lunes, 15 de octubre de 2018

AL CONTRATAQUE
Estudiantes de la escuela de Bellas Artes Rogelio Yrurtia se manifiestan a favor de la desplenalización del aborto en Buenos Aires.
Najat El Hachmi

El sicario que llevas dentro

La piedad es siempre para los seres futuros, imaginados, nunca para las mujeres que sufren la violencia de ser convertidas en madres en contra de su voluntad

Estaba decidida a dejarlo. Ahora sí, ya no podía más. Las peleas, las amenazas, el control obsesivo. Que si a dónde iba, que si con quién, que si por qué volvía media hora después de salir del trabajo. Ahora se había dado cuenta, que así no se podía vivir, ahora daría el paso. Hasta que, unos días más tarde, se dio cuenta: estaba embarazada. Y no le extrañaba. No quería tomar las pastillas que la dejaban medio muerta aunque el ginecólogo negara los efectos secundarios y a él le gustaba jugar, arriesgarse hasta el último momento. Ten cuidado, había insistido, pero, como siempre, contestó que controlaba. Esto fue después de la última pelea, cuando le había dicho que lo dejaba. La reconciliación fue efusiva y ahora se culpaba por no haber estado al tanto, por no insistir en tomar las precauciones pertinentes. En el momento de las pieles estremeciéndose, de los cuerpos enredados, ella no hubiera tenido que ceder. Solo un segundo, te prometo que controlo. Y en el brillo de sus pupilas había leído la promesa ahora cumplida: te haré un hijo y así no me dejarás. O te costará mucho más dejarme.
Hay muchas razones per las que una mujer se queda embarazada sin quererlo. Los métodos anticonceptivos son eficaces pero no infalibles, las situaciones son variadas. Las personas también. Hay mujeres despistadas, distraídas o alegres que no tienen derecho alguno a ser ni despistadas ni distraídas ni alegres. Ellas siempre pagaran un precio infinitamente mayor que sus compañeros de cópula. Es de ella de quien se esperan las explicaciones y las conductas ejemplares en tanto que madre de un ser invisible que la acaba de colonizar como si de un alien se tratara. Nadie pedirá explicaciones al padre. No le echarán la bronca: ¿es que no sabes lo que es un preservativo o qué? Si hay embarazo las consecuencias, a pesar de la leyes, a pesar de los deberes de patria potestad, recaerán más en ella que en él.

La compasión es para el nonato en proyecto, nunca para la mujer viva que tiene que decidir si seguir o no con la gestación, nunca para la difícil situación de tener que pasar por el mal trago de abortar, nunca para las circunstancias adversas que la adulta tiene que afrontar en caso de decantarse por traer una nueva criatura al mundo. La piedad es siempre para los seres futuros, imaginados, nunca para las mujeres que sufren la violencia de ser convertidas en madres en contra de su voluntad, que son esclavizadas una y otra vez por el destino biológico de la maternidad. El mundo debe estar girando hacia atrás o nunca se ha movido de donde estaba cuando un Papa aparentemente abierto a entender cierto malestar no solo no dedique ni una palabra de compasión a quienes han tenido la desgracia de nacer con matriz sino que encima las trate de sicarias.

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