóteles, aunque resucitara con ese único propósito.
Se ve que es “la primera vez que el Instituto Nacional de Estadística
(INE) muestra estos números” y, en ese caso, tendremos que ser piadosos y
tener paciencia.
A mí me han resultado un poco más
esclarecedores los datos del Consejo del Poder Judicial, (que por
supuesto no le dan la más mínima razón al señor Cantó). Aquí están esos datos.
Según el Poder Judicial, “el número de denuncias de violencia de género
registradas en 2011 se mantuvo estable en 134.002 casos”. Según este
diario y el INE, “en 2011 hubo 32.242 casos investigados de violencia
contra mujeres”. Como soy de letras, tampoco entiendo nada: ¿acaso el
resto, 101.758, no merecían ser investigados? ¿Terminaron en
sobreseimiento? ¿Duermen en el limbo de los justos? En cuanto al número
de renuncias al proceso, en 2011 si consta que fue de 15.460, un 2,6%
menos que en 2010.
El Poder Judicial afirma, sin
embargo, que en 2011 “en todos los órganos competentes en el ámbito de
la violencia de género (Juzgados de Violencia sobre la Mujer, Juzgados
de lo Penal y Audiencias Provinciales) se dictaron 52.294 sentencias
penales en España”. De esas sentencias “el 60% fueron condenatorias
(31.403) y el 40% absolutorias (20.891)”.
En mi
opinión, el problema con los números es que hay que tenerlos todos para
hacerse una idea de qué significan, y no al contrario: escoger aquellos
que confirmen nuestras ideas previas. Si buscamos el número de denuncias
de violencia de género, deberíamos saber también el de sentencias
condenatorias, por ejemplo, o la proporción de sentencias absolutorias
precedidas de medidas cautelares.
A mí, por ejemplo,
entre la información del Poder Judicial, me ha llamado la atención el
porcentaje de personas enjuiciadas que son condenadas. El 72,6% de los
enjuiciados españoles recibe condena, frente al 83% de los extranjeros
(y entre las mujeres enjuiciadas sólo el 56,1% es condenada, frente al
75,7% entre los hombres).
Ahora bien, si yo quisiera
acusar a los jueces de exceso de galantería, puesto que condenan más a
los hombres que a las mujeres, ¿podría usar estos datos?
A mí me parecería chapucero y hasta deshonesto, porque la diferencia de
orden magnitud no permite comparar porcentajes, ya que resultaría,
además de una mentecatez, una falacia. Hablamos de 19.226 hombres frente
a 223 mujeres. Es como comparar el aumento del beneficio, en tanto por
ciento, entre una pipera y Bankia.
Pues algo parecido
me ocurre con estos datos. Partimos de unos axiomas y recogemos datos
sólo para probarlos. Que la Ley de Violencia de Género es muy santa y
muy buena; que no existen denuncias falsas y que, de existir alguna, los
jueces las persiguen de forma implacable o que Toni Cantó es un
botarate (en lo cual quizá estemos todos de acuerdo).
En lo que no estoy de acuerdo es que haya datos que no nos conviene
saber, porque los interpretaríamos equivocadamente. Ni puedo estar de
acuerdo, señora Lissaya, en que un axioma prevalezca sobre la
información disponible y la anule. Ni en que no entender o discutir los
datos sea una ofensa. Ya somos mayores. No necesitamos tanta protección
ni el ver otros ángulos de la cuestión nos convierte en machistas
asesinos.
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