martes, 28 de mayo de 2013

FLACA,¿QUE TE PASA?...ES QUE NO TENES GANAS................

LA PASTILLA QUE SALVARÁ LA MONOGAMIA

La “Viagra femenina”, que se venderá en 2016, tiene un gran problema: funciona


La “Viagra femenina” podría cambiar la vida de millones de mujeres (y hombres). (Corbis)
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Linneah tiene 44 años. Es profesora de primaria en Estados Unidos, está casada, y, al igual que el 15% de las mujeres de entre 20 y 60 años, padece el trastorno de deseo sexual hipoactivo (HSDD, por sus siglas en inglés), una disfunción sexual que le impide mantener relaciones con normalidad, debido a la falta de deseo.
“Hay algo que me impide querer hacerlo. No sé lo que es y no puedo explicártelo”. En estos términos se sinceraba Linneah (un nombre ficticio que ha preferido usar para preservar su anonimato) en una entrevista concedida al periodista Daniel Bergner para su libro What Do Women Want? Adventures in the Science of Female Desire (“¿Qué quieren las mujeres? Aventuras en la ciencia del deseo femenino”, Ecco) que se publicará el mes que viene en EEUU. El libro, cuyo adelanto se publicó el pasado domingo en el New York Times Magazine (donde escribe habitualmente Bergner), explora los entresijos de uno de los mayores retos de la historia reciente de las farmacéuticas: la búsqueda de la “Viagra femenina”.
420 mujeres están participando en los ensayos clínicos, cuyos resultados preliminares son alentadoresHa habido numerosos intentos por encontrar un fármaco que ayudara a las mujeres a recuperar su deseo sexual, pero hasta la fecha todos han fracasado: ya sea por su inocuidad o por sus peligrosos efectos secundarios. Linneah es una de las 420 mujeres que están participando en un nuevo ensayo clínico para testear las píldoras Lybrido y Lybridos, dos nuevos medicamentos hermanos desarrollados por el doctor holandés Adriaan Tuiten, que tienen todas las papeletas para convertirse en las primeras píldoras para despertar el deseo sexual femenino que se vendan en farmacias. Algo que podría ocurrir, si todo va bien, en 2016.
Un problema de origen psicológico y neuronal
Aunque las píldoras como las que está tratando de comercializar el doctor Tuiten reciben el nombre de “Viagra femenina” su fundamento es muy distinto al del exitoso fármaco de Pfizer. La Viagra sólo afecta a los hombres en el plano físico, logrando provocar la erección. Pero eso no basta para solucionar la disfunción sexual en las mujeres, algo que saben bien los farmacéuticos, que han fracasado repetidamente al intentar emular los efectos de la Viagra en mujeres. El problema sexual de ellas no es físico, es psíquico, y su píldora tiene que funcionar en el plano cerebral.
El doctor Tuiten se decidió a desarrollar una píldora que lograra activar el deseo sexual femenino después de que su novia, con la que llevaba saliendo más de diez años, le dejara en las estacada. Empezó entonces a estudiar los mecanismos bioquímicos del amor erótico y llegó a la conclusión de que la “Viagra femenina” sólo funcionaría si lograba provocar el deseo a nivel neuronal.
Las píldoras elevan temporalmente los niveles de dopamina, logrando así que aumente la excitaciónHay varios neurotransmisores que juegan un papel fundamental en el deseo sexual, pero hay dos especialmente importantes: la testosterona, que provoca la segregación de dopamina, y la serotonina, que hace que su presencia disminuya. La clave para un correcto funcionamiento sexual parece residir en un correcto balance de ambos neurotransmisores. Y es en este plano donde tratan de actuar las píldoras del doctor Tuiten que, en resumidas cuentas, sirven para elevar temporalmente los niveles de dopamina, logrando así que aumente la excitación.
Ambas píldoras contienen una cobertura de testosterona, con sabor a menta, pero dentro su composición es distinta. Lybrido contiene un compuesto similar al de la Viagra, que aumenta el flujo sanguíneo en los genitales, algo que ayudaría a la testosterona a aumentar el deseo. Lybridos, por su parte, incluye un compuesto llamado buspirone, una medicina usada originalmente para combatir la ansiedad. Si se toma a diario aumenta los niveles de serotonina, pero, paradójicamente, al tomarla en un primer momento su efecto es el contrario: suprime los niveles de serotonina en el cuerpo, algo que conllevaría a su vez un aumento de la dopamina.
Las raíces psicológicas del deseo
Para desarrollar sus píldoras Tuiten tuvo primero que entender qué causaba la atrofia de la libido femenina, algo que puede ser determinante, además, en su administración, si es que su invento llega a las farmacias. Y no es algo sencillo, en parte porque existe una gran confusión de índole cultural al respecto, en parte porque estamos empezando a darnos cuenta de que toda la investigación que se ha realizado sobre el asunto hasta hace muy poco partía de premisas erróneas.
Las mujeres, sencillamente, se aburren de hacer el amor con la misma personaHay algo en lo que casi todos los científicos están de acuerdo: la falta de deseo en la mujer está directamente relacionada con la monogamia. El psicólogo Dietrich Klusmann, de la Universidad de Hamburgo-Eppendorf (Alemania), realizó uno de los estudios más completos sobre la materia, con la participación de más de 2.500 sujetos. Sus conclusiones eran claras. Al comienzo de una relación los hombres y las mujeres muestran, más o menos, el mismo nivel de deseo. Pero en las mujeres, en un punto situado entre uno y cuatro años tras el inicio de la relación, éste empieza a disminuir, y acaba siendo mucho menor que el del hombre.
Puede haber muchas causas detrás de la ausencia de deseo: la falta de tiempo, la demanda de los niños, el cansancio… Pero, en general, son excusas. Los psicólogos saben bien qué hay detrás de todo esto. Las mujeres, sencillamente, se aburren de hacer el amor con la misma persona.
Salvando “la brecha de la monogamia”
Este fenómeno, bautizado por el doctor Eric Anderson como “la brecha de la monogamia”, es bien conocido por los sexólogos, aunque hay una gran discusión sobre su causa. No en de extrañar que Tuiten haya diseñado el ensayo clínico de sus píldoras para que participen sólo mujeres casadas. El HSDD sólo parece manifestarse en mujeres con relaciones estables y, en la mayoría de casos, desaparece si estas tienen una aventura o comienzan una nueva relación.
El deseo femenino no está programado para ser fielDesde tiempos inmemorables hemos creído que la mujer era, por naturaleza, menos promiscua que el hombre. Una idea que venía muy bien para justificar el machismo imperante en la sociedad, pues permitía condenar, con mayor virulencia, la infidelidad femenina, y aceptar como inevitable la infidelidad masculina. A partir de la segunda década del siglo XX esta idea adquirió además un importante respaldo científico, gracias a lo que se conoce en biología como la teoría de la inversión parental.
Según esta popular teoría evolucionista, defendida hoy en día por numerosos científicos, los hombres son más promiscuos por naturaleza porque su simiente es ilimitada y las consecuencias de tener descendencia mucho menores. Las mujeres, sin embargo, tienen que hacer una inversión mucho mayor respecto a su pareja. Sus óvulos sí tienen límite y, además, deben asegurarse de que su pareja las mantenga protegidas durante la gestación de su bebé y hasta que éste alcance determinada edad. Este mecanismo necesario en los albores de la especie humana habría calado con el tiempo en la especie, haciendo a las mujeres mucho más dependientes de las relaciones monógamas y, por tanto, más fieles.
De un tiempo a esta parte, no obstante, diversos estudios han mostrado que el deseo femenino no está programado para ser fiel. Más bien todo lo contrario. Y es algo que los sexólogos han comprobado desde hace tiempo en su experiencia en las consultas. La libido femenina aumenta con el tiempo y las mujeres alcanzan la madurez sexual hacia los 35 años, pero el deseo, no obstante, se ve afectado por la propia rutina de una relación amorosa. Tal como explicaron las sexólogas Sarah Murray y Robin Milhausen, de la Universidad de Ontario (Canadá), en un estudio publicado en la revista Sex & Marital Therapy, “cuanto más tiempo pasa una mujer en una relación, menos deseo sexual siente”. 
¿Puede un fármaco salvar la monogamia?
Tuiten publicó en marzo los resultados de diversos ensayos preliminares en el Journal of Sexual Medicine. Y son alentadores. Lybrido parece aumentar considerablemente el deseo, y Lybridos, cuyos resultados son más difíciles de compilar, también parece estar funcionando correctamente. Bergner asegura, no obstante, que las píldoras pueden encontrar un obstáculo con el que no contaban: que funcionen demasiado bien.
El impacto de Lybrido podría ser más profundo si cabe que el que ocasionó la píldora anticonceptivaSegún explica en el libro, la industria farmacéutica teme que los resultados del estudio sean tan contundentes que la Food and Drug Administration (FAD), el organismo encargado de dar el visto bueno para su comercialización, rechace su venta ante la preocupación de que la píldora vuelva ninfómanas a las mujeres .
Al margen del posible prejuicio de la FAD, lo que es evidente es que la comercialización de un fármaco de este tipo marcaría un antes y un después en las relaciones sexuales, más profundo si cabe que el que ocasionó la píldora anticonceptiva en los 60. “¿Qué puede significar para las estructuras sociales que las mujeres controlen, con una receta médica, su impulso más primitivo?”, se pregunta Bergner en el libro. “Muchas cuestiones, de índole personal y cultural, podrían necesitar ser renegociadas, calibradas de nuevo, de manera explícita o implícita. El efecto acumulativo de todas estas negociaciones podría tener un profundo impacto, positivo o negativo, dependiendo de cada punto de vista”.

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