domingo, 27 de julio de 2014

ESTE ES SU PAIS MUJERES ,UDS.NOS PAREN,UDS NOS EDUCAN,UDS,VOTAN Y ELIJEN.....

Terror sexual patrocinado por el Ministerio del Interior

Sus recomendaciones para evitar una violación se centran en limitar la autonomía de las mujeres 
La mayoría de agresiones sexuales las cometen conocidos, pero estas formas de violencia se mantienen normalizadas o silenciadas
.La gran mayoria de las profesoras son mujeres?
Que enseñan?
Nuestra compañera Sofía A. encontró un apartado en la web del Ministerio de Interior que contiene nueve recomendaciones para prevenir la violación. Obviamente (aunque no debería parecernos obvio),todas van dirigidas a las mujeres, naturalizándolas como víctimas potenciales. Las propuestas se basan en decirnos qué no debemos hacer (autoestop, pasear por calles solitarias, usar el ascensor cuando van desconocidos ¿hombres?...) y con qué precauciones debemos vivir. Implica vivir con un grado de paranoia considerable: propone cosas como mantener encendidas varias luces de la casa para fingir que no vivimos solas.
Mediante el feminismo aprendí que a esto se le llamaterror sexual, que enseñarnos a las mujeres a vivir con miedo a que nos violen (y sin cuestionar ese miedo ni aprender a defendernos) es una forma demantenernos domesticadas. 
Hablé de ello en el nº2 de la revista Cuadernos de eldiario.es, en forma de reportaje:

No vayas sola, te puede pasar algo

Efectivamente, el consejo número 9 del Ministerio del Interior dice así: "Ante un intento de violación, trate de huir y pedir socorro. Si no puede escapar, procure entablar conversación con el presunto violador con objeto de disuadirle y ganar tiempo en espera de una circunstancia que pueda favorecer la llegada de auxilio o permitir su huida. Todo ello, mientras observa los rasgos físicos de su agresor, en la medida de lo posible".
¿Procure entablar conversación? Esa sugerencia nos ha dejado estupefactas a más de una, como una lectora de Pikara, Ana Cuervo Pollán, que nos ha mandado un encendido artículo en el que critica el decálogo por paternalista y por meter miedo a las mujeres, y se dirige al señor ministro:

¿De qué se habla con un violador?

Con la última frase, Cuervo se refiere a la recomendación de poner solo la inicial, no el nombre de pila, en el buzón, para disimular que soy una mujer que vive sola: "Desde luego, cuando viva sola no tengo ninguna intención a renunciar a mi nombre. Porque todas las medidas dadas se resumen en eso: en que renunciemos a nuestra propia identidad y autonomía. En depender de un acompañante, de alguien que nos proteja y nos cuide a nosotras, criaturas vulnerables, frágiles e indefensas… Pues no me da la gana."
En una sociedad en la que la violencia machista está a la orden del día, si las instituciones no promueven la autodefensa entre las mujeres, es porque nos prefieren indefensas, frágiles, aterrorizadas, sin más estrategias que esperar a que alguien venga a salvarnos. De eso nos habló Maitena Monroy, formadora de autodefensa feminista, en una entrevista que le hizo Itziar Abad:

"No te preocupes, cariño; ya estoy yo aquí para salvarte"

En los talleres de autodefensa feminista, una aprende que la mayor parte de las agresiones sexuales no las cometen desconocidos por la calle . Las instituciones prefieren alimentar el fantasma del violador aterrador que nos va a asaltar en plena noche en vez de hablarnos de violencia sexual en el contexto de la pareja; de amantes que imponen prácticas sexuales o que se niegan a aceptar un no; de padres, padrastros, tíos, abuelos, profesores o curas abusadores de menores; de compañeros de militancia aparentemente pro-feministas que nos tocan el culo cuando se emborrachan y nos llaman frígidas cuando les decimos que no; de hombres con poder que nos acosan sexualmente en el trabajo... A la vez que se sobredimensiona una forma determinada de violencia sexual, se naturalizan e invisibilizan esas actitudes machistas cotidianas que coartan nuestra libertad sexual, que minan nuestra autonomía, nuestra capacidad de disfrutar de nuestra sexualidad y de defender nuestro placer.  
La otra cara de naturalizar que las mujeres somos víctimas potenciales de violencia sexual es señalar a los hombres como agresores potenciales. A aquellos que nos acusan a las feministas de misándricas no parece indignarles que en el imaginario colectivo la sexualidad masculina se muestre como salvaje, incontrolable y peligrosa. Pensemos en series de televisión como 'Breaking Bad', 'Scandal' o 'Homeland'; en las tres, los protagonistas intentan abusar sexualmente de sus esposas o amantes. 
Así que retomo la pregunta de Pol Galofre: "¿Hay más chicos a los que les moleste esta posición [de agresor potencial]? Puede que no sea esta la pregunta… ¿Hay más chicos que se den cuenta de que les han puesto en esta posición? ¿De los motivos por los que están en esta posición? ¿Y eso no nos hace saltar alarmas colectivamente?"
¿Alguna vez pensará alguna institución en enseñar a los hombres a no violar, no acosar, no atentar de ninguna forma contra la libertad sexual de las mujeres? Tomen nota de la campaña This is not an invitation to rape me, traducida por Escéptica.

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