El día que científicos suizos crearon fantasmas en su laboratorio
Un estudio sugiere la forma en la que el cerebro humano provoca la sensación de presencias extrañas a nuestro alrededor
Víctor Frankenstein,
aquel doctor que soñó con crear la vida, ha sido durante muchos años el
arquetipo del científico loco, obsesionado por llevar la ciencia un
poco más allá. En el otro lado de la balanza se encuentran los
investigadores que tratan de encontrar respuestas para muchas cuestiones
que hasta ahora carecían de ellas.
En este último grupo podemos encuadrar a un grupo de científicos de la Universidad de Lausana, que, encabezado por Olaf Blanke,
asegura haber descubierto por qué muchas personas parecen sentir
presencias extrañas a su alrededor. Para ello, tal y como cuenta Marcos
Zuberoa en el blog «FayerWayer», no han dudado en crear un fantasma en su laboratorio.
Blanke estaba convencido de que esa sensación,
experimentada tanto por alpinistas, exploradores, supervivientes de
catástrofes o personas que han perdido a un ser querido, como por
pacientes que sufren trastornos neurológicos o psiquiátricos, se debía a
una confusión del cerebro en el momento de percibir el origen de las
señales enviadas por los sentidos.
Para demostrarlo, diseñó un experimento en el que pacientes
con dolencias como epilepsia o migraña y los ojos vendados debían mover
un brazo sujeto a un pequeño robot a través del dedo índice. Otro brazo
mecánico, situado detrás del sujeto, reproducía ese movimiento, dándole pequeños golpes en la espalda.
Los ejercicios mostraron que cuando los movimientos de
ambos robots eran simultáneos, no ocurría nada extraño. Sin embargo, si
los movimientos estaban separados por al menos medio segundo, pasados
tan solo tres minutos, los voluntarios tenían la sensación de que
alguien había vuelto a tocarles la espalda, aunque realmente no había
sido así.
La sensación fantasmal fue tan intensa que dos voluntarios
se sintieron tan incómodos con la prueba que pidieron abandonarla.
Algunos de los participantes en el estudio, que no conocían su objetivo,
llegaron a afirmar haber notado la presencia de hasta cuatro espíritus a su lado mientras se desarrollaba el experimento.
De acuerdo con sus responsables, este estudio demostraría
que los fantasmas o sensaciones de presencia pueden surgir cuando el
cerebro confunde las señales que recibe, por lo que crea una segunda
representación del propio cuerpo que ya no se percibe como un «yo», sino como «otro».
Aunque ayude a explicar un fenómeno que se da en muchas culturas, el verdadero objetivo de la investigación es comprender mejor algunos de los síntomas de los pacientes que sufren esquizofrenia, que suelen experimentar alucinaciones asociadas a la presencia de entidades extrañas de las que pueden oír sus voces y sentir sus acciones, aunque no verlas.
Probablemente, este experimento no contribuirá a que nadie
deje de creer en fantasmas. Para la ciencia, en cambio, puede suponer un
gran paso para seguir comprendiendo cómo funciona el complicado cerebro
humano.
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