jueves, 5 de octubre de 2017

 último Premio Nobel de Medicina

La existencia de un reloj biológico, que vincula el bienestar del organismo humano con las horas del día, revela el peligro detrás del estilo de vida de millones de personas que descartaron un régimen del día normal a favor de uno inestable, subraya el periódico sueco Svenska Dagbladet.
Los autores de los estudios de los ritmos circadianos, Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash y Michael W. Young, galardonados con el Nobel de Medicina de este año, describieron el proceso de adaptación evolucionaria de los seres vivos —humanos incluidos— para el ciclo de día y de noche, explica el autor del artículo, Henrik Ennart.
"La vida se regía por este cambio de días. Nuestros antecesores se acostaban cuando se iba el sol y se despertaban al amanecer. Hasta hoy en día. Ahora, nos trasnochamos en las redes sociales, trabajando y comiendo a cualquier hora", sostiene el autor.
Actualmente, se conocen las consecuencias del sueño irregular de los trabajadores de turnos nocturnos: este horario puede causar cáncer, diabetes, hipertensión y hasta trastornos mentales, entre otros efectos. Pero es difícil dar un paso atrás: "apenas se puede encontrar a alguien que quiera acostarse a las siete de la tarde". La sociedad, el mercado laboral y el modo de vida contemporáneo no se corresponden con el reloj biológico.
Para contrarrestar los efectos negativos, es importante tratar de vivir al mismo ritmo que su cuerpo, señala Ennart, en particular, "en harmonía con la luz del día".
"Es probable que regular su vida con estos principios vaya en contra de la época que se vive en el 2017. Es una lástima, al menos para la salud", concluye el autor.

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