martes, 11 de noviembre de 2014

NO HIZO FALTA NI POLICIA NI SICOANALISTA NI RECOMPENSA,SOLO HUMANIDAD


Hacerse cargo

    Nicole Sessarego era chilena. Estudiaba acá. Tenía apenas 21 años cuando en julio pasado la asesinaron en Almagro. Cámaras de seguridad la registraron camino a su casa, por última vez con vida. Y a una especie de fantasma detrás suyo: el asesino.

    El crimen era un misterio hasta que la hermana de Lucas Azcona, de la misma edad que Nicole, creyó reconocerlo en el video difundido por TV. Lo habló con su papá y su papá habló con Lucas. El sábado a la noche lo entregaron a la policía.

    Es estremecedor ver y oír otro video, en el que el papá de Lucas llora contando la situación a la que se vio sometido. El dolor condensado en la voz: “No puedo creer que mi hijo sea el que hizo esto. Era mi bebé, lo tuve en brazos, quiero pedir perdón a la madre de Nicole”. El recuerdo de haber tenido a ese, su hijo, en brazos y de concebirlo ahora como un asesino. Todo se une en una sola palabra: calvario.

    Los padres de Lucas se separaron. La mamá regresó al Chaco. Lucas fue con ella y a los 10, con problemas de conducta, volvió para vivir con el papá. Ahora vivía con su abuelo. ¿Cuánto sabía su padre de él? Mucho seguramente y también poco y nada. Su padre dice que era pacífico y que no fumaba ni se drogaba. Pero mató.

    Como ocurre en toda familia, hay historias allí entre ese padre y ese hijo que ignoramos y no puede ser de otra manera. Los hijos son nuestro espejo y también son ellos mismos. Los padres perdemos muchas veces la gobernabilidad de los hijos.

    ¿Qué le pasó al papá de Lucas cuando lo vio en el video? Seguramente pensó en su propia ética y en lo que ella permite. Y tomó esa decisión tremenda de denunciarlo. El chico debe ir preso para entender que lo que hizo está mal.

    En Relatos Salvajes hay un caso semejante y diferente. Una contracara. El hijo de un millonario atropella y mata con el auto a una mujer embarazada y huye. El padre inventa una coartada: el jardinero se acusará a sí mismo por plata. No se inmola, no hace justicia, no entrega al hijo.

    Como en la película es posible ocultar. También es posible aceptar que lo que hizo un hijo merece una pena. Acomodar la realidad o acomodar a nuestro hijo para que entienda la realidad.

    Hay dos familias demolidas. La madre de Nicole perdió a su hija y el padre de Lucas también perdió el suyo, aunque de otro modo. La madre se lo agradeció: “su dolor debe ser tan terrible como el mío”. Deberíamos agradecérselo todos.

    Antes de ir preso, Lucas quiso cortarse las venas y con un cuchillo tajeó en su brazo: “Papá, te amo”. Esa sangre de Lucas es la misma sangre que la de su padre. Y siguen juntos aunque estén separados.

    No hay comentarios: