miércoles, 23 de septiembre de 2015

TRABAJAMOS CON EL LADO DERECHO,PERO PENSAMOS CON LA PARTE IZQUIERDA


Estudian la lateralidad de los humanos del paleolítico

Cómo conocer la mente humana a través de la piedra

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La lateralidad está relacionada con la forma de organización del cerebro humano y asigna roles distintos a cada una de las extremidades al realizar una tarea determinada. Una investigación de la Universidad del País Vasco ha estudiado su origen y desarrollo para comprender mejor la organización cerebral y sus asimetrías, y saber cómo han evolucionado estas a lo largo de la historia.
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El estudio de las lascas de sílex que producían nuestros antepasados puede establecer si eran zurdos o diestros. / UPV
La lateralidad es la preferencia de los humanos por un lado de nuestro cuerpo; ser zurdo o diestro, por ejemplo, o usar preferentemente determinado ojo u oído. En opinión del geólogo y primatólogo Eder Domínguez-Ballesteros de la Universidad del País Vasco, “el comportamiento lateralizado humano ha podido tener algún tipo de reflejo en sus productos tecnológicos, especialmente en sus manufacturas. Por otra parte, la talla lítica –inherente a nuestro género desde los primeros estadios de su evolución– es una excelente fuente de información para el estudio del proceso de lateralización de los humanos”.
“El comportamiento lateralizado humano ha podido tener algún tipo de reflejo en sus productos tecnológicos, especialmente en sus manufacturas", afirma Domínguez-Ballesteros
Una investigación liderada por Domínguez-Ballesteros ha analizado las lascas, que pueden ser producto de una talla lítica, un resto, o un soporte para fabricar un útil. "Nosotros nos fijamos en el talón de la lasca, que es donde queda preservada una parte de la plataforma de percusión. Las fracturas que aparecen en dicha plataforma se orientan en función de la dirección del impacto del percutor en aquella. Una vez que se conoce la dirección del impacto, se puede saber si se ha hecho con la mano izquierda o con la derecha, con un alto grado de fiabilidad”, explica el investigador.
“Un tallista, sea zurdo o diestro, para impactar en un mismo punto del núcleo, tiene que girarlo, para colocárselo en un lado o en otro. El ángulo con el que inciden con el percutor tanto el diestro como el zurdo sería el mismo, pero en dirección exactamente opuesta”, continúa el investigador, quien añade: “El núcleo es el fragmento de materia prima del que se extraen las lascas, y la plataforma de percusión, la superficie donde es golpeado el núcleo”.
Una lasca, un tallista
Los primeros trabajos orientados a determinar la lateralidad humana a través de las lascas –producto de la talla lítica de nuestros antepasados– fueron efectuados por Toth en 1985. Según este investigador, un tallista diestro giraría el núcleo, a medida que fuera extrayendo lascas, en sentido dextrógiro (en el mismo sentido que las agujas del reloj), mientras que un tallista zurdo lo haría en sentido contrario (levógiro). Investigaciones posteriores (Patterson y Sollberg) probaron, sin embargo, que un tallista zurdo puede producir cierto número de lascas diestras, y viceversa.
Proponen un método que permite relacionar cada lasca individual con la lateralidad del tallista que la produjo
Más tarde, Rugg y Mullane estudiaron la orientación del cono de percusión de la lasca, y la relacionaron con la dirección del ángulo de percusión; sin embargo, Bargalló y Mosquera demostraron que el método de Rugg y Mullane, por sí solo, no permite determinar la lateralidad del tallista. Domínguez-Ballesteros y Álvaro Arrizabalaga, por último, proponen un método que permite relacionar cada lasca individual con la lateralidad del tallista que la produjo, sin necesidad de contar con varia lascas elaboradas por un mismo tallista. Se trata, por tanto, de un método extensivo, que puede aplicarse a lo largo de diferentes periodos del registro arqueológico.
Referencias bibliográficas
E. Dominguez-Ballesteros, Á. Arrizabalaga, 2014. Laterality in the first Neolithic and Chalcolithic farming communities in northern Iberia. Laterality, 20, 371–387.

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