miércoles, 15 de octubre de 2014

Deseo, Excitación, Orgasmo…¿Cómo es la respuesta sexual de hombres y mujeres en el laboratorio?

Mucho se ha especulado sobre las similitudes y diferencias entre la respuesta sexual de hombres y mujeres. Algunos medios de comunicación han querido enfatizar las diferencias y soslayar las similitudes, sin embargo, estas últimas son más marcadas de lo que se cree. No obstante, es preciso conocer también las diferencias para poder construir una sexualidad satisfactoria sobre la base de la comprensión del funcionamiento habitual. Si bien ambos sexos manifiestan un deseo y excitación muy similar antes del orgasmo, las diferencias más llamativas se producen después del orgasmo. Aunque en los dos desciende dramáticamente la temperatura genital, en los hombres decrece también el deseo y la excitación, mientras que en las mujeres, sorprendentemente, se mantienen ambos tras el orgasmo.


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            El estudio, llevado a cabo en una universidad canadiense, pretendía explorar los resultados que los archiconocidos Masters y Johnson (en quienes se inspira la serie “Masters of Sex”) ya encontraron en los años sesenta.  Estos autores observaron que el orgasmo sucede tras un pico de excitación sexual fisiológica y que involucraba contracciones rítmicas involuntarias de la musculatura pélvica en ambos sexos. A pesar de esta equivalencia en hombres y mujeres, también hallaron algunas diferencias entre ellos: los hombres experimentaban el orgasmo y la eyaculación a la vez; tras el orgasmo, los hombres mostraban una resolución de la excitación genital y un “periodo refractario”, durante el cual no podían tener erección y orgasmos de nuevo. En cuanto a las mujeres, su excitación genital después de orgasmo era variable, pudiendo disminuir rápidamente (como en el caso de los hombres) o mantenerse elevada, además de poder experimentar más de un orgasmo. Sin embargo, hasta este punto, se desconocía en qué medida esto ocurría debido a un mantenimiento de la excitación sexual o a una menor saciedad (menor disminución del deseo sexual) o a ambas.
            Otro aspecto a comprobar es el hallazgo de autores previos sobre que ambos sexos evaluaban como más placenteros los orgasmos obtenidos en pareja que los obtenidos mediante autoestimulación. En este punto también se especulaba acerca de las razones de este resultado: ¿se debía a una percepción general más positiva de la actividad en pareja o a otros mecanismos, como una mayor acumulación de deseo?
            Para abundar en estas cuestiones, Paterson y colaboradores realizaron un estudio con 38 mujeres y 38 hombres. Se evaluaron varios aspectos: la excitación sexual fisiológica (temperatura genital), la excitación sexual subjetiva y el deseo. Estas medidas se tomaron en la línea de base (antes de la masturbación), durante la masturbación a punto de tener el orgasmo, inmediatamente después y a los 15 minutos después del orgasmo. Ambos sexos se masturbaron, tanto en casa, como en el laboratorio.
            Los datos confirmaron algunos de los hallados por autores previos, pero también revelaron resultados inesperados. Por ejemplo, en contra de lo esperado respecto a la masturbación en casa o en el laboratorio, no hubo diferencias significativas entre el placer obtenido durante la masturbación en uno y otro lugar. Este resultado apoya las investigaciones que se realizan en el laboratorio, a pesar de ser a menudo criticadas por su falta de naturalidad. Obviamente, lo que sí fue diferente en ambos lugares fue la relajación tras la masturbación, siendo mayor en casa que en el laboratorio.
            Respecto a las similitudes entre ambos sexos: todas las medidas tomadas crecieron hacia la llegada del orgasmo. Sin embargo, los hombres manifestaron un mayor placer, intensidad y satisfacción con el orgasmo que las mujeres. Los autores del artículo discuten que este resultado puede estar sesgado por la diferente educación sexual que reciben ambos sexos, siendo más restrictiva en las mujeres. De hecho, en nuestra sociedad es frecuente que los hombres revelen masturbarse, al menos con sus amigos; mientras que continúa estando peor visto en las mujeres. Por esta razón, las participantes del estudio pueden haberse encontrado coartadas a la hora de evaluar el placer que han sentido durante la masturbación.
            En cuanto a las diferencias entre hombres y mujeres, la excitación sexual subjetiva y el deseo decrecieron más rápidamente tras el orgasmo en hombres que en mujeres. La temperatura genital disminuyó muy poco en los hombres tras el orgasmo y significativamente después del orgasmo y a los 15 minutos, sin embargo, permaneció elevada en mujeres. Del mismo modo, más hombres que mujeres mostraron resolución de la excitación sexual subjetiva  y saciedad (disminución del deseo sexual) inmediatamente y a los 15 minutos tras el orgasmo. Esta puede ser la razón por la que las mujeres pueden obtener más orgasmos tras el primero, mientras que los hombres tienen que esperar durante el “periodo refractario”. Sin embargo, la saciedad sexual fue similar para ambos grupos al final del periodo de 15 minutos de descanso.
            No obstante, el hecho de que la fase de resolución tras el orgasmo sea diferente en hombres y mujeres, no implica que sea absolutamente igual en todos los hombres y mujeres o que no se pueda entrenar esta circunstancia en otra dirección. De hecho, una parte de la tradición tántrica tiene métodos para que, por ejemplo, los hombres aprendan a separar la eyaculación del orgasmo y poder alcanzar más de uno. Desde esta tradición también se explicaría por qué prefieren la estimulación en pareja a la autoestimulación, dado que habitualmente en pareja se acumula más deseo sexual que durante la masturbación.

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