domingo, 8 de septiembre de 2013

DEPILARSE EL VELLO PUBICO


"Depilarse toda": ¿por ellos o por nosotras?

Desde hace unos años es moda. De hecho, es tendencia absoluta en todos los salones de belleza. Pero, ¿las mujeres lo hacemos porque nos gusta o a pedido de los hombres? ¿Qué se busca y qué se encuentra en un cavado sin un pelo? De los riesgos a los beneficios, la intimidad de la depilación total de la pelvis y la tira de cola.

gzanguitu@agea.com.ar / t: @gabrielazang
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“Si te depilás toda, gozás más”. O “Ellos lo prefieren sin un pelo”. O “Ni loca lo hagas, es muy peligroso”. O… Muchos son los mitos que rodean a un pubis absolutamente depilado. Lo cierto es que es “la” tendencia de belleza íntima de este siglo, una norma que se ha establecido entre las mujeres que no dudan a la hora de acostarse en la camilla del centro de belleza. Y ya no se trata de “recortar” o sólo prolijar: ahora la misión es dejar nuestra intimidad casi al descubierto, totalmente despojada de ese vello que pocas décadas atrás reflejaba la feminidad absoluta, el verdadero ser mujer.

“Por algo está”, decía la abuela
El vello púbico aparece en la maduración púber debido a la influencia de andrógenos y estrógenos y forma parte de los caracteres sexuales externos. “Se cree que su origen se remonta al desarrollo, cuando el hombre tuvo que caminar erguido y éste ‘señalaba’ el área genital”, explica el doctor Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo. Otras teorías sostienen que servía para calentar la zona cuando no se empleaban más que algunas pieles para vestir o que mostraban una parte del cuerpo que podía resultar excitante para los otros.
Desde el punto de vista ginecológico, “sirve para amortiguar el impacto de golpes o fricciones sobre el pubis protegiendo, así, a los genitales externos y también impide que la transpiración o el agua que corre por el cuerpo impacte directamente en ellos”, detalla la ginecóloga Sandra Magirena. Y agrega: “El vello forma una malla protectora al ingreso de gérmenes u otras secreciones, por ejemplo, la contaminación de materia fecal a la vagina”.
Pero el dato más interesante está por venir. “En la base de los pelos ondulados se encuentran glándulas sebáceas que humectan la zona y segregan feromonas, sustancias que estimulan el deseo sexual masculino excitando los terminales nerviosos del órgano vomero nasal, una estructura  del cerebro primitivo ligada al olfato y al estímulo sexual  -sobre todo- en los hombres”, dice Magirena.
A la hora de hablar de los riesgos, mucho se dice y poco se sabe. Según la ginecóloga, “En general no hay inconvenientes serios, salvo el efecto de irritación por calor sobre la piel o alergia a la cera que pueda producirse”.

Depilame, depilate: de la bikini a ¿nuestro? placer sexual
Al principio, hacer “el cavado” sólo buscaba eliminar los pelos de las ingles para evitar que asomaran –antiestéticos y desagradables- por debajo de la tanga o de la malla. Hoy, “el 85 por cierto de las mujeres que se atienden se depila la pelvis completa y se hace la tira de cola”, cuenta la esteticista Viviana Ayllón.
Y es ahí, recostadas sobre la camilla y sin bombacha, cuando nos enfrentamos a las verdaderas razones por las que decidimos volver a ser “como nenas de 8 años”.
De la boca para afuera, y según Ayllón, “la mayoría de las chicas dice que lo hace por higiene, porque se sienten limpias, frescas y seguras. Sólo algunas pocas insinúan que lo hacen a pedido de sus parejas”.
Y llegamos a la cuestión: nuestra imagen frente al espejo (y frente a ellos). Depilarnos el cavado ya no es un simple acto de belleza, no sólo buscamos eliminar los pelos para que no se vean debajo de la bikini, buscamos volver a ser chicas, lampiñas y con la piel suavecita. ¿Por qué? La “leyenda urbana” afirma que no tener vello colabora con nuestro placer sexual, sin embargo, la doctora Magirena lo descarta de plano: “es un mito, tiene que ver con la cultura y las modas y no con el goce”.

Belleza siglo XXI   
Eso que pocas murmuran es, en general, la verdad: a los hombres los fascina un pubis “infantil”. Pero no siempre les gustó. En su libro “La defensa del pelo. Contra la dictadura de la depilación íntima”, citado por blog "Bastadesexismo", el periodista Stephane Rose sostiene que esta tendencia se originó con la democratización de Internet que acarreó, a su vez, la democratización de la pornografía. "Desde el principio de los años 2000, la depilación íntima ya no es una cuestión de moda, y mucho menos de elección o de libre albedrío: una mayoría de mujeres ya no son dueñas de sus pelos púbicos y los depilan dócilmente (…) sin cuestionar el sentido de su gesto".
Y si volvemos a las causas, sólo basta ver la presentación de una película porno para descubrir que, entre tanta pelvis completamente depilada, “las peludas” son una categoría especial, minoritaria y fetichista. Ese, absolutamente limpio y despojado, es el modelo que los hombres pretenden imitar en sus camas.
Entonces,  ¿qué buscamos nosotras y qué encuentran ellos al vernos “como nenas”? El doctor Ghedin no cree “que la zona lampiña produzca en los hombres adultos fantasías de estar con una mujer más joven", pero sí cree que "se sienten halagados por lo que la mujer les ofrece, como si ellas hubieran -ex profeso- preparado la zona para estar con ellos”.
A diferencia, para Magirena, “La sexualidad ha cambiado bastante, hay una pérdida de la intimidad, todo se expone. Es más importante el ‘cómo me ven’ que el ‘cómo me siento’. Yo pienso que estos comportamientos son un poco regresivos, creo que  verse toda depilada es algo infantil y el sexo compartido y placentero es cosa de adultos. Sabiendo que son más las mujeres las que se rasuran todas, pensar que un hombre se excita con un pubis aniñado suena bastante perverso”.

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