“Mujeres indígenas
empoderadas reafirman sus derechos”
Por Silvia
Romanelli
IPS entrevista a VICTORIA
TAULI-CORPUZ, defensora de los derechos indígenas
NACIONES UNIDAS, jun 2013 (IPS) - Las mujeres en distintas partes del mundo están
expuestas a violencia doméstica, sexual y de género, a la explotación económica,
mutilaciones genitales y matrimonio precoz. Pero el riesgo para las que
pertenecen a comunidades aborígenes es especialmente alto.
En ese contexto, la Fundación Tebtebba
defiende los derechos de las comunidades aborígenes y trabaja para la correcta
implementación de la Declaración de las Naciones Unidas
sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.
Victoria Tauli-Corpuz, directora
ejecutiva de la Fundación y presidenta de la Red de Mujeres Indígenas de Asia,
conversó con IPS sobre cómo ellas pueden cuestionar las prácticas
discriminatorias y qué cosas puede hacer la comunidad internacional para
ayudarlas.
Tauli-Corpuz también trabajó como
consultora para el informe: “Breaking the Silence on Violence Against Indigenous
Girls, Adolescents and Young Women” (Rompiendo el silencio sobre la violencia
contra las niñas, las adolescentes y las jóvenes mujeres indígenas), un esfuerzo
conjunto de diferentes agencias de la Organización de las Naciones Unidas
(ONU).
El estudio pretende hacer frente al
“‘silencio estadístico’ respecto de la violencia contra niñas y mujeres
indígenas”.
IPS: En algunas comunidades, el sometimiento de las mujeres a
los hombres y la violencia que sufren se consideran parte de su tradición
cultural. ¿Cómo se puede hacer frente a esa idea?
VICTORIA TAULI-CORPUZ: La
violencia contra mujeres y niñas viola los derechos humanos y no debe tolerarse
de ninguna manera, aun cuando se la califica como “parte de una tradición local”
o como algo “cultural”.
La violencia es una experiencia
individual, aunque hay situaciones en que las mujeres que pertenecen a un
determinado grupo, como las comunidades indígenas, corren un mayor riesgo de
sufrir actos de este tipo debido a coyunturas históricas y actuales de
colonización, dominación, racismo y discriminación.
Si hay prácticas culturales que
promueven la violencia contra las mujeres y las niñas indígenas, es necesario
criticarlas y cambiarlas con severidad.
IPS: ¿Cómo se pueden implementar medidas efectivas contra la
violencia en las comunidades indígenas en las que la jerarquía interna de las
obligaciones familiares y sociales es particularmente
importante?
VTC: Se pueden implementar medidas
efectivas si los organismos estatales y las organizaciones no gubernamentales
dan ciertos pasos.
Pueden ayudar a fortalecer a las
organizaciones indígenas para que atiendan el problema, documentar y registrar
el fenómeno y asistir a los gobiernos locales para que implementen estrategias
culturales y con enfoque de género para manejar estos asuntos y con presupuestos
para que desarrollen programas.
También pueden crear conciencia entre
las poblaciones indígenas (entre autoridades tradicionales y organizaciones
aborígenes) sobre los derechos de mujeres, niños y niñas, así como sobre la
violencia que sufren.
IPS: El colonialismo hizo que algunos pueblos indígenas
internalizaran el racismo y que las mujeres aborígenes aceptaran la violencia.
¿Podría explicar el vínculo entre colonialismo y violencia contra las
indígenas?
VTC: El colonialismo, ligado al
patriarcado, privó a las mujeres indígenas de derechos básicos como ser dueñas y
controlar sus propias tierras, territorios y recursos. Perpetuó el racismo y la
discriminación que sufren a tal punto que algunas niegan su identidad indígena y
tratan de emular las formas de los colonizadores.
Esa es solo una forma en que las
mujeres internalizan su opresión, lo que las coloca en una situación de mayor
vulnerabilidad frente a la trata de personas y a la
prostitución.
El alcoholismo y la drogadicción
también fueron herramientas de los colonizadores para deshumanizar a los
indígenas, y el patriarcado colonial reforzó o promovió el machismo entre los
hombres. Todos estos son factores que explican la violencia que sufren las niñas
y las mujeres indígenas.
Los esfuerzos de los colonizadores por
extraer minerales, petróleo y gas de territorios indígenas también llevaron a
construir enclaves donde los trabajadores vivían y llevaban mujeres
prostituidas.
IPS: A veces, el estado exacerba elementos que generan
violencia contra las mujeres y las niñas, y hasta puede ser él mismo responsable
de perpetrarlas, como políticas discriminatorias o servicios de salud y
educación carentes de perspectiva cultural. En estos casos, ¿qué pueden hacer
las agencias de la ONU?
VTC: La ONU pude ayudar a facilitar
canales u oportunidades para que las mujeres indígenas usen tratados como la
Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la
Mujer o el Comité sobre los Derechos de la Infancia o el Comité de los Derechos
Humanos, para presentar quejas contra políticas discriminatorias y programas
estatales.
El representante especial del
secretario general para violencia contra mujeres, niños y niñas también puede
visitar países donde se denuncian casos de violencia contra poblaciones
indígenas.
Los fondos y las agencias de la ONU,
como el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, ONU Mujeres y el Fondo de
Población de las Naciones Unidas deben asignar más asistencia técnica y
financiera para atender este tema a escala local, regional y
global.
IPS: El informe de la ONU “Breaking the Silence” se basa en la
idea de que la violencia contra las indígenas debe atenderse como un problema
específico, incluido pero diferenciado de la violencia general contra las
mujeres. ¿Se corre el riesgo de etiquetarlas con este enfoque? ¿De qué forma
contribuye a resolver el problema?
VTC: Pedir que la violencia contra las
indígenas se considere un problema específico solo establece el hecho de que si
hay pocos servicios para atender a las mujeres y a las niñas en general, hay aun
menos para las que pertenecen a comunidades aborígenes.
No se corre el riesgo de etiquetarlas.
Solo es una cuestión de nombrar el problema para atenderlo de forma más adecuada
y efectiva.
También permite aclarar que las mujeres
aborígenes, generalmente, no concuerdan con utilizar la cultura o la tradición
para justificar la violencia que padecen y para subrayar que las personas que
con mayor eficacia atienden el problema son ellas mismas que, empoderadas,
reafirman sus derechos en tanto que mujeres e indígenas.
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