viernes, 11 de julio de 2014

LUIS SUAREZ NO FUE EL PRIMERO


Gran Dolina, canibalismo .




Nuestros colegas del Equipo de Investigación de Atapuerca (EIA), Yolanda Martínez, Carlos Díez y Jordi Rosell, se dieron cuenta en seguida de que los primeros restos de Homo antecessor que descubrimos estaban canibalizados, pues se observaban marcas de corte y fracturas sospechosas, de aquellas que sólo se pueden producir por la acción de otros humanos. El estudio posterior no hizo nada más que apoyar la visión de campo que ya se había establecido con anterioridad. La antropofagia deja tras de si un rastro de información que puede ser capturada por los científicos. Así se publico enScience en 1996.
La evisceración, el despiece, la descarnación y la fragmentación que tiene lugar con la depredación de otros congéneres por parte de los homínidos deja unas huellas inconfundibles, que los expertos en tafonomía son capaces de reconocer, dada la singularidad del impacto que se registra en la superficie de los restos anatómicos canibalizados.
Mandíbula de Homo antecessor
Mandíbula de Homo antecessor con marcas de corte / IPHES
Las marcas de corte dejadas sobre los huesos por las herramientas de talla, normalmente lascas de silex o cuarcita, con filos diedros en el yacimiento de la Gran Dolina, como ocurre en otros yacimientos donde se ha practicado el canibalismo, se caracterizan por la forma en uve, mientras que las trazas dejadas por depredadores humanos suelen ser en forma de ú. Examinadas al microscopio electrónico las evidencias fueron del todo confirmadas, pues una gran parte de los restos esqueléticos analizados presentaban marcas que coincidían con la morfología que hemos descrito.
Además, estos impactos tienen lugar en zonas concretas del esqueleto y de manera sistemática. La intencionalidad es, sobretodo, cortar ligamentos, romper articulaciones y tener acceso a lugares anatómicos que directamente con la boca se hace difícil. No tan sólo existen estas marcas debido a la acción de cortar, sino que hay algunas relacionadas con la limpieza de tejido y con el levantamiento del periostio.
Diversas huellas
La percusión con martillos de piedra también se realiza para poder acceder al tuétano, que se encuentra en el interior de los huesos largos, y al interior de la bóveda craneal. El impacto sobre estas superficies deja una serie de esquirlas características de esta acción que también son reconocibles.
Finalmente, la acción de la dentición humana sobre los cadáveres deja una huella singular que no producen otros omnívoros ni carnívoros. De todo ello se puede inferir el comportamiento caníbal practicado por Homo antecessor al final del Pleistoceno inferior.
Todo este espectro de actividad se ha registrado en el estrato Aurora del nivel 6 de la Gran Dolina. Cuando se descubrió, este yacimiento era el de cronología más antigua en la historia de la evolución humana.

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